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El pasado sábado 12 se realizó la primera reunión convocada por la nueva interna de Pilkington y la lista Marrón del Neumático. Más de 70 compañeros se dieron cita para intercambiar experiencias, la situación de los lugares de trabajo y las discusiones que atraviesan a los luchadores. Estuvieron presentes la interna de Pilkington en pleno; Jorge Ayala, delegado de Fate, Marcelo Quiroz por la lista Marrón del Neumático, junto a delegados docentes, de ATE salud y Promoción Social, estatales, judiciales, así como trabajadores y activistas de la UOM, el SMATA, plásticos, químicos y de la carne de la Zona Norte.

Hubo grandes coincidencias en lo que significa el gobierno de Macri: un gobierno que viene a intentar un giro a la derecha en todos los terrenos.

En el terreno económico el ajuste ya empezó con los aumentos de las últimas semanas, pero eso solo sería el preludio de una devaluación de cercana al 50% que está al caer, que arrastraría todos los precios para arriba.

Ya se anunció que desde enero se viene un tarifazo brutal de los servicios públicos. A la quita de subsidios se le sumará la suba lisa y llana de las tarifas de agua, luz y gas.

El pretendido pacto social, del cual se está hablando, no es otra cosa que un acuerdo entre las patronales, la burocracia y el gobierno de ponerles techo a las paritarias y buscar mayor productividad. Mientras a las patronales agrarias les sacan o reducen retenciones (impuestos), para los trabajadores hay techos, trabas y carestía.

Con la excusa de que Cristina “metió a todos los pibes de la Cámpora” se prepara un ajuste entre los trabajadores estatales, con la no renovación de los contratos de los que realmente trabajan y con su esfuerzo logran que funcionen los hospitales y escuelas.

Pero la ofensiva no solo será en el terreno económico y social, sino en los derechos democráticos.

El vendaval de decretos de necesidad y urgencia están tirando al tacho de la basura todo el discurso de la búsqueda de consensos y de la institucionalidad.

El derecho a la protesta ya está siendo cuestionado por el nuevo gobierno, las reinstalaciones contra la persecución y la discriminación sindical serán el blanco que intentarán atacar.

Los derechos de las mujeres, en primer lugar el derecho al aborto legal, gratuito y en el hospital será una lucha dificilísima ante un gobierno que nombró a militantes del Opus Dei en puestos clave en salud. Las minorías verán atacados sus derechos.

Pero esta realidad contrasta con lo que ven los trabajadores: aún no les ha caído la ficha del verdadero significado del gobierno Macri. Pero esas falsas expectativas o ilusiones se verán rápidamente contrastadas con las medidas que se avecinan. Más temprano que tarde, la experiencia política con el gobierno empezará y la necesidad de salir a defender el salario y las fuentes de trabajo, entre otras conquistas, se impondrá.

Una cuestión interesante plantearon los compañeros que vienen de experiencias anteriores, en la comparación con la década del 90 y la ofensiva de esos años. El Menem que todos conocen o recuerdan es el del 91- 92 en adelante, nadie se acuerda que tuvo más de dos años de zozobras, que tuvo híperinflaciones, feriados cambiarios, que tuvo dos ministros de economía que volaron por los aires, etc.

El menemato se consolidó cuando pudo derrotar a los trabajadores y sus luchas, que fueron grandes e históricas como la de los ferroviarios, la de los telefónicos de Entel, la de Somisa, la de Fate, etc. Todas estas luchas fueron derrotadas y eso abrió lo que conocemos hoy como la década del 90. En todos esos años no hubo una sola huelga general, la burocracia colaboró para que una a una todas las luchas fueran derrotadas. El padre del actual ministro de Trabajo, también ministro de Trabajo, fue quien encabezó la política de aislamiento y derrota de cada lucha. Se vienen tiempos difíciles y para eso hay que prepararse, y prepararse significa unir a todos los luchadores en un encuentro nacional.

 

La danza de los encuentros

 

Acá la discusión fue muy rica y derivó a los debates al interior de la vanguardia. Por un lado está el debate de la caracterización del gobierno Macri. Para muchos el nuevo gobierno “es más de lo mismo” o un poquito más, y no un intento cualitativo de cerrar una determinada relación de fuerzas que ya mismo muestra otras coordenadas políticas, totalmente distintas al ciclo K. Por otro lado están los que analizan “objetivistamente” y derivan en cierto facilismo: “cuando venga el ataque discutamos el programa”, es decir, las medidas siempre en clave sindicalista. No ven ningún problema en la legitimidad que logró Macri entre los trabajadores o el grado de institucionalización, o en el rol que ya está jugando la burocracia sindical.

En concreto, hay varias iniciativas o bloques que pelean por encuentros de distintas características, e inclusive hay diferencias internas en cada bloque.

El mismo 12, el PTS y otras organizaciones menores realizaron un encuentro en Madygraf alrededor de Hutchinson y Metalsa, y por la expropiación de la ex Donnelley y otras reivindicaciones correctas en general. Básicamente el contenido del encuentro fue poner en pie una coordinadora de las luchas, que esté en la órbita del PTS.

Pero eso tiene varios problemas. Las luchas que encabezan el llamado son de vanguardia, abarcan a pocos trabajadores, son casos de despidos persecutorios y discriminatorios. Luchas importantes como la que llevamos durante años por la reincorporación de Maxi Cisneros en Firestone. Pero pretender que con el apoyo a esas luchas, e inclusive con un eventual triunfo, se va a parar el ajuste global que está encarando Macri, es un despropósito. Se le da al activismo y a la vanguardia una perspectiva errónea, o no se ve la magnitud del ataque que se avecina.

Lo que sí es evidente es el intento de reagrupar detrás de esas experiencias a la corriente sindical que responde al PTS, que ha quedado muy debilitada luego de la derrota de Lear y de haber perdido la Interna de Kraft. La intervención de Del Caño en el encuentro de Madygraf nos exime de cualquier otra explicación.

Por otro lado, se están haciendo una serie de reuniones preliminares en aceiteros Capital y en AGD-UBA en pos de un encuentro nacional de organizaciones sindicales (sindicatos, seccionales, internas). Han participado los ya mencionados más la UF de Haedo, la interna de la 60, la seccional San Fernando, la Corriente Rompiendo Cadenas; nuestro partido también ha participado en las distintas reuniones. Ahí vemos dos problemas: por un lado, el intento de circunscribir un encuentro solo a las representaciones sindicales, deja a centenares de delegados y activistas afuera y resta cuando lo que más se necesita es fuerza, y para peor, detrás de esto se esconde una posición anti partido, un intento equivocado de separar lo político de lo sindical.

Pero lo que también fue evidente en esa reunión, más cuando entró la delegación del PTS, es que se intenta dirimir la interna del FIT en un encuentro obrero. Eso es de una miopía política inaudita por decir lo menos.

 

Por una nueva reunión abierta a mediados de febrero

 

Es en este contexto que se realizó la reunión convocada por los compañeros de la interna de la Pilkington y la Marrón. Todos los compañeros y compañeras presentes entendieron que se está para más, que hay condiciones para realizar en febrero una gran reunión nacional con compañeros y compañeras delegados del nuevo MAS y sectores independientes de manera tal de organizar una intervención en común en el encuentro nacional que se está preparando para marzo.

Así las cosas, en los próximos días se emitirá un llamamiento nacional para trabajar ampliamente con esa perspectiva: vamos por una gran reunión nacional del espacio de la Pilkington y la Marrón del neumático, de la corriente nacional Carlos Fuentealba, para organizar una gran fracción obrera camino al encuentro nacional en marzo.

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