Por Roberto Sáenz



Importante elección del nuevo MAS

 

Manuela dijo muy bien en el programa de Silvestre en C5N: ‘si sos de izquierda tenes que proponer otra sociedad’. Nuestro partido recogerá esta bandera como parte de su campaña presidencial en un intento por ayudar a la formación de la conciencia socialista de los trabajadores de nuestro país” (periódico Socialismo o Barbarie nº 331).

Como señalamos en el editorial de esta edición, la izquierda volvió a alzarse con una importante votación: sumando las dos listas del FIT, la de nuestro partido y la del MST, se obtuvieron 900.000 votos, un resultado no menor que totaliza algo en torno al 4.2% de los votos.

Presentaremos aquí un primer balance de la misma, así como de la elección de nuestro partido, a sabiendas que la experiencia realizada es de tal riqueza, la actividad concentrada de la campaña electoral de nuestro partido es tan inmensa que dará lugar a nuevos y más profundos análisis en nuestro semanario las próximas semanas.

La elección del FIT

Arranquemos por el FIT: sumando las dos listas que lo integraron para las internas obtuvieron el 3.3%: 700.000 votos. La realidad es que respecto de las PASO del 2013 perdieron 200.000 votos. Pero si se toma como punto de referencia las elecciones presidenciales del 2011, crecieron un 33% (en dicha oportunidad habían totalizado algo en torno a 500.000 votos).

Es verdad que una votación de medio término, parlamentaria, es más accesible para la izquierda que una presidencial, para cargos ejecutivos (no se visualiza todavía que la izquierda pueda gobernar). Sin embargo, no debe desconocerse que el FIT es un frente instalado, que ha logrado una importante representación parlamentaria, datos que no obraban en su haber cuando se presentó por primera vez en el 2011.

De ahí que la evaluación sobre su posible dinámica (consolidación o desinfle) esté todavía abierta a la espera de los resultados que vayan a obtenerse en octubre: si el FIT logra o no incrementar su representación parlamentaria.

Como es sabido, dentro de la interna del FIT terminó imponiéndose la lista del PTS. Obtuvo 370.000 votos destacando su enorme elección en Mendoza. La lista encabezada por el PO si bien se impuso en los principales distritos del país (provincia de Buenos Aires, CABA y Córdoba, no así en el caso de Santa Fe donde gano el PTS), lo hizo por una diferencia menor a la esperada, de ahí que fuera derrotada.

Aunque necesitaríamos más lugar que el que disponemos aquí para explicar las razones del triunfo del PTS, hay dos elementos que destacan.

El primero es político: el PO hizo gala de una enorme falta de sensibilidad política. El PTS supo recoger algo que también hicimos desde nuestro partido cuando resolvimos postular a Manuela a la presidencia: los elementos que vienen de las elecciones de otros países donde se expresa un progresivo elemento o demanda de “renovación” política: la emergencia de una nueva generación en la liza de la política y las luchas.

Claro que este elemento hay que interpelarlo en clave revolucionaria, cosa que no hizo el PTS, que llevó adelante una campaña electoral mayormente vaciada: “renovar y fortalecer el FIT” por todo concepto sin que se puedan destacar otros ejes o contenidos sistemáticos de campaña.

El PO, con su “piel de lagarto” habitual, no supo interpretar esta circunstancia, no supo “dialogar” con los fenómenos de la realidad. Incluso llegó de manera cretina a poner su campaña de espaldas a las demandas del #ni una menos, a las demandas que provienen del movimiento de mujeres del país: ¡no fue capaz de poner una sola compañera en las principales candidaturas de su campaña! ¡Otra verdadera aberración política de lesa sensibilidad!

Hizo así una campaña “chata”, reducida a poner en el centro (correctamente) el problema del ajuste que viene, pero sin darle a la misma (incorrectamente) una globalidad de conjunto (¡adelantémonos a señalar que tampoco el PTS le dio a su campaña una perspectiva global, de conjunto!).

Sumado a esto el PO tiene un grave problema estructural que se evidencia desde hace rato y frente al cual se la han pasado fugando hacia delante: pagó carísimo el tener una base excesivamente “territorial-popular”, una “orgánica” demasiada limitada para su pretensión de partido hegemónico de la izquierda. Perdió de vista el hecho que el país cambio desde hace 15 años cuando el movimiento piquetero marcaba los fenómenos más dinámicos.

El PO quedó atado a un abordaje conservador y fue derrotado por la campaña internista y poco política del PTS, pero que tuvo la virtud de interpretar algunos de los fenómenos dinámicos señalados, amén de tener un criterio constructivo más coherente (similar al que reivindicamos desde nuestro partido): una estrategia constructiva más estructural, más orgánica.

