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Ajuste por decreto    

No ha pasado una semana de la asunción de Macri y ya ha mostrado la hilacha: se trata de un gobierno antidemocrático, antiobrero y antipopular con pocos antecedentes en los últimos 30 años.   

Los hechos salientes han sido la reunión con los gobernadores para adelantarles el ajuste que se venía (“ahora somos socios”, les dijo Macri), el regalo a los capitalistas agrarios del levantamiento de las retenciones, el discurso antiobrero en la fiesta anual de los empresarios (denunció el “ausentismo” y la “excesiva conflictividad sindical”), el nombramiento por decreto de dos integrantes de la CSJ, la declaración de la “emergencia energética” (un taparrabos para eliminar los subsidios a la luz y el gas a partir del 1ª de enero) y, como frutilla del postre, la devaluación de la moneda que está efectivizándose a estas horas del orden del 50%: ¡medidas tomadas con un autoritarismo que denota el intento de Macri de erigirse en una suerte de “nuevo monarca” del país!  

 

Gobernando por decreto   

 

Una prueba de este autoritarismo es el nombramiento de los nuevos jueces de la Corte. Resulta que apelando a un viejo artículo de la Constitución Nacional (que permite nombrar “empleados” del Poder Ejecutivo –por ejemplo, los embajadores en otros países- hasta tanto estos sean ratificados por el Congreso), Macri nombró dos nuevos integrantes de la Corte.

La medida supone un mamarracho antidemocrático porque cuando se trata de integrantes de la Corte Suprema de Justicia, no puede tratarse de “empleados” del Poder Ejecutivo: ¡se supone que el Poder Judicial es un poder independiente que hace parte de la división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial)!

La cuestión ha dado lugar a diversas opiniones, la inmensa mayoría en contra de Macri: ¡hasta el archireaccionario diario La Nación, que el día después del balotaje había editorializado en favor de la dictadura militar, ha exigido que se anule este decreto y se convoque a extraordinarias para designar a estos jueces! Incluso constitucionalistas fervientemente opositores del anterior gobierno han afirmado que “ni siquiera Cristina se había atrevido a tanto”.

El fondo de la cuestión va más allá de estos nombramientos: desde 1983 ninguno de los gobiernos constitucionales se había salteado convocar a sesiones extraordinarias. Es que todo gobierno que inicia necesita de nuevas leyes. Y las leyes se votan en el Congreso; son atribución de este poder. Pero resulta ser que Macri pretende dar la espalda a la división de poderes, atribuyéndose la potestad de legislar vía “decretos de necesidad y urgencia”, esquivando la convocatoria a extraordinarias.

Alfonsín, De la Rúa y Cristina convocaron a extraordinarias. Si Menem y Néstor Kirchner no lo hicieron, fue sencillamente porque cuando asumieron estaban vigentes las sesiones ordinarias. Macri rompe ahora con estos antecedentes y tomando un camino autoritario, se ha dispuesto a gobernar 80 días por decreto.

En el fondo, este “gobierno a los decretazos” conviene tanto al macrismo como al Frente para Victoria. Macri se saltea el Congreso de manera tal de tener vía libre por tres meses para imponer las medidas más reaccionarias sin molestas negociaciones en un recinto en el que está en minoría. Por su parte, el peronismo se evita los dolores de cabeza de tener que aprobar medidas antipopulares pudiendo jugar así el juego de “oposición de su majestad”: sin tomar responsabilidad sobre las mismas, al tiempo que actúa como garante de la gobernabilidad. El rol de una oposición patronal normal: ¡denunciar de palabra a Macri mientras no mueve un dedo para frenar las medidas antipopulares!      

La resultante es la de un gobierno electo por el voto popular, que se coloca por encima de los mecanismos constitucionales, ejerciendo el poder de manera tal de desentenderse del “control” siquiera de esa cueva de bandidos que es el parlamento patronal.

