CLAROSCUROS DEL ORGULLO LGBTI

 

El pasado 28 de junio se cumplió un aniversario más de la «revuelta de Stonewall», hito que marcaría la última gran oleada del movimiento de diversidad sexual a fines de los ´60 y comienzo de los ´70, y que diera origen a la tradición de lucha que conocemos como orgullo LGBTI (lésbico, gay, lésbico, bisexual, trans, intersexual). Como hemos señalado en otros momentos, esta revuelta de Stonewall del año 1969 se dio en el marco de un importante ascenso de la lucha de clases y es por eso que las demandas de las llamadas «minorías sexuales» empalmaron naturalmente con la luchas de la comunidad negra, el feminismo y las luchas obreras y populares generalizadas en todo el mundo. Desde entonces el «orgullo» es una forma de contestar con rebeldía a la humillación y discriminación sistemática con que la sociedad patriarcal y de clases trata a las personas LGBTI por no adecuarse a la heteronormatividad compulsiva ni responder a las expectativas de identidad sexo-genéricas. Fue así que los «humillados y ofendidos» del patriarcado que comparten esa condición con las mujeres, se alzaron orgullosos para enfrentar la represión policial, hacerse visibles y «salir del closet para tomar las calles». (1)

Desde Stonewall para acá «la cuestión LGBTI» ha tenido distintos desarrollos, con importantes conquistas como el matrimonio igualitario y la identidad de género en algunos países, a la par que subsisten lugares con legislaciones fuertemente represivas y una considerable homofobia de conjunto en todos los lugares que no deja de cobrarse víctimas, aún en aquellas sociedades  supuestamente más «avanzadas» y abiertas.(2) Todo esto configura un panorama actual de lo más  variado por lo desigual y contradictorio: así por ejemplo este nuevo aniversario del Orgullo junto a las movilizaciones y festejos que se realizan en todo el mundo, nos sorprende con la violenta represión policial en Turquía contra la comunidad LGBTI. Al mismo tiempo la noticia que en EEUU la Suprema Corte de Justicia legalizó el matrimonio en todo el territorio estadounidense.

De todo el conjunto de sucesos, por supuesto que repudiando la represión en Turquía y solidarizándonos con la comunidad LGBTI afectada, queremos destacar sin embargo el importante paso que se ha dado en EEUU. El reconocimiento formal del matrimonio igualitario rige ahora en los 50 estados norteamericanos que aunque ya era posible en algunos estados, estaba prohibido o permanentemente cuestionado en otros, y de este modo se avanza en pelear con la desigualdad «federativa» propia de ese país. La medida fue celebrada por miles de personas en las calles, y constituye un punto de apoyo para pelear por el conjunto de derechos que hagan más real ese nada despreciable derecho formal. A propósito, es ilustrativo el suceso de Jennicet Eva Gutiérrez, activista trans de México quien se acercó a Obama en la Casa Blanca en pleno festejos por la sanción del matrimonio igualitario para denunciar los maltratos y vejaciones que como migrante indocumentada y trans estaba viviendo. Obama argumentó que no era ni el lugar ni el momento del reclamo: «acá no. Esta es mi casa» y la echó. Aunque la mayoría de los referentes de las organizaciones LGBTI siguieron los festejos con…Obama, Jennicet reflexionó acertadamente: «lamento mucho que mi prioridad no sea casarme, sino comer»(3). Esta anécdota revela con claridad para qué y para quienes utilizan unas sentidas y legítima banderas del movimiento LGBTI los gobiernos capitalistas: sólo para efectuar una reforma cosmética que siga sosteniendo la misma desigualdad. Se trata entonces de apoyarse en este avance pero sin depositar ninguna confianza en estos Estados y sus gobiernos, sabiendo como dijo Lenin que «la igualdad ante la ley no es igualdad ante la vida», ya que históricamente «el capitalismo sabe combinar igualdad formal con desigualdad económica y, por tanto social»(4). En ese sentido, hoy día el movimiento de mujeres vuelve a marcar el camino y los métodos clásicos como la lucha en las calles  con en el caso argentino de las masivas movilizaciones contra el femicidio del «Ni una menos». Es recuperando esos métodos de lucha en las calles como en Stonewall, que el movimiento LGBTI podrá defender lo conquistado e imponer su programa hasta el final, construyendo necesariamente las alianzas con el movimiento de mujeres y otros explotados y oprimidos.

 

CÉSAR ROJAS

 

1 – Para no redundar, nos remitimos a notas anteriores como «A 4 años del matrimonio igualitario» Socialismo o Barbarie Nº297, julio 2014

2- Sin ir más lejos en Argentina que al menos en materia legal está a la avanzada, hace muy poco se quitó la vida una adolescente de Neuquén, Camila Troncoso (16 años) por sufrir constante hostigamiento lesbofóbico de su entorno.

3- Claudia Acuña. www.lavaca.org

4- «Con motivo del día internacional de la obrera» LENIN

 

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