¡Que los diputados de Syriza acaten el mandato anti-austeridad que les dio el pueblo griego, y voten contra esa traición y por el rechazo de los acuerdos que firmen con los negreros de la Troika!

 

¡Por el repudio de la fraudulenta deuda externa!

 

¡Por la ruptura con la UE y la Eurozona, donde se ha demostrado que no hay salidas favorables para los trabajadores y el pueblo de Grecia!

 

Por Claudio Testa, Socialismo o Barbarie, 25/06/2015

 

“El alfa y omega de la estrategia de Syriza es la negociación por arriba con la Unión Europea. Claro que, al no salir de los márgenes actuales, se le impone a Syriza una ley de hierro: la solución puramente económica, reformista, posibilista, no puede llevar sino a la capitulación frente a la UE y el Fondo Monetario Internacional, que manejan todos los hilos de la situación actual.” (“El gobierno de Syriza cede a la presión del Eurogrupo y del Fondo Monetario”, Declaración de la corriente internacional Socialismo o Barbarie, 25/02/2015)

 

Hace exactamente cuatro meses, denunciamos y previmos en esa “Declaración” las consecuencias desastrosas que tendría el “acuerdo” firmado por Tsipras el 20 de febrero con la Troika. El mentiroso primer ministro, en un discurso al pueblo griego, lo había presentado no sólo como un triunfo sino como el fin de la austeridad y los rescates.

 

Sin pestañar, Tsipras juró a los trabajadores y al pueblo de Grecia que “el viernes [20 de febrero] dimos un paso decisivo, dejando atrás la austeridad, los rescates y la Troika… Hicimos fracasar el plan de las fuerzas conservadoras en Grecia y en el extranjero para asfixiar a nuestro país y demostramos que Europa es un espacio para la negociación y los compromisos beneficiosos para las partes”. [Tsipras, discurso por TV al otro día de firmar los “acuerdos” con el Eurogrupo, Agencia EFE, 21/02/2015]

 

Los duros hechos han desnudado este fraude escandaloso. Ayer Tsipras mentía, y hoy está obligado a mentir muchísimo más. Es que hoy la Troika –Comisión Europea + Banco Central Europeo + FMI– no sólo lo ha puesto de rodillas, sino que Tsipras está dispuesto a firmar con esos vampiros un “tercer Memorándum”. Aunque no se llame formalmente así para no despertar malos recuerdos, de contenido sería peor que los anteriores, que ya hundieron al país y a sus trabajadores en un abismo de miseria.

 

Entre las atrocidades que