Por Claudio Testa



 

 Derrumbe de las bolsas en China

 

 

 

Se derrumban las bolsas de China. Venían oscilando a la baja desde el 12 de junio pasado, día en que el principal índice, el Shanghai Composite Index alcanzó los 5.166 puntos. Pero a partir de allí, como en el tango de Gardel, comenzó la “cuesta abajo en mi rodada”… El miércoles 8, al escribir este artículo, el Shanghai Composite Index cerró a 3.507 puntos. Es decir, casi un 30% de su valor se había “evaporado” de los bolsillos de los 92 millones de chinos que poseen acciones… y no huyeron tiempo (como seguramente hizo, como siempre, el puñado de peces gordos).

Los datos ilustran el estallido de una clásica “burbuja” especulativa, algo que suele preceder las grandes crisis. En enero de este año, el mencionado índice llegaba apenas a los 3.000 puntos. A partir de allí comenzó a subir como un cohete. “¿Cómo perder esta oportunidad de hacerse ricos?”, les dijeron a millones de pequeños ahorristas, que sin entender nada del tema corrieron a comprar acciones.

Y, efectivamente, en estos seis meses, las acciones se valorizaron un 72%… para finalmente caer en picada en tres semanas. Lo más grave, es que la verdadera situación puede ser aún peor de lo que indican los 3.507 puntos del índice del miércoles 8. Es que, el día anterior, el martes 7, preventivamente, las autoridades de la bolsa suspendieron la cotización del 90% de las 2.774 acciones inscriptas en la bolsa… lo que no impidió una nueva caída del 6%… Pero eso no es lo más serio, sino el signo de interrogación que se abre sobre ese 90% de acciones retiradas o suspendidas: ¿cuántas de ellas son meros “bonos basura”?

Lo de China no es del todo inesperado. Como señalamos en artículos anteriores[[1]], China había ingresado en una nueva etapa de su economía caracterizada por una caída notable de su crecimiento en comparación con la década anterior. Las “tasas chinas”, de dos dígitos de crecimiento anual del PBI, quedaron así en el pasado, para nunca más volver. Esa situación real de la economía debía inevitablemente reflejarse en las nubes de la especulación.

Así, desde hace tiempo, abundaron los alertas de diversas (y peligrosas) “burbujas” que se iban delineando, entre ellas, la inmobiliaria. Sus desinfles (como sucedió en 2008 en Occidente) podían provocar finalmente una crisis que las bolsas ahora no hacen más que reflejar.

La corresponsal del Wall Street Journal en Pekín, informa que “el mismo portavoz de la Comisión Reguladora de Valores de China, Deng Ge caracterizó el tono actual del mercado como ‘de pánico’. En un comunicado, señaló que ‘las ventas irracionales (¡¡!!) han aumentado enormemente y esto ha provocado tensión en la liquidez del mercado de renta variable [las acciones]”[[2]].

Evidentemente, la burocracia china no sólo ha restaurado en su beneficio el capitalismo, sino que además ya ignora por completo “El Capital” de Carlos Marx y sus enseñanzas sobre estas crisis que se repiten regularmente, una peor que la otra. No hay nada “irracional” en este “sálvese quien pueda”… O, mejor dicho, lo “irracional” es el sistema capitalista mismo… que con esta enésima crisis va a hundir en la miseria a más y más millones de personas…. Y no sólo en China…

Frente al “pánico irracional” de los 92 millones de accionistas, la Comisión Reguladora de Valores anunció en Pekín que la China Securities Finance Corporation, entidad estatal que financia la compra de acciones, incrementará las adquisiciones de títulos de empresas. La iniciativa llega después de una promesa anterior de comprar al por mayor acciones de grandes compañías para estabilizar el mercado.

Por su parte, el Banco Central prometió que dará “abundante liquidez a esta entidad para que pueda normalizar el mercado”. O sea, emisión y más emisión para sostener los títulos y acciones venidos a menos por el desinfle de las burbujas… Papeles que posiblemente sean acciones o bonos “basura”, como los que compraron a paladas EEUU y la Unión Europa desde el 2008 para salvar a sus capitalistas y que todavía están haciendo pagar a sus pueblos. Los reguladores también anunciaron que “relajarán las reglas para que las aseguradoras compren títulos de pesos pesados del mercado y señalaron que las empresas públicas no deberán vender sus participaciones en filiales que coticen en bolsa”.

“Los nuevos esfuerzos –añade la corresponsal del WSJ– se producen tras el fracaso de las medidas de Pekín para detener la caída de los mercados, a pesar de la introducción de estímulos sin precedentes, como recortes en los tipos y compras organizadas de valores por empresas públicas.”

Las consecuencias mundiales y en América Latina

Las consecuencias se sienten no sólo en China. Ya son mundiales. Los primeros afectados son los países productores de materias primas (commodities). América Latina está en la primera línea de fuego.

En efecto, simultáneamente al derrumbe de las bolsas chinas, comenzó el desplome de los precios de materias primas producidas en otros países. Aunque lo determinante es lo de China, hay además una “sinergia”, es decir, una “acción conjunta” con otros factores, por ejemplo, la crisis griega. Esta última, económicamente, es de menor impacto que el derrumbe de las bolsas chinas. Pero, al operar conjuntamente, crecen los temores sobre el futuro inmediato del euro y de la economía europea, que en cepo del euro no termina de salir de un pantano de estancamiento sin final a la vista.

