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La semana trágica

 

Dentro del imaginario de la lucha obrera, siempre aparece la lucha de los obreros de la ciudad de Buenos Aires, conocida como la “Semana Trágica”. Una epopeya que quedo en este imaginario como la principal lucha dada por el naciente movimiento obrero argentino, quizás hasta nuestros días. Nadie pone en duda, por lo menos, que esta lucha es un ejemplo.

Esta huelga que comenzó en Buenos Aires pero se extendió a varias provincias, de carácter netamente obrera, mostró los limites de ciertas corrientes políticas. Fue punto de inflexión para estas corrientes que a partir de estos hechos comenzaran a declinar (aunque la nueva situación política con el ascenso del radicalismo, ya comenzaba a perjudicar a las corrientes como el anarquismo).

Entender, esos límites, puede ayudar a limpiar el camino. A pesar de que sucedió en 1919, dejó ciertas lecciones que aun hoy son importantes recordar. Como también son importantes para entender, por que semejante movimiento no consiguió más que una victoria parcial que rápidamente se diluyó. Lo ganado no se comparó con lo realizado.

Antecedentes

A principio del siglo XX la situación de la clase obrera era realmente desesperante, con muy pocos derechos y leyes laborales, cada fábrica se manejaba según su relación de fuerza: se podían prohibir los sindicatos, dar los aumentos que el patrón quisiera, la mayoría no conocía la jubilación, las herramientas podían ser de los mismos obreros, etc. Prácticamente la empresa dentro de la fábrica hacia lo que quería o lo que le dejaban hacer (que siempre era mucho).

Pero justo antes de la 1919 hay dos grandes gestas que transforman la conciencia obrera: la revolución rusa y la Reforma Universitaria, la primera de impacto mundial y la segunda que se extendió por América latina.

La revolución rusa mostró que los trabajadores podían tomar el poder y gobernar un país, que las cosas podían cambiarse, pero por sobre todas las cosas entendieron que las cosas se podían mejorar con la lucha. Esa conclusión impacto en los obreros, quienes miraron con simpatía lo que sucedía en Rusia aunque desde la prensa burguesa se dijera lo contrario.

La Reforma Universitaria poco tiene que ver con los obreros, pero su discurso de igualdad y derechos políticos influyó en el ánimo de los trabajadores en general que carecían de todo tipo de derechos laborales.

La semana trágica

El conflicto estalló en los talleres metalúrgicos de Pedro Vasena en Pompeya, donde trabajaban 2500 trabajadores que realizaban herrería y fundición. En realidad la fábrica pertenecía a un consorcio inglés, y Pedro Vasena (antiguo dueño) era el gerente.

Las condiciones de trabajo que incluían una jornada de 11 horas, junto al crecimiento del costo de vida a partir de 1917 por la Primera Guerra, hicieron que en Diciembre de 1918 comenzara una huelga, que a partir del 7 de Enero de 1919 tomaría el carácter de una huelga general. Los reclamos eran: jornada de 8 horas, descanso dominical, aumento salarial y reincorporación de los despedidos apenas arrancó el conflicto.

El 7 de Enero de 1919 en un enfrentamiento entre los trabajadores y la policía que custodiaba a los “carneros” termino con unos 4 obreros muertos. Este hecho colmó la paciencia y los sindicatos agrupados en la FORA V° Congreso (de tendencia anarquista) y la FORA IX° Congreso (donde dominaban los socialistas y sindicalistas), los cuales llamaron a la huelga, no sin diferencias entre sí. La huelga era fuerte, pero el 9 ante nuevos asesinatos en el entierro de los obreros muertos el 7 (la policía abrió fuego hacia la columna que acompañaba los féretros), la huelga se volvió una rebelión, una huelga política que asusto a más de un burgués.

