Por Luis Bermúdez



 

 

Al cierre de esta edición van casi dos semanas de los espacios gratuitos de propaganda de la campaña. Se podría decir que esta propaganda es el costado democrático de una ley en esencia proscriptiva pero que, dadas las características políticas del país desde 1983, son espacios o logros contradictorios que deben ser aprovechados a fondo de manera revolucionaria. Lo de los espacios gratuitos con uno de esos logros que desde nuestro partido estamos utilizando con todo en esta elección presidencial.

 

Scioli, Macri y Massa

 

Nos referiremos primero a los spots de los principales presidenciables. Los más logrados son los de Scioli, y no por casualidad: es el candidato que de momento viene al frente de la elección, y el que más posibilidades tiene de ganarla. La idea de la “victoria del trabajo” es inteligente en la medida en que trata de aprovechar a su favor lo que la población más rescata de la situación actual en relación al 2001: la recuperación de los puestos de trabajo así sea en condiciones precarias, con salarios deteriorados o en baja, flexibilización y demás condiciones de explotación capitalista del trabajo.

Está muy claro, también, de lo que Scioli no habla, que grosso modo podríamos resumir en lo que se viene, que son las medidas de ajuste económico entre otras beldades. Pero esto es bastante evidente para detenernos aquí. Más interesante es el tono falsamente “épico” de sus spots: parecería que todo es obra de la población en su conjunto, que la población estaría recorriendo una “experiencia histórica”, una “batalla colectiva” o cosas así, que evidentemente pretenden la identificación de los votantes con el candidato.

Una observación que hizo un compañero de fábrica sirve para poner un poco las cosas en su lugar: muchos trabajadores votarán a Scioli, pero lo harán como por “inercia”, sin grandes expectativas. Es que la épica de Scioli evidentemente no es tal, no es una obra colectiva; es algo que se hace desde arriba y para colmo, en sustancia, consistirá en medidas contra los trabajadores y no a su favor, ni siquiera en la limitada forma de las concesiones del nacionalismo burgués.

El caso de Macri es más simple y evidente. En el primer spot presidencial lanzado, se lo ve estrechándoles la mano a personas, votantes, vecinos en todo el país, sin decir una sola palabra… ¿La fórmula o sentido de todo esto? Teorizada por su gurú electoral, Durán Barba, se trata de no decir nada, de lograr ponerle al candidato el contenido que el votante quiera, de no pelearse con nadie (es decir, no plantear ninguna cosa que agrade a algunos y a otros no), y claro está, menos que menos anunciar las medidas económicas neoliberales que pondría en marcha de ganar la elección.

Luego de este primer spot, en un falso populismo conservador, Macri se dedicó a “darles la palabra” a algunos votantes que digan lo que él quiere decir, algunos de sus ejes como la denuncia de la “corrupción”, la “falta de diálogo” del gobierno actual y cosas así.

En definitiva, sus spots reflejan la misma estrategia fallida que viene guiando su campaña: no decir nada o, más bien, la dificultad de decir su propio programa de ajuste conservador por miedo a que sea piantavotos…

En el caso de Massa, su apuesta es a la polarización con el gobierno y el propio Macri. Su spot es efectista, en la línea de la campaña de De Narváez de dos o cuatro años atrás; es decir, recoger el voto ultracrítico con el kirchnerismo, operativo con el cual no se sabe si logrará recuperar en algo su alicaída votación.

En todo caso, lo suyo es una mezcla inconexa de imágenes a izquierda y derecha: ¿quién puede creerle que tenga preocupación real por la represión en el Borda a los trabajadores de la salud de CABA, cuando Massa es el primero en anotarse para las propuestas más reaccionarias y represivas? Lo mismo que su discurso sobre lo negativo que es el impuesto al trabajo (¡que evidentemente lo es!), cuando al mismo tiempo está estrechamente ligado a sectores del empresariado que lo único que están haciendo es pedir más medidas antiobreras (como De Mendiguren de la UIA).