En ese sentido, otro artículo del Wall Street Journal –“Temores sobre China y Grecia golpean los commodities”– advierte que “China está una vez más en el centro de la trama de las materias primas, pero esta vez no es de manera positiva. El derrumbe del mercado bursátil chino y los temores sobre las consecuencias de la crisis económica griega han contribuido a una caída de los commodities a mínimos de varios años atrás, lo que ahogó una incipiente recuperación de los precios de bienes básicos desde el petróleo al mineral de hierro. El declive también ha arrastrado las acciones de empresas de recursos naturales y las divisas de países productores”.

Y agrega: “Si bien los precios se estabilizaron un poco el martes después de la venta generalizada del lunes, los commodities han registrado un bajón prolongado este año, conforme aumentan las preocupaciones sobre un exceso de productos… El índice Standard & Poor’s GSCI, de una canasta de materias primas, se encuentra 36% por debajo de hace un año y ha descendido más de 6% este mes.

“Tres semanas de declives en el mercado bursátil chino han ensombrecido el panorama para la segunda economía mundial, que es el mayor comprador de una gama de bienes básicos, como el mineral de hierro, el carbón, el cobre y el oro. Esto podría tener consecuencias para grandes productores, como Brasil, Colombia, Chile y Perú. El martes, las acciones chinas cayeron pese a una serie de medidas del gobierno en los últimos días para apuntalar el mercado. Asimismo, la perspectiva de nuevos problemas económicos en Europa, tras el rechazo de los votantes griegos a las condiciones exigidas para otro rescate en el referendo del domingo, han agravado la situación de los commodities.

“[Asimismo] las divisas de países que dependen de las exportaciones de materias primas se han debilitado. Las monedas de Brasil, Australia y Canadá han caído cerca de 15%, 9% y 7%, respectivamente, frente al dólar. El peso mexicano acumula un descenso cercano al 6% ante el dólar en lo que va del año.” (WSJ, July 8, 2015)

La conclusión sobre las expectativas generales no es nada optimista: “El pesimismo podría ser difícil de neutralizar, especialmente teniendo en cuenta las perspectivas de China. Nuestra opinión pesimista ha cobrado fuerza y se ve reforzada por los recientes acontecimientos… Cuesta determinar ya si hay una burbuja financiera… pero, normalmente, un movimiento del mercado así, es un precursor de un descenso de la economía.” (WSJ, July 8, 2015)

[1].- Ver “El fin de la ‘década dorada’” en http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=5028 y “China – La nueva ‘normalidad’” en http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=5120

[2].- Grace Zhu, Wall Street Journal, July 8, 2015.

 

Efectos en América Latina

El bloque de gobiernos “progresistas” que surgieron en América Latina –desde el más “extremo” del chavismo hasta los moderadísimos de Brasil y Uruguay, pasando por los K. en Argentina, Evo en Bolivia y Correa en Ecuador– tuvieron como base económica una década de alza de los precios de las materias primas, desde el petróleo a la soja.

El gran motor (aunque no único) de la bonanza exportadora fue, a su vez, el fenomenal consumo de China, que estaba coronando su revolución industrial. Ese fenómeno excepcional acabó… y sus consecuencias se sienten en la misma China. Pero, en su momento, permitió que en América Latina, bajo esos gobiernos hubiese margen para dar concesiones a las masas populares, creación de empleos, ascenso (aunque muy desigual de los salarios)… y, sobre todo, medidas asistencialistas para los más pobres.

Claro que eso no fue el único factor. Se combinó con otra causa tanto o más decisiva: los estallidos sociales y políticos, que desde Venezuela a la Argentina venían dándose en Sudamérica, producto del hartazgo de largos años de neoliberalismo que sólo habían traído desempleo y miseria. Esta abarcó en distinto grado a toda la región, incluso a países como Brasil y Uruguay que no vivieron nada parecido al “argentinazo” del 2001 o la rebelión boliviana de 2003. Dar concesiones fue necesario para que las cosas no fueran a mayores, para no llegar a situaciones verdaderamente revolucionarias, donde estuviese planteada la cuestión del poder para las masas trabajadoras y populares. Simultáneamente, la bonanza exportadora de materias primas hizo que esto fuese posible.

Sin embargo, desde hace un tiempo, esa bonanza se ha ido agotando por varias causas, primordialmente por el “parate” de China. Y, en mayor o menor medida, comenzaron también los problemas políticos en nuestros países. Ahora, el “parate” de China amenaza transformarse en crisis declarada. Las cosas pueden agravarse también aquí: volverse más feroz la pelea acerca de quiénes van a pagar la crisis: ¿los trabajadores y los sectores populares, o las patronales “nacionales” o extranjeras?

Para finalizar, digamos que esta situación implica al mismo tiempo un balance político. Todos estos gobiernos –desde el chavismo al kirchnerismo, pasando por el PT de Brasil, Evo, etc., etc.– mantuvieron a nuestros países en la misma situación estructural que cuando asumieron. Es decir, países cuya relación con el mercado mundial es la de producir materias primas. ¡De fondo, cambiaron poco o nada! Y, por lo tanto, seguimos siendo países de la periferia dependiente y sometida a los centros de la industria mundial; o sea, a los distintos imperialismos.

Para una detallada explicación de esto y sus consecuencias políticas, recomendamos leer: “El fin de la ‘década dorada’”, artículo de Marcelo Yunes, en la revista Socialismo o Barbarie Nº 29 ( http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=5028 ) (C.T.)

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