Por Claudio Testa



 

 

Un nuevo panorama político que puede reflejar cambios más profundos

 

En Socialismo o Barbarie Nº 346 (27/08/2015)[1], hablábamos de algunas buenas sorpresas que estaba dando el panorama político del Reino Unido… Es algo que contrasta en el escenario europeo con el desastre de Syriza, la capitulación de Tsipras, que tiene repercusiones negativas que van más allá de las fronteras griegas.

La última novedad es el triunfo arrasador de Jeremy Corbyn en las elecciones de “Labour Leader” (líder del Partido Laborista) a nivel de todo el Reino Unido. Logró el 60% de los votos contra un 20% del candidato que le seguía en la votación.

Esto ha sido un “bombazo” político, que ha desatado las iras de la mayor parte de la prensa y demás medios de falsificación… y ha generado entusiasmo en los sectores juveniles, populares y de trabajadores que en los últimos tiempos se vienen movilizando.

Lo de Corbyn es parte de un proceso más global

Después de las fraudulentas elecciones de mayo pasado en el Reino Unido –en que una minoría de votos conservadores logró transformarse en una mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes– comenzó una reacción por abajo que está poniendo en aprietos al gobierno archi-reaccionario de David Cameron. El rotundo triunfo de Corbyn contra el establishment neoliberal que maneja el laborismo británico desde los 90, es un aspecto o reflejo de ese fenómeno.

Esto tiene varias vertientes. Comenzó con un movimiento anti-austeridad que generó importantes movilizaciones populares en las calles y también huelgas de gran impacto, como las del “Tube” (subte) de Londres y los trenes, que generaron caos en la capital en julio y agosto.

Asimismo, a poco más de un mes de las elecciones de mayo, el descontento se expresó en grandes marchas anti-austeridad, que fueron las protestas más numerosas desde las que repudiaron en 2003 la intervención junto con EEUU en la guerra de Irak. Y ahora, con la crisis de los refugiados, muchos también salieron a la calle, en Londres y numerosas ciudades, a repudiar la barbarie racista de Cameron y en defensa de los migrantes.

Pero el acontecimiento más “original” se ha dado a nivel político. Jeremy Corbin es un diputado laborista “de izquierda” imbatible en su distrito del norte del Gran Londres, pero sin mayor peso en el aparato del Labour a nivel nacional. De los 232 diputados que tiene hoy el laborismo en la Cámara, con Jeremy Corbyn sólo están alineados apenas 20.

El secreto de su triunfo es que, al postularse como “Leader” en las elecciones internas laboristas, surgió un movimiento masivo de apoyo a su candidatura… movimiento del que probablemente Corbyn fue el primer sorprendido.

Mientras los candidatos del aparato se dividían en camarillas a cual más reaccionaria que sólo hacían campaña por los medios, la candidatura del “outsider” Jeremy Corbyn –que al principio parecía meramente “testimonial”– comenzó a tomar vuelo. Salía a la calle o convocaba una reunión y rápidamente aparecían centenares y luego miles que lo apoyaban. Muchos de ellos ni siquiera eran afiliados al desprestigiado Partido Laborista. Por eso, se inició un movimiento de afiliación masiva para votar en las elecciones internas. Eran parte de la misma gente que participaba de las movilizaciones anti-austeridad.

Estas señales motivaron también un giro en sectores importantes del sindicalismo. El tradicional movimiento sindical británico sigue agrupado esencialmente en el Trade Union Congress (TUC)[2]. Desde los gobiernos de Margaret Thatcher (1979 a 1990) –que marcaron mundialmente junto con Reagan en EEEU el inicio de la ofensiva neoliberal–, la clase trabajadora y el movimiento obrero británico vienen recibiendo golpes demoledores, en especial en el sector privado… Y, como las burocracias sindicales del resto del planeta, las del TUC no opusieron una resistencia unida ni estuvieron a la altura del desafío.

El TUC tiene históricamente relaciones estrechas con el Partido Laborista –por ejemplo, suele sostener sus campañas electorales–. Pero, desde fines de los 90, el vuelco hacia el neoliberalismo de las direcciones laboristas de Tony Blair y Gordon Brown –el llamado “New Labour” (Nuevo Laborismo)– produjo crecientes “cortocircuitos” con el TUC, y no sólo con sus bases sino también con las burocracias. Es que los gobiernos del New Labour, desde 1997 a 2010, fueron un desastre, que además abrieron las puertas al regreso de los conservadores.

La popularidad que fue logrando la candidatura de Corbyn y las contradicciones del TUC con las corrientes social-liberales que vienen dirigiendo el Labour, volcó a un sector importante de sindicatos a apoyarlo. Y no se trata de pequeñas organizaciones. El UNISON (empleados públicos), tiene, por ejemplo, 1.300.000 afiliados, entre los cuales hay un sector afiliado al Partido Laborista. Esto debe haber pesado también en la balanza electoral laborista.