 

Una brutal transferencia de recursos en beneficio de los capitalistas  

 

Pero el carácter reaccionario del gobierno es funcional al contenido social y de clase de su política: el ajuste económico brutal que Macri viene implementando desde el primer segundo de su gestión y que a estas horas se expresa en el anuncio de una brutal devaluación del peso del 50% disimulada bajo la idea “técnica” del “levantamiento del cepo”.

A decir verdad, la devaluación es la medida más rutilante de una serie de anuncios en materia económica que descargan el costo del ajuste sobre los trabajadores.

La eliminación de las retenciones al trigo, el maíz y la carne, y la reducción de las de la soja en 5 puntos (no está clara aun la política para la leche, pero ira seguramente en el mismo sentido), sumada a la eliminación de los subsidios al gas y electricidad a partir de enero próximo (¡que puede llevar a un aumento de tarifas del 500%), y la devaluación anunciada al cierre de esta edición, significan una brutal trasferencia de recursos de los de abajo hacia los de arriba: desde los trabajadores y demás sectores populares en beneficio de los capitalistas de la ciudad y el campo, los grandes holdings empresarios y las multinacionales.

Ese es el verdadero contenido del gobierno de Macri: un gobierno de los poderosos, de los de arriba, de los capitalistas, que considera tener el margen político suficiente (¡la lucha de clases dirá si esto es así o no!) para dejar de lado toda concesión a los trabajadores, toda forma democrática, escenificando “el retorno de los satisfechos” por lo que consideran “suyo”.

¿Por qué hablamos de transferencia de recursos desde abajo hacia arriba? Muy simple: la eliminación de las retenciones a los capitalistas agrarios, de los impuestos a las exportaciones industriales, la devaluación del dólar, los aumentos de precios al consumo, la eliminación de subsidios al gas y la luz y demás medidas que se pueden venir (como el aumento de los boletos de colectivos y ferrocarril, y un largo etcétera), significa que esos inmensos recursos se los van a embolsar los capitalistas en detrimento de los trabajadores.   

Por la quita de retenciones se calcula que los capitalistas agrarios obtendrían al menos unos 2000 millones de dólares adicionales a los que obtienen hoy. En materia de eliminación de los subsidios de luz y gas, las empresas prestatarias del servicio se embolsarían unos 9000 millones de dólares en materia de recaudación directa, esto sin hablar del aumento de tarifas que se podrían obtener.

Para coronar estas primeras medidas, se vive una brutal devaluación del peso que está presionando para arriba todos los precios del consumo popular, de los electrodomésticos, de la vida en general, al tiempo que se anuncia un aumento de las tasas de interés lo que restringirá y/o hará más oneroso el acceso al crédito por parte de los sectores populares.

Veamos a modo de ejemplo más de cerca la transferencia de ingresos hacia los patrones rurales. Van a sumar a la quita de retenciones la devaluación: al liquidar sus dólares mañana, al cambiárselos al Estado por pesos, obtendrán una renta extraordinaria hasta el 70% más en pesos que si hubieran liquidado dichas divisas una semana atrás: ¡se puede entender así el pingüe negocio que estaban esperando los campestres con el nuevo gobierno!

¿Quién es el que pagará esta verdadera fiesta de los capitalistas? Está claro que serán los trabajadores y el pueblo. Entre otras cosas porque mientras los precios están sufriendo una remarcación brutal, los salarios permanecerán planchados a la espera de unas lejanas paritarias. Y esto por no hablar de que en una economía que en el 2016 se espera alcance un 35% o más de inflación, cuando nadie espera recupere su producto todavía, la desocupación puede comenzar a apretar: ver como se ha esmerado el nuevo gobierno en hablar que los aumentos deberían ser por el reaccionario mecanismo de productividad: ¡hay que retrotraerse a Menem y la dictadura militar para encontrar un criterio de este tipo para aumentos salariales!

Hasta ahora las patronales habían evitado despidos masivos atendiendo a las relaciones de fuerzas reales o virtuales: habrá que ver si se envalentonan con la nueva “monarquía” gobernante desafiándolas a tal punto.

 

Como una olla a presión

 

Aquí es donde se coloca, entonces, el problema de cómo reaccionaran los trabajadores ante lo brutal del ataque que comienzan a sufrir; donde se pondrán a prueba las verdaderas relaciones de fuerzas vigentes.