 

El MST y el FIT: apelación al elemento bizarro y falta de una alternativa de conjunto  

 

Refiriéndonos a la izquierda, el premio mayor al despropósito y la apelación al elemento bizarro para impactar a como dé lugar se lo lleva el MST. Se hace la correcta denuncia de que Scioli y Macri son hijos del menemismo, figuras que vienen a aplicar un ajuste económico, pero de una manera que es poco seria, que causa rechazo hasta por la “representación” que se utiliza en uno de ellos (un parto), y que hace al conjunto poco serio; apela a una franja electoral que es muy poco de clase, algo poco característico si se viene de la tradición de la izquierda revolucionaria, por no decir que es realmente indefendible lo que presentaron.

En el caso del PO y el PTS, del FIT, la cosa es algo distinta. Esta vez la interna (¡y la candidatura presidencial de nuestro partido!) los obligaron a operar dos modificaciones de importancia. En primer lugar, los spots muestran cómo se vino abajo de manera dramática la pretensión de ser la “única izquierda”: no están haciendo campaña con ese eje, porque es indemostrable, más allá de que pretendan mantener el copyright de la identificación “izquierda”.

Por otra parte, tanto el PO como el PTS se han visto obligados a hacer spots algo más políticos esta oportunidad. El de lanzamiento presidencial del PO toma correctamente la explicación del ajuste que viene y es bastante sobrio; la dificultad que tiene (¡y una de importancia!) es que no plantea ninguna alternativa de conjunto. Es decir: denuncia el ajuste, pero no propone ninguna perspectiva de una sociedad diferente.

En el caso del PTS hay una exageración increíble en su autorreferencialidad: ¿quién puede creer que Del Caño es el candidato que puede venir a “derrotar” al kirchnerismo “como hizo en Mendoza”? Toda la campaña del PTS luce excesivamente volcada a la interna del FIT; un poco como si el FIT tuviera la vaca atada, como si hubiera votantes “fitistas” para disputarse entre las corrientes internas, como si se hablara de la interna del peronismo…

En el caso de este grupo, y más allá de cómo terminen siendo los resultados electorales, probablemente la excesiva autoproclamación le termine jugando una mala pasada.

 

Nuestros spots por una alternativa socialista 

 

Por nuestra parte, consideramos que los spots quedaron muy sobrios y sólidos políticamente. Hay, por un lado, un destacado logro en la presentación de Manuela, Jorge y el Chino. Los spots que llamamos “personalizados” creemos que han sido un acierto; así lo hemos escuchado incluso de personas versadas en el tema medios.

Por otra parte, políticamente creemos que están sólidos, lo mismo que el conjunto de la campaña de nuestro partido. En contraste con el FIT, nos esforzamos por presentar una perspectiva de conjunto: una alternativa socialista, palabra que al parecer está prohibida en el vocabulario del FIT; venimos señalando que la falta de una perspectiva así, que ayude desde ahora y aproveche el terreno electoral para la forja de la conciencia de los trabajadores, es una de las carencias más dramáticas del FIT, al que sólo le interesa que los voten a ellos y nada más: no transmitir educación alguna hacia los trabajadores.

Por otra parte, a la vez que denunciamos el ajuste que viene, también les damos fuerza a las reivindicaciones; algunas que son tomadas por el PO y el PTS, pero otras, como el derecho al aborto, que son valientes de parte de nuestra campaña pero que son tomadas de manera muy débil o directamente soslayadas por los integrantes del FIT.

Lo más importante, en todo caso, es que no cedimos a demagogia alguna, que no hicimos bizarreadas para llamar la atención, sino que nos enfocamos en destacar a nuestras figuras por los valores que tienen y, junto con esto, que nos esforzamos por presentar posiciones políticas y una alternativa clara, todo lo cual viene siendo ampliamente valorado por franjas cada vez más amplias de votantes que nos hacen llegar todo tipo de mensajes y felicitaciones.

Sin ningún tipo de sectarismo y más bien atendiendo a los rasgos políticos de la coyuntura y, más en general, del periodo histórico, creemos que estamos llevando adelante una política electoral revolucionaria que por su coherencia esta concitando el apoyo de amplios sectores populares.

En todo caso, el 9 sabremos en qué medida esto se puede trasladar al resultado electoral.

 

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