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El pasado domingo 6 de diciembre tuvo lugar la primera vuelta de las elecciones regionales en Francia. Las mismas dieron como gran ganador al Front National, que se alzó con cerca del 28% de los votos, frente al 26,89% de la unión entre Les Républicains (nueva denominación de la UMP, derecha) y los partidos centristas UDI y MoDem, y el 23% del PS. Esto implica concretamente el FN se encuentra a la cabeza en 6 regiones, contra 4 de Les Républicains et 3 del PS.  Aunque aún queda definir los resultados concretos luego de la segunda vuelta, es posible que el FN gane dos o tres regiones, y en todo caso el impacto político de la primera vuelta ha sido enorme: se trata de la segunda elección más importante en términos absolutos (seis millones de votos, contra 6.400.000 en las presidenciales de 2012), pero de las más importantes en porcentaje (en 2012 había obtenido el 18%).

Hay que señalar como un dato de enorme relevancia la importante abstención que cruzó las elecciones. La misma llegó al 50% a nivel nacional y al 55% en la región de Ile-de-France, es decir el área urbana de Paris. Esta no es una novedad en este tipo de elecciones: en las elecciones departamentales de principios de este año la abstención también llegó a esas cifras. Sin embargo, no deja de ser significativo a la hora de ponderar los resultados de la elección: por ejemplo, mientras los medios hablaban de que “un tercio de los jóvenes votó por el Front National”, hay que saber que se trata de un tercio de los jóvenes que votaron: en la franja entre 18 y 24 años, la abstención fue de…76%! Si de manera general las elecciones son un reflejo deformado del estado de ánimo y de la relación de fuerzas entre las clases, esto es particularmente cierto con cifras tan altas de abstencionismo.

No nos detendremos aquí en un análisis pormenorizado de los resultados: los mismos son fácilmente consultables y de manera general queda claro que se trata de una gran victoria del FN, que la derecha se encuentra golpeada al perder una parte de su electorado frente al mismo, y que el PS continúa su lento “descenso a los infiernos”. Nos interesa aquí dar cuenta de los elementos más políticos de la elección, de dar una explicación del progreso del Front National y ciertos elementos que permitirían combatirlo.

 

Las bases electorales del Front National

 

Hay que destacar que hay varias fuentes de votantes del Front National. Sin poder detenernos en un análisis extenso de la composición social, regional o etaria de sus votantes, o de sus diversas motivaciones, queremos destacar algunos rasgos generales que permiten entender su éxito actual.

En primer lugar, hay que destacar que el Front National se nutre esencialmente de un sector histórico de la sociedad francesa de corte reaccionario y de extrema derecha. La extrema derecha no es una novedad en Francia : se remonta a los tiempos del intelectual Maurras, al colaboracionismo con el nazismo y el gobierno de Pétain, a las corrientes reaccionarias que defendieron hasta el final la «Argelia francesa» como la organización paramilitar de extrema derecha OAS, surgida del fallido «putsch de los generales» en Argel en 1961. En los últimos tiempos, este sector reaccionario ha mostrado su poder de fuego en ocasión de las manifestaciones contra el matrimonio igualitario, movilizando decenas (o cientos) de miles de persona a través de las redes católicas integristas, reaccionarias, «identitarias», etc[i].

Es por eso que no puede dejarse de lado el hecho de que el éxito electoral del Front National se apoya en un fenómeno histórico, en una persistencia de la extrema derecha en la sociedad francesa. Incluso como fenómeno electoral, el FN tiene una larga data: en 1988 ya obtenía en las elecciones presidenciales más de 4.300.000 votos y en 2002 lograba la «hazaña» de pasar a la segunda vuelta con 5.500.000 votos (y sobre la base, hay que aclararlo, de una elección catastrófica del PS) [ii].