El aplastante triunfo de Corbyn presenta la combinación compleja de un movimiento desde abajo, con la movida de un sector nada despreciable de los aparatos sindicales que quieren “recuperar” a un Partido Laborista que antes operaba en buena sintonía con ellos.

El 5 de octubre, prueba de fuerza con los “tories” en Manchester

El reelecto gabinete conservador de Cameron ha redoblado las medidas neoliberales. Las privatizaciones están llegando al colmo. Ahora pretende privatizar la National Gallery… Es como si Francia rematara el Louvre, o el Vaticano, la Basílica de San Pedro.

Pero Cameron es hoy un gobierno claramente minoritario, nacido de la alquimia del sistema electoral británico. Si las movilizaciones, huelgas y protestas fuesen en ascenso, se abre el interrogante de su continuidad.

Del 4 al 7 de octubre, en Manchester, habrá una nueva batalla sobre ese punto. En esos días sesionará allí la conferencia anual del Partido Conservador (tories). Importantes sindicatos del TUC (en primer lugar, la UNISON), las Asambleas Populares anti-austeridad y las organizaciones de izquierda convocan a una serie de movilizaciones. Las movilizaciones comenzarán con una manifestación el domingo 4 convocada por el TUC con la consigna “No a la austeridad; sí a los derechos de los trabajadores”. En los días siguientes, las Asambleas Populares, bajo la consigna “Retomemos Manchester”, organizan una serie de acciones, desde un cerco de repudio a la estación de ferrocarril donde llegarán delegaciones tories, hasta nuevas marchas, bloqueos, etc.

Lo de Manchester podría ser un primer test de en qué medida el cambio por Jeremy Corbyn al frente del laborismo contribuye a una movilización extraparlamentaria que logre cuanto antes echar a los tories del gobierno.

Notas:

1.- “Reino Unido: ¿Hacia un Syriza-Podemos británico? – La sorpresa de Jeremy Corbyn”, Socialismo o Barbarie, Nº 346, 27/08/2015.

2.- El TUC opera sólo en Inglaterra y Gales. En Escocia existe un Scottish Trades Union Congress y en Irlanda del Norte (Ulster) hubo divisiones por la cuestión nacional.

 

Un fenómeno internacional

Como el mismo Jeremy Corbyn lo caracteriza[1], su vertiginoso triunfo es parte de un fenómeno internacional, de surgimiento y ascenso de movimientos políticos como los de Syriza en Grecia, Podemos en el Estado español y, recientemente, el de Bernie Sanders, senador de EEUU, que se presenta como candidato “socialista” en las primarias presidenciales del Partido Demócrata.

Estos movimientos, partidos y corrientes políticas son “anti-neolibelares”; pero, por supuesto, no son anticapitalistas ni menos aún revolucionarias. Lo que objetan es la configuración que el capitalismo ha asumido en las últimas décadas, en el sentido de liquidar las conquistas sociales y las concesiones que aún restan del siglo pasado, imponiendo la explotación y las desigualdades cada vez más brutales.

Para terminar con eso, no se proponen impulsar revoluciones, ni tampoco acabar con el capitalismo reemplazándolo por otro sistema social. Sin embargo, objetivamente, la aparición de estos movimientos reflejan una tendencia muy progresiva a cuestionar las barbaridades del capitalismo actual.

Después de las graves derrotas del movimiento obrero a fines del siglo pasado, y sobre todo del derrumbe y la restauración capitalista en los Estados que se decían “socialistas” y “comunistas”, es lógico que el recomienzo tenga grandes limitaciones.

De todos modos, aunque sin el menor sectarismo, esas limitaciones tampoco pueden ser ignoradas. Allí está, por ejemplo, el desastre de la traición de Tsipras y de la mayoría de Syriza, cuyas graves consecuencias recién comienzan a sufrirse a escala europea.

Teniendo en cuenta esa dolorosa experiencia, una de las primeras cosas que los votantes por Corbyn deberían hacer, es reclamar que como nuevo “leader” del Labour Party, se ponga al frente de las movilizaciones obreras y populares para terminar con el gobierno de Cameron y su “austeridad”. Esto exigiría, simultáneamente, barrer a la burocracia neoliberal que hoy constituye el aparato laborista.

Por último, pensamos que el reaseguro de que no se desperdicien estas oscilaciones favorables ni las luchas obreras y populares en curso, es la construcción de alternativas independientes y de organizaciones socialistas revolucionarias.(C.T.)

Nota:

1.- “Jeremy Corbyn, interview”, The Guardian, 07/08/2015.

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