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Se abre el proceso de juicio político a Dilma

Declaración e Socialismo o Barbarie – Brasil – 04/12/2015

 

El día de antes de ayer, el diputado investigado por el Comité de Ética de la Cámara, Eduardo Cunha, decidió aceptar la solicitud de juicio político de Dilma. Con esto queda claro que las articulaciones intraburguesas –un consenso hegemónico para la solución de la crisis política y económica– no llegaron a buen término. Se echa cada vez más leña al fuego, en tanto en el Gobierno y el congreso van pasando medidas cada vez más reaccionarias de ataque a las causas de los trabajadores.

(…)

Las manifestaciones en las calles de los sectores más reaccionarios de la burguesía, que llamaron la atención al principio del año, fueron perdiendo fuerza en unidad y cantidad. Principalmente por el crecimiento del “Fuera Cunha”.

Más recientemente, ataques como los de Alckmin con el proyecto Reorganización Escolar, en el que la violencia de la policía era el arma de diálogo del gobierno con la juventud rebelde, acabó por aislarlo y levantar a buena parte de la sociedad en contra del gobierno del Estado de San Pablo, además de llamar la atención sobre el conjunto de los ataques de la derecha perpetuados en todos los campos. Es decir, la burguesía no ha llegado a un acuerdo “saludable” y decidió competir en una carrera de armamentos, que se decidirá en los pasillos del parlamento y la justicia.

Es preciso que quede claro para los trabajadores que la disputa dada en la superestructura política es en verdad por ver quién aplicará el ajuste sobre  los trabajadores y la juventud en el próximo periodo, qué sector aplicará los elementos básicos del libro de recetas neoliberal. El juicio político a Dilma, comandado por los sectores más conservadores de la burguesía y no por la clase la clase que ha sufrido los ajustes del gobierno, es el peor de los escenarios que se pueden presentar para los trabajadores.

 

El giro reaccionario global como elemento de crisis

 

Los países de América Latina (…) fueron los primeros, en el comienzo de este siglo, en presentar rebeliones populares contra las políticas neoliberales desarrolladas en todo el mundo y en hacer un giro progresista con base antiimperialista (Argentina, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Uruguay y Brasil).

(…) La difícil solución a la crisis en los países centrales exigió la intensificación en los países periféricos de soluciones neoliberales para la recuperación de las pérdidas generadas por la crisis. Acompañada por la pérdida del valor de las commodities en el mercado internacional, la crisis económica se instaló definitivamente y aumentó la pérdida de base social de estos gobiernos burgueses.

(…) El ascenso de Macri en la Argentina es sólo la punta del iceberg que pretende reorganizar la geopolítica de América del Sur y debe tirar a Maduro en Venezuela y Correa en Ecuador, y llegando por último al país que también fue el último en dar el giro social-liberal: Brasil.

(…) Aquí, algunos nuevos elementos de organización de la juventud y el crecimiento de los movimientos de trabajadores, género y juventud, por ejemplo la lucha contra el PEC 6550, el movimiento de “Fuera Cunha” y la lucha de los estudiantes secundarios en el estado de San Pablo, aunque aisladas, son luchas de la vanguardia obrera que pueden colocar un signo inverso al proceso del próximo período.

 

El papel del campo de la izquierda en general y de la izquierda revolucionaria en particular

 

Como ya mencionamos antes, las manifestaciones realizadas por la derecha perdieron la fuerza que tuvieron en el mes de abril cuando convocaron a centenares de miles de personas, lo cual no significa que dicho fenómeno no vuelva a retomar las calles, incluso ya hay un evento previsto para el 13 de diciembre.

El siguiente paso, que torna al proceso de transferencia de la crisis y política de ajustes más confuso, es la apertura del proceso de juicio político. Sin embargo, los acontecimientos de la lucha de clases, del movimiento de mujeres, en contra de la represión policial y por la educación mostraron el camino y efectuaron alguna presión sobre la burguesía. El más significativo fue el acto en contra de los ajustes y por la “democracia”, que tuvo lugar el 20 de agosto en San Pablo, que reunió a más de 40.000 personas y fue codirigido por MTST, con el apoyo de la dirección del PSOL, dándole una posición relativamente independiente frente al gobierno; después de eso, las calles han sido ocupadas en su mayoría por los movimientos sociales.