Esto no significa que haya que minimizar el impacto político de la victoria del FN, que realiza la mejor elección de su historia y es la primera fuerza en 6 de las 13 regiones. Pero sí que hay que comprender que una parte importante de su electorado es persistente y que no puede reducirse a un fenómeno de «voto bronca». Dicho esto, la gran elección del FN se explica también por el hecho de que ha logrado conquistar nuevas franjas del electorado que justamente no forman parte de este tronco histórico y que anteriormente votaban a la UMP, al PS o incluso al PC. Intentaremos dar elementos sobre el fenómeno que existe detrás de esta “conquista electoral”, que es cuantitativa y cualitativamente no menor.

Un primer elemento es la erosión histórica del bipartidismo francés, que se ha profundizado en los últimos años. El gobierno de Sarkozy, del UMP, se encargó de “gestionar” el comienzo de la crisis internacional de 2008, que le impactó en pleno mandato (2007-2012). A la cabeza del gobierno, lanzó importantes ataques contra los trabajadores y los sectores populares (amén de su política represiva y racista), entre ellos la reforma de las jubilaciones de 2010 que desató la lucha obrera nacional más importante de los últimos quince años. Sobre la base de este desgaste y de la incapacidad de Sarkozy de sacar al país de la crisis económica (durante su presidencia el desempleo pasó de 8,5% a 9,7%) Hollande se impuso en las elecciones de 2012. Desde ese momento, la situación económica y social no ha dejado de deteriorarse, y el gobierno del PS se convirtió en el campeón de los ataques anti-obreros (volveremos sobre esto a continuación).

Es por esto que un discurso que aparece con frecuencia por parte de los electores del Front National es precisamente ese: “ya intentamos con la UMP, ya intentamos con el PS, qué perdemos al intentar con el Front National?”. La situación de fragilidad económica y social (el desempleo, la destrucción de los servicios públicos, una precariedad laboral brutal donde un contrato estable se ha convertido en un lujo) hace que mucha gente se diga que “de todas formas no se puede estar peor”. A este fenómeno ayuda sin duda la estrategia de “des-diabolización” emprendida por Marine Le Pen, que ha buscado hacer del FN un “partido normal”, como los otros (esto más allá de sus profundas matrices racistas, xenófobas e islamófobas, reforzadas aún más luego de los recientes atentados). Sobre la base de la erosión del bipartidismo clásico, el FN aparece como una “opción válida” (son sintomáticas las declaraciones de votantes del FN que señalaban “votarlo a escondidas” hace unos años y hacerlo “abiertamente y con orgullo” hoy en día). El propio FN se apoya además en esto, denunciando el “sistema político tradicional”, el bloque “UMPS” y posando en ese sentido de “anti-sistema”.

El segundo elemento han sido los atentados del 13 de noviembre y el giro a la derecha que lo sucedió. Todas las medidas políticas que lo sucedieron, la continuación de la guerra, el cierre de fronteras, el reforzamiento de la presencia policial y militar, además del discurso guerrero, securitario y xenófobo difundido por los medios de comunicación dominantes y el personal político no han hecho que abrir el terreno a la victoria del Front National. Sin duda, los atentados han constituido un traumatismo importante para la sociedad y un sector de la misma ha girado (o ha profundizado su giro) a la derecha: Le Monde señalaba por ejemplo que desde los atentados el número de jóvenes que contactan el ejército para devenir soldados pasó de 150 por día a 1500…

Sin embargo, no puede atribuírsele un efecto “automático” a los atentados, como si los mismos debieran, de manera fatalista, alimentar al FN. Si la organización de extrema derecha sale fortalecida, es también porque el conjunto del arco político ha girado a la derecha y asumido una serie de sus propuestas. Uno de los votantes del FN declaraba: “El gobierno está aplicando el programa del FN: cierre de fronteras, estado de urgencia, perdida de la nacionalidad francesa para los condenados por terrorismo. El FN viene proponiendo esto desde hace una década: si lo hubiéramos escuchado, todo esto no habría pasado. Además, si fue visionario respecto a esto, por qué se equivocaría respecto de otros temas”.