Por ultimo pero no menos importante, está el problema de las definiciones catastrofistas del PO: sería bueno un serio balance de como en “Salta la troska” se desinflaron (¡como adelantamos meses atrás en estas páginas!) hasta totalizar solo el 3.5% en esta elección, además del costo inmenso que tiene desarmar a la militancia partidaria con definiciones “locoides” que se repiten una y otra vez como en el último cierre de campaña de Altamira: que los tres candidatos patronales principales son “inviables”, que se está frente a la “destrucción” no solo del radicalismo sino del “peronismo”, que el aparato de estado argentino vive en un estado de “licuación” y dislates por el estilo que desarman a la militancia (ver su intervención en la página del PO).

Todo depende de las proporciones

Por nuestra parte, opinamos que el balance electoral de nuestro partido es enormemente positivo. Es verdad que en términos de votos constantes y sonantes la votación es limitada. La campaña electoral nos devolvió muchísimos reflejos algunos de los cuales terminaron expresándose en la votación y otros no.

De todos modos, no hay que perder de vista que nunca nuestro partido había participado en una elección presidencial, y que obtener 100.000 votos por segunda vez consecutiva no deja de ser un piso electoral de importancia que conquistamos.

Además, la acertada decisión de las candidaturas de Manuela y Jorge despertó enorme simpatía entre más amplios sectores a los que habitualmente llega el partido; es más, avanzamos muchísimo en instalar a Manuela como una de las figuras emergentes de la izquierda en nuestro país, un logro nada menor.

A partir de aquí hay que mensurar los votos en términos numéricos. Primero, señalar que la elección de la izquierda en su conjunto fue más modesta que la del 2013. Segundo, nunca perder de vista la desproporción entre un frente de izquierda instalado de tres partidos que tienen representación parlamentaria y las fuerzas todavía estrictamente extraparlamentarias (y menores en cantidad de militantes e inserción orgánica) de nuestro partido.

¡Que aun así hayamos sacado 100.000 votos, ganándole al MST y reduciendo la proporción con el FIT de 9 a 1 (2013) a 7 a 1 es una enorme conquista y un triunfo de nuestro partido que no contaba en su haber con un piso electoral propio a nivel nacional!

Cuando se ven las proporciones con las dos listas del FIT por separado, resalta más nuestra votación. Insistimos: hay que tener en cuenta que ambas se beneficiaron de los votos al FIT en su conjunto, no como en nuestro caso donde nos tocar ser en cierto modo “castigados” electoralmente por estar fuera del FIT: no nos beneficiamos por algún tipo de “voto útil”.

Y aun así hay datos de enorme importancia. El primero, que difícilmente fuera del FIT el PTS y el PO (¡de IS ni vale la pena hablar!) hubieran pasado las PASO: el PTS obtuvo el 1.7% y el PO el 1.6%… ¡Incluso de manera unificada, sumando los votos de ambas listas, no pasaron en 8 distritos del país! ¡Por si hacía falta esto arroja luz sobre la maniobra proscriptiva sin principios de dejar afuera a nuestro partido de dicho frente electoral!

Pero hay otras proporciones que son de importancia. Como el FIT fue a una interna se puede establecer una comparación más objetiva con cada uno de sus componentes, reiterando que de todas maneras ambas listas internas se beneficiaron de ser parte del FIT.

El PTS obtuvo 370.000 incluyendo aquí el “bonus track” de la votación de Mendoza (¡que nadie cree que es más orgánica que la de Salta del PO, donde acaba de derrumbarse en esta elección!), nuestro partido 105.000 votos: una relación de tres y medio a uno. En el caso del PO e IS es más difícil la comparación porque cómo establecer qué corresponde a cada fuerza… Obtuvieron 350.000 votos, por lo que la proporción es de tres a uno entre esas dos fuerzas con nuestro partido. Si repartiéramos los votos de esta lista a la mitad ¡resultaría que la proporción se reduciría a 1.5 a 1 y eso que corrieron por dentro del FIT!

Ya en el caso del MST le ganamos la partida obteniendo esta organización una votación algo por debajo de los 100.000 votos; un logro no menor del nuevo MAS dado que este partido –aunque en decadencia- tiene experiencia electoral, veinte legalidades y ha gozado por casi 20 años ininterrumpidos de parlamentarios…

La instalación de Manuela como figura emergente de la izquierda

Pero no se trata sólo de los votos sino de qué se dijo para obtenerlos y qué ganancia constructiva pueden dejar: estos son los dos factores más importantes del balance.