El gobierno tiene una base social de importancia entre las clases medidas enriquecidas del campo, de la ciudad, la patronal, los grandes holdings y el imperialismo; sectores todos que lo apoyan a rabiar.  

Son los trabajadores los que no revisten “en sus filas”. Es que a pesar de su confusión, de la falsa creencia que con Macri “se iba a estar mejor”, a pesar de que muchos en fábrica lo votaron, ante la brutalidad de las medidas puestas en marcha, inevitablemente van a comenzar a caer las “fichas”: la suma del ajuste, los cortes de luz, los aumentos de precios, la quita de subsidios, el desengaño con el gobierno del “cambio” y la “felicidad”, podrían comenzar a transformar el escenario en una “caldera social”, una “olla a presión”.

Macri tiene a favor que está descargando un ataque artero en medio de las fiestas, cuando merecidamente todos los trabajadores quieren festejar y tomarse un descanso de las angustias cotidianas.

También cuenta con los favores de la burocracia sindical. Es verdad que en algunos sectores con ataques directos como los municipales de Córdoba o los trabajadores del Congreso, llamaron a medidas contra privatizaciones o eventuales despidos.

Pero ninguna de las centrales sindicales parece dispuesta a mover un dedo por los trabajadores en su conjunto, por lo menos de momento. Los camioneros están reclamando un bono de fin de año para ellos; igual en otros sectores están reclamando lo propio. ¿Pero insistimos: quién se ocupará de los trabajadores en su conjunto? ¿Puede ser que en medio de una devaluación brutal, de la sideral remarcación de los precios, haya que esperar a paritarias recién para marzo o abril inhibiéndose de convocar a toda medida de conjunto?

Las excusas que escucharemos de estos dirigentes vendidos las conocemos de sobra: que el nuevo gobierno ha sido recientemente electo, que toda la culpa la tiene el que se fue, que la gente voto esto y hay que aguantársela y argumentos por el estilo. La realidad es que no van a mover un dedo hasta que no sientan presión desde abajo.  

 

A organizarse para derrotar al gobierno 

 

Simultáneamente, es justamente desde abajo dónde están comenzando algunas movilizaciones y conflictos. Está el caso de la reciente marcha del 14 contra el pacto social (en la que nuestro partido participó con una de las delegaciones más importantes). También están en curso duros conflictos como el de Cresta Roja y movilizaciones democráticas muy progresivas como la de Mar del Plata contra las bandas fascistas, y contra diversos casos de violencia hacia la mujer.

Las medidas que está tomando el gobierno van a ayudar seguramente a clarificar su verdadero carácter. Mientras lanzamos una amplia campaña de denuncia y esclarecimiento del ajuste y todas las medidas reaccionarias, hay que alentar a los trabajadores a que comiencen a organizarse desde abajo, que se haga todo tipo de reuniones para clarificar el verdadero carácter de Macri, que empiecen a pensar cómo salir a luchar imponiendo asambleas en los lugares de trabajo, todas tareas al servicio de las cuales deberá colocarse la realización del encuentro de los trabajadores que está programándose para marzo próximo.

Parte de esto, también, será elaborar un pliego de reivindicaciones que planteé el adelantamiento de las paritarias a enero, el otorgamiento de un bono de fin de año de 10.000 pesos que compense el aumento de los precios, el estado de alerta frente a cualquier despido o suspensión, así como comenzar a colocar el reclamo a las centrales sindicales de un paro general activo contra el gobierno ajustador.

¡Vamos por la derrota del ajuste! ¡Vamos por la derrota del gobierno reaccionario! Este fue el centro de las tareas políticas votadas por nuestro partido en el reciente plenario nacional de cuadros: poner todas nuestras fuerzas al servicio de derrotar a Macri abriendo el camino a una salida de los trabajadores.

Llamamos a todos los nuevos compañeros y compañeras que están acercándose a nuestro partido en todo el país a tomar en sus manos la militancia para dar juntos esta pelea.

 

 

 

 

 

 

 

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