 

La responsabilidad del gobierno y del resto del arco político

 

La victoria del FN es entonces en gran parte la responsabilidad indirecta y directa del gobierno actual y de sus aliados. Por un lado, porque precisamente el gobierno, electo sobre la base de la esperanza de que acabaría con las medidas anti-obreras y anti-sociales de Sarkozy, no ha hecho sino profundizarlas. El Acuerdo Nacional Interprofesional que abarata despidos y permite que los patrones rompan unilateralmente las convenciones colectivas de trabajo, la Loi Macron[iii], la voluntad de reformar el Código de Trabajo en favor de las empresas son algunos de los ataques lanzados contra la clase obrera. A esto hay que sumarle la austeridad en los servicios públicos como la salud y la educación, los transportes, las comunas…

Esto ha llevado a un claro divorcio entre la izquierda en sentido amplio y los sectores obreros y populares, que se dirigen entonces hacia el Front National, que mantiene un discurso soberanista, de defensa de la “industria nacional”, de los “trabajadores franceses”. Es significativo que una de las alcaldías ganadas por el FN recientemente fuera en una localidad obrera afectada por el cierre de los altos hornos de Florange de la siderúrgica Arcelor-Mittal, que el gobierno de Hollande había prometido salvar… Es ésta política pro-patronal hasta la médula que ha desacreditado a la izquierda frente a los trabajadores y el pueblo, que se sienten traicionados y sin un rumbo claro. Como podría ser de otra manera si el secretario general del Partido Comunista Francés, Pierre Laurent, declara que los atentados son el producto no de la guerra imperialista y de la guerra social en Francia, sino del hecho que la “austeridad afecta también servicios como la policía y la gendarmería, que deben ver sus efectivos aumentar y más comisarias deben ser abiertas…”.

Junto a esto, como hemos dicho, se encuentra el giro reaccionario del gobierno luego de los atentados. Como señalamos en otros artículos[iv], la respuesta del gobierno a los atentados ha sido la de continuar la guerra en Medio Oriente, decretar el estado de urgencia y reprimir las movilizaciones sociales, aumentar el despliegue del aparato represivo y reforzar el discurso contra el “enemigo interior”, con cientos de allanamientos y “asignaciones a residencia” realizados a diestra y siniestra desde el 13 de Noviembre. El gobierno ha retomado una serie de proposiciones del Front National que hasta hace unos meses eran tachadas de “indignas” o “contrarias al espíritu republicano”…

Sin duda, la derecha también ha jugado su rol en alimentar a la formación de extrema derecha. Se ha dedicado a correr detrás de Le Pen, a endurecer su discurso securitario y xenófobo. Como calificar sino las declaraciones de Sarkozy que comparaba los refugiados de guerra a una “gotera” que no puede solucionarse “repartiendo el agua que gotea entre el baño, el living y el cuarto”: es decir, la solución no es acoger a los refugiados en los diferentes países de Europa sino “frenar el goteo”. O de Christian Estrosi, candidato de Les Republicains (nuevo nombre de la UMP) en la región PACA, que señalaba que “nuestra civilización judeo-cristiana está amenazada (…) el islamo-fascismo también está presente con su quinta-columna en Francia”.

 

El callejón sin salida del «frente republicano» vuela por los aires

 

Es por eso que ninguna alternativa puede venir de los enjuagues electorales por arriba entre el PS y el UMP. La respuesta que el gobierno del PS ha dado a la dura derrota en las elecciones es la de poner en pie “frentes republicanos” para hacerle frente al FN (como fue el caso en 2002 cuando el PS llamó a votar por Chirac, de la UMP, contra el FN en la segunda vuelta). Esto implicaría, concretamente que Les Républicains o el PS retire sus listas cuando es el otro partido el que tiene posibilidades de ganar.