La ciudad fue sitiada, los huelguistas pararon la Buenos Aires a la fuerza, los tranvías fueron volcados, piquetes en muchas esquinas, sindicato tras sindicato se sumaba a la huelga, al mismo momento que la noticia recorría el país y extendía la huelga a otras provincias. Pero una vez que se toca el cielo, comienzan a actuar los limites de esta huelga y para el día 12 empieza a diluirse, el 14 el gobierno de Yrigoyen declara el estado de sitio (para lo cual trajo 30mil soldados al mando de un general de la UCR). Pero en esos días, los tiros se escucharon por toda la ciudad y no se movió una mosca en toda la ciudad. Hubo miedo de lo que podía pasar, estaba muy fresco lo que había pasado en Rusia.

Algunas apreciaciones

Quedarnos solo con la gesta es poco reconocimiento a lo que se hizo en esos días, sin duda es uno de los grandes hitos de la lucha obrera, realmente hizo temblar a la burguesía. Pero los límites de esta huelga hicieron que esa fuerza se diluyera conquistando apenas algún aumento de salario y otras cosas.

En primer lugar, los sindicatos, en los que los obreros ponían todas sus esperanzas en esos días, estaban dirigidos por corrientes políticas que no supieron llevar a buen puerto esta lucha (con esto no quiero decir que estaban dadas las condiciones para la toma del poder).

Los anarquistas fueron quizás los que aparecieron como los conductores de la lucha, ellos sin duda en todo momento pelearon por que esta huelga tome otro carácter, más político. Pero para ellos, el carácter político era la toma del poder o nada, problema que nunca estuvo en la cabeza de los obreros. Esta visión los llevó a aislarse de la masa obrera, ellos llevaron hasta las últimas consecuencias la lucha armada, pero los obreros no comprendieron nunca para que esas actividades, sumado a que estas actividades eran clandestinas, o sea no tendían a organizar a los obreros. Un crimen, ya que existían asambleas donde se discutía sobre la huelga[1]. En el correr de la huelga, “quedaron solos”.

Frente a los anarquistas, estaban los socialistas y sindicalistas, que conducían la FORA IX° Congreso. Pero los socialistas, que adoptaron la idea de que el capitalismo podía reformarse hasta el socialismo, pusieron todas sus fuerzas en que la huelga se canalice en el Congreso, desarmando a los obreros que luchaban en las calles. Y los sindicalistas depositaron sus esfuerzos en un arreglo con la ayuda del gobierno de la UCR. Estas dos corrientes fueron las primeras en arreglar, el día 10 llaman a levantar la huelga a pesar de que los obreros se oponían. Este es el error más común hoy en día, la confianza de ciertas corrientes en que las cosas se resuelven en el congreso o gracias al Estado.

En definitiva, ninguna de las 3 corrientes se esforzó en organizar a los obreros, y el conflicto no solo termino con algunas conquistas sindicales parciales, sino que con el estado de sitio del gobierno radical la persecución término de desarticular cualquier organización y muchos de los principales dirigentes terminaron en la cárcel o en la clandestinidad.

La confianza en el gobierno radical fue un error funesto, este gobierno convino el dialogo (obviamente con los sindicalistas) y la represión. Lo único nuevo que aporto la UCR a los conflictos obreros fue el dialogo, lo que profundizó el oportunismo de muchos dirigentes sindicales, lo cual llevó a la derrota de muchas luchas posteriores y el crecimiento de la corriente sindicalistas, que comenzaba a dejar de lado las ideas revolucionarias que tenía en su origen.

En definitiva, los errores cometidos en esos gloriosos días, muestran que el Estado nunca es parte de la solución, por lo que la pelea en el congreso debe ser solo una ayuda para la lucha en las calles. Por otro lado, la organización de la clase obrera para la transformación socialista de la sociedad, es una tarea que todavía hay que realizar, y que muchos dejan de lado.

Martiniano Rodríguez

[1] Godio, en su clásico trabajo “La Semana Trágica de Enero de 1919”, reconoce estos elementos de organización.

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