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A propósito de la crisis en Grecia, Scioli ha salido a hacer declaraciones planteando la comparación entre la Argentina actual y el país helénico diciendo “el gobierno actual lo hizo”: sacó al país de la crisis.

Sin embargo las cosas son algo más complejas. En realidad el desarrollo de la crisis fue muy traumático y ningún actor de los de arriba adelantó su dinámica. De la Rúa asumió con una defensa a ultranza del 1 a 1 (una camisa de fuerza similar a la que sufre hoy Grecia por cuenta del euro); llegó incluso a llamar a Domingo Cavallo al Ministerio de Economía para defender el pago de la deuda y ese tipo de cambio fijo.

Sin embargo, el desarrollo de los hechos llevó al default, la suspensión del pago de la deuda y la devaluación. De la Rúa y Cavallo aplicaron un brutal ajuste económico llamado “déficit cero” que hizo poner de pie a los docentes y trabajadores en general.

Frente a la crisis y las manifestaciones de rebeldía que se generalizaban (incluso saqueos de supermercados y comercios por cuenta del hambre que se extendía en amplios sectores de la población), tuvo la mala idea de decretar un estado de sitio que terminó sacando a la calle masivamente a las clases medias.

En las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001, De la Rúa terminó eyectado del gobierno, y el 24 del mismo mes, pasando por la experiencia de 5 presidentes en pocos días, el país entró en default: la deuda se dejó de pagar.

Andando las semanas, y a pesar de que ninguno de esos gobiernos transitorios lo querían, el peso se terminó devaluando, acabándose con el 1 a 1 del peso con el dólar.

Desde ya que la devaluación no fue acompañada por medidas anticapitalistas, lo que terminó afectando el salario real y, a priori, generalizando los despidos: la clase trabajadora es la que pagó las cuentas de la crisis.

El kirchnerismo arribó recién en el 2003, cuando la mayoría de las medidas ya se habían tomado: devaluación de la moneda, suspensión (transitoria) del pago de la deuda externa, a lo que se vino a agregar la recuperación de la producción por cuenta de la baja en los costos en dólares de la producción, además del beneficio del que se gozó en algunos de estos años iniciales K, de no pagar deuda externa.

Por si esto fuera poco, el kirchnerismo coincidió con un auge de las materias primas que benefició enormemente el país.

Nada de esto fue producto de la acción del gobierno K: ¡todas fueron condiciones heredadas, empezando por la brutal caída del salario real de los trabajadores!

De todas maneras, la devaluación de la moneda y la recuperación productiva permitieron reducir la desocupación que campeaba en el país, empleo que era el reclamo principal de los movimientos sociales en las calles por esos años.

El kirchnerismo no tomó ni una sola medida que fuera contra los privilegiados: se dedicó a administrar los beneficios de una devaluación capitalista de la moneda que a quien primero benefició fue a los empresarios; no fue casual que tuvieran superganancias (como reconoció Cristina) bajo casi toda la gestión K. 

En todo caso, todo lo positivo que se logró (un mayor nivel del empleo, una cierta recuperación del salario real, una sociedad que sigue movilizada hasta hoy) fue producto de la acción popular; todo lo conservador y la recuperación de la normalidad de la explotación capitalista (¡como haber pagado la friolera de 200.000 millones de dólares para “resolver” el tema de la deuda!), debe ser atribuido a los K.

Scioli juega con la “amnesia” o el desconocimiento histórico de esta realidad al comparar la situación actual del país con Grecia. La salida del euro en Grecia debe ser acompañada con medidas anticapitalistas para que sean ellos los que paguen la crisis, no como en la Argentina bajo los K, donde los que la pagaron fueron los trabajadores.

José Luis Rojo

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