Con respecto al perfil de nuestra campaña electoral y la decisión que tomamos en materia de las principales candidaturas, creemos que fueron extremadamente acertadas. La campaña electoral y los propios resultados (aunque hayan sido desiguales respecto de lo exitoso de la campaña misma), ratificaron que debíamos presentar una candidatura estratégica, que hicieran “empatía” con los fenómenos más dinámicos de la realidad: la emergencia de una nueva generación militante, una representación acorde con el perfil del nuevo MAS, la expresión en la fórmula del movimiento de mujeres y de lo mejor de la nueva generación obrera, todo esto “totalizado” en una campaña por una alternativa socialista.

Opinamos que la instalación de Manuela sumada al acompañamiento por Jorge como vice fueron un acierto político con elementos de objetivación y reconocimiento tanto en sectores que nos votaron como en los que no lo hicieron; un acierto que potenció nuestra campaña electoral, que le dio una herramienta a la militancia para sobreponerse a las desiguales relaciones de fuerzas con el FIT, logrando estratégicamente la instalación de una figura partidaria (y del partido como tal) en más amplios sectores que antes de la campaña electoral.

Junto con lo anterior, queremos reivindicar los ejes de la campaña electoral. Como ya señalamos, el PO hizo un eje de campaña correcto denunciando el ajuste que viene pero fue demasiado “chato”: no tomó en cuenta los nuevos fenómenos, la nueva generación luchadora que emerge y se caracterizó por una negativa cerrada frente a uno de los fenómenos más dinámicos actualmente como es la lucha del movimiento de mujeres.

En el caso del PTS logró captar el fenómeno dinámico de emergencia de una nueva generación política y militante (traducido a la palabra “renovación”), pero no le aportó contenido estratégico alguno a la campaña: hizo una campaña “internista” para dirimir el voto dentro del FIT pero sin mayores delimitaciones políticas.

Por nuestra parte, creemos haber realizado la campaña electoral más política de la izquierda. Junto con levantar reivindicaciones sentidas de los trabajadores, la juventud y las mujeres (¡no guardamos bajo siete llaves la exigencia de derecho al aborto como hicieron el PO y el PTS!), denunciando en todos nuestros materiales a Scioli, Macri y Massa como candidatos del ajuste que viene, le aportamos a la campaña un contenido “propagandístico” que reivindicamos: comenzar a instalar en la conciencia de los trabajadores la pelea por el socialismo, la perspectiva del socialismo como alternativa a esta sociedad de explotación capitalista, como planteo popular de que son ellos los que deben gobernar.

El planteo hecho por Manuela de que “hay que dar vuelta la tortilla”: ¡que los trabajadores, los que aparecen como último orejón del tarro, los que no tienen voz, los explotados y oprimidos son los que tienen que gobernar!

Hicimos esto de manera dialogada, no sectaria, pedagógica como reivindicaron en la persona de Manuela muchísimos compañeros y compañeras: que se le entiende cuando habla, que habla con conceptos sencillos, para los trabajadores, y no como es el estereotipo de la izquierda a la que suele “no entendérsele nada”.

Hicimos, en definitiva, una enorme campaña electoral revolucionaria adaptada a la exigencia de dirigirnos a amplios sectores de masas. Y creemos haberlo logrado de manera exitosa, llevando adelante una experiencia que sirve no solo a nuestro partido, sino que puede aportar para toda nuestra corriente Socialismo o Barbarie en circunstancias similares.

Concretar nuestra extensión nacional

La campaña nos permitió dar enormes pasos constructivos en materia de la extensión nacional del partido. El haber logrado fiscalizar en algún grado en 17 provincias del país; el haber resuelto con acierto la logística de llevar todas las decenas, cientos de miles y millones de boletas a todos los juzgados; el haber abierto nuevos locales partidarios (¡y seguiremos haciéndolo las próximas semanas!), nuevas localidades en el interior de la provincia de Buenos Aires, Córdoba, y potencialmente avanzar en formar núcleos partidarios en sinnúmero de provincia del país en que no estábamos antes de la campaña, son logros constructivos de enorme importancia, esto sumado a las decenas de nuevos compañeros y compañeras sumadas a la actividad.

De ahí que la principal tarea que se desprende pasada la campaña sea consolidar estos elementos de extensión nacional partidaria para multiplicar cualitativamente la implantación nacional de nuestro partido, una palanca privilegiada para una de las tareas que tenemos por delante: conquistar nuevos terrenos de intervención política del partido a la vez que sostener la legalidad nacional de nuestro partido frente a los mecanismos proscriptivos del régimen.

Dejanos tu comentario!