Otra expresión importante fue el acto el 18 de septiembre, organizado por el Espacio Unidad de Acción, con el eje “Basta de Dilma…”, que reunió a 15.000 personas en San Pablo; el acto del 8 de noviembre, organizado por Frente Popular Sin Miedo, por fin con el eje “Contra el ajuste y fuera Cunha”, que reunió a 40.000 personas sólo en San Pablo, y la lucha de las mujeres “Contra el PL 6550 y fuera Cunha” que llegó a reunir a miles de personas en San Pablo y Río de Janeiro. En los últimos meses hemos asistido a una polarización de las calles por movimientos independientes y semi-independientes del gobierno y los patrones.

Hay un momento claro de renovación tanto de las luchas como de las direcciones de estos movimientos, que apunta a una reanudación de las luchas de la clase obrera por sus sectores más precarizados y jóvenes. Esta fue la marca, incluso se vio en la huelga del petróleo. Sin embargo, son movimientos aislados carentes de unidad de acción.

Por lo tanto, se coloca como tarea inevitable e histórica la construcción de un frente único de ataque contra el ajuste, de trabajar por la superación del “gobernismo” hacia la dirección de un movimiento de masas y construir un frente independiente de los trabajadores y la juventud que impulse una Asamblea Nacional Constituyente Soberana y Democrática.

 

Superar el sectarismo y las vacilaciones, construir un frente independiente e ir por una Asamblea Nacional Constituyente Soberana y Democrática

 

Durante mucho tiempo hemos estado señalando que los elementos de la falta de independencia de clase, por un lado, y el sectarismo impulsados ​​principalmente por el PSTU, sus satélites y algunos grupos más pequeños de izquierda por el otro, de no apostar a los procesos (de lucha), ha impedido la formación de un frente de acción que levante una bandera contra los ajustes y las políticas reaccionarias del congreso (…).

En este momento algunos sectores aislados de la izquierda se esconden detrás de su oportunismo y su política de conciliación a partir de la crítica al voto nulo llamado por la izquierda revolucionaria en la segunda vuelta de las elecciones, haciendo caso omiso a la política patronal impulsada por Dilma, que es el enemigo actual de la clase trabajadora. Y en nombre de la democracia apoyan a este gobierno, bajo el eufemismo de “la lucha contra el golpe de Estado” (…).

Al proponer “elecciones generales” y que “el pueblo decida” en las urnas, el PSTU no tiene en cuenta que las elecciones generales son un proceso que mantendrá a los mismos políticos conservadores en el poder, un escenario en el que no avanza en absoluto la conciencia de lucha de los trabajadores (…).

Todas las declaraciones de su documento amoldan la realidad a su posicionamiento político sectario, que finalmente (…) bordea el oportunismo y la irresponsabilidad teórica; se aparta de la clase y se coloca en su retaguardia, con consignas totalmente fuera del eje de las luchas, que solo ayudan a la oposición burguesa y ultra reaccionaria.

Elecciones generales es lo que el PSDB llama desde el primer minuto después de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en 2014. La juventud y los trabajadores movilizados claman por una dirección (…) que esté dispuesta (…) a sumar todas las luchas y dirigirlas hacia una salida política de los trabajadores. Una dirección que sea capaz de hacer frente al ajuste y a los sectores reaccionarios. Y esa solución política es la Asamblea Nacional Constituyente soberana y democrática, precedida por la formación de un Frente de Acción Unitaria, con independencia de clase, construido en las calles, en las tomas, como el ejemplo de los jóvenes estudiantes secundarios.

 

Ni gobierno, ni oposición burguesa

Unificar las luchas: por un frente clasista

Movilizar a los trabajadores y a la juventud por una constituyente soberana y democrática

 

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