Por un lado, esta idea ha sin embargo saltado por los aires. Les Républicains, bajo el impulso de Sarkozy, aprobaron el lunes la política de no retirar ninguna lista en la segunda vuelta. Si el PS ha impulsado por boca del Primer Ministro mismo la necesidad de retirar sus listas para impedir una victoria del FN, no está claro que esta política sea seguida por las bases. El candidato del PS de la región Grand Est se ha negado a retirar su lista, y la presión central del PS no ha logrado forzar la renuncia de la mitad de los candidatos de la lista, en cuyo caso la misma sería anulada. Tampoco está garantizado que las bases del PS sigan al pie la consigna de voto de la dirección: la noche misma de las elecciones, muchos votantes del PS declaraban en el bunker de la región PACA que “de ninguna manera iban a votar por Christian Estrosi”.

Por otra parte, la estrategia del “frente republicano” tiene un efecto contraproducente. En primer lugar, refuerza el discurso del FN de un frente único “UMPS” contra él, de parte de la “vieja casta”, del “sistema político tradicional”. En segundo lugar: ¿cómo explicarle a los electores que “no pueden votar” por un partido legal, habilitado a presentarse elecciones, que tiene diputados, consejeros departamentales, que dirige alcaldías? El problema del “frente republicano” es que intenta resolver con un discurso “moral” y con cálculos matemáticos electoralistas por arriba lo que es un problema de fondo: la progresión del Front National sobre la base de la grave situación económica y social que vive el país. Así, los grandes partidos burgueses se evitan de señalar sus propias responsabilidades en la situación actual.

 

Construir la movilización en las calles

 

En verdad, no hay ninguna “aritmética electoral” que pueda frenar al Front National. La única manera de combatirlo eficazmente es destruyendo las bases materiales de su desarrollo: el retroceso y la descomposición económica y social, el debilitamiento crónico de las organizaciones obreras, los desastres producidos por la guerra imperialista en medio oriente. En ese camino, ninguna solución puede venir de aquellos que son responsables justamente de todas estas calamidades: el gobierno del PS y la oposición burguesa de Les Républicains.

La presencia de Jean Marie Le Pen en la segunda vuelta en 2002 dio lugar a una reacción enormemente progresiva de sectores importantes de la población, particularmente de la juventud, que se organizaron y se movilizaron contra el Front National y su discurso reaccionario, xenófobo, anti-musulman y anti-obrero. Hoy en día puede haber una reacción similar, fenómeno frente al cual la extrema izquierda debe ser sensible y al que debe jugarse a construir.

En efecto, la única manera de hacer frente al giro reaccionario es tomando las calles. Tomándolas contra el FN y sus políticas, como aquellas que pondrán en pie en caso de hacerse con el gobierno de algunas regiones. Tomándolas contra el giro reaccionario del gobierno, contra su guerra imperialista en Medio Oriente y su voluntad de acallar toda voz alternativa mediante la represión: seguir desafiando el estado de urgencia y movilizándose es una tarea central. Tomándolas en fin contra toda la política anti-obrera y anti-social del gobierno actual y de los gobiernos a venir, que solo traen más descomposición y miseria y crean las bases materiales del desarrollo de la extrema derecha.

Solo mediante la lucha por los derechos y las conquistas de los trabajadores, de la juventud, de las mujeres, de los sectores oprimidos de la población a causa de su origen étnico, religioso o nacional (real o supuesto) podremos poner en pie un fuerte movimiento que cambie el clima actual y abra la perspectiva de una salida progresiva de la crisis capitalista internacional.

[i] Se puede destacar por ejemplo que una de las consignas del Front National en la región Ile-de-France es el cierre de centros de “planificación familiar”, dirigidos históricamente por organizaciones feministas que hacen así la anticoncepción accesible a todos.  Esto ha generado una importante reacción entre las organizaciones de mujeres

[ii] Hay que aclarar sin embargo que en 1988 esto representaba un porcentaje de 14,38% y en 2002 de 16,86%. La “explosión” porcentual del FN en estas elecciones es la consecuencia del hecho de que a pesar de la altísima abstención, el FN logra mantener una base estable de votos e incluso aumentarla en términos cuantitativos)

[iii] Ver La Unidad Nacional de la burguesía para avanzar contra los trabajadores y el pueblo, disponible en : http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=4237

[iv] Ver Francia: Barbarie terrorista y utilización política derechista, http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=6824

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