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El gobernador Daniel Sciolianunció que Sergio Berni, actual secretario de Seguridad, en el Ministerio de esa área, a cargo actualmente de la desconocida titular María Cecilia Rodríguez, será el futuro ministro si es electo presidente.

Al día siguiente, fallece en el Chaco el militante social Ángel Verón, víctima de la represión con que las fuerzas policiales arrinconaron la movilización del 24 de setiembre, que reclamaba el cumplimiento del gobierno de su compromiso para la construcción de viviendas. La pérdida del compañero suma un crimen más hacia los trabajadores y el movimiento popular de manos de la represión “nacional y popular”.

Aunque Sergio Berni es parte del elenco del gabinete kirchnerista desde el 8 de marzo del 2012, su confirmación no es un dato irrelevante y marca un camino de más dureza, como el que trágicamente señala la muerte del compañero del MTD en el Chaco.

Porque, además de su conocida trayectoria carapintada y reaccionaria a ultranza, el posible futuro ministro de Seguridad inauguró en la etapa de Cristina, la “evaporación”, sin pena ni gloria, de la política de seguridad democrática implementada por la ex ministra Nilda Garré. Su confirmación para el próximo gobierno ratifica y amplía en 3D lo que será la política de Seguridad en un futuro gobierno de Scioli. Quedan atrás los discursos evasivos y las reflexionesinútiles de ex ministros de Seguridad como Arslanián, de dirigentes de organismos de derechos humanos cooptados, de “sí, pero no”, de “sí, pero no tanto”. La seguridad debe marchar por un solo andarivel, sin eufemismos, es la consigna del candidato K.

Al finalizar el Encuentro sobre Seguridad Democrática en el año 2012, se expresaron los matices: “‘Los momentos actuales nos muestran las dificultades que la democracia y parte de la clase política todavía tienen para entrar de lleno y apropiarse de las instituciones de seguridad y de justicia’, sostiene el documento final leído por la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, al finalizar el Encuentro. ‘La forma en que debe hacerlo –continúa– es con el debate público, popular y abarcativo de todos los sectores involucrados.’ El texto también reclama ‘una reforma’ de las fuerzas de seguridad y penitenciarias en el país y exige que ‘no se criminalice la protesta social’.

“A pesar de coincidir en los aspectos políticos con los participantes de ese Encuentro, Berni marcó ayer distancia respecto de la ‘interpretación de la seguridad’, sobre la que afirmó tener ‘una mirada diferente’. ‘Tengo una mirada diferente, pero eso no quiere decir que sea el dueño de la realidad’, afirmó Berni, quien no participó del Encuentro. ‘Son diferentes puntos de vista que hay que respetarlos y también escucharlos’, aclaró”. (Página 12, 10/5/14)

¡Justicia por Ángel Verón!

La promoción “sin fin” de nuevas fuerzas policiales en la Provincia de Buenos Aires, la represión al Encuentro Nacional de Mujeres, a la población que se movilizó contra la megaminería en Famatina, La Rioja, dieron cuenta de lo que se viene.

Recordemos que el actual secretario tuvo pedido de procesamiento por haber apresado a 68 manifestantes del Plan Argentina Trabaja en el predio de Campo de Mayo (sobreseído por la jueza Arroyo Salgado), entre otras actuaciones “destacadas” en su función.

Podemos decir que se ganó el ascenso, porque Berni representa algo “nuevo” en materia de Seguridad aunque sea un funcionario de continuidad. ¿Por qué? Porque entre la remoción de la ex ministra Nilda Garré y el futuro gobierno, Berni actuó en medio de un doble discurso, donde apaleaba y al  mismo tiempo decía que “el gobierno no reprimía la protesta social”. En algunas oportunidades en fuego cruzado con Macri, con fuerzas represivas provinciales, despegándose, en numerosas ocasiones, en una posición “intermedia”, quedándose a mitad de camino, aunque sus palos, gases lacrimógenos y apresamientos fueran tan contundentes como los del resto de las autoridades represivas.

Esta designación anticipada del posible futuro gobierno no tiene medias tintas: entierra definitivamente el “chamuyo” de la seguridad democrática en el arcón de los recuerdos y abre una nueva etapa donde Berni puede “hacer pata ancha”.

Pero hay que ver si  puede; lo que va a definir los alcances de la mano dura es la lucha del conjunto de los explotados, la defensa de lo conquistado y los avances para ir por más. Ahí está la única posibilidad de hacer retroceder los planes represivos contra los derechos democráticos a la protesta de la juventud, las mujeres y todos los trabajadores que reclamen.

Como toda pelea, no va a ser fácil… tampoco lo será para la dupla Scioli-Berni.

En primer lugar, condenamos la represión que provocó la muerte del luchador Ángel Verón y reclamamos investigación y castigo.

¡Que Capitanich y Cristina se hagan cargo!

¡Juicio y castigo a los responsables materiales y políticos!

 

 

 

 

 

 

 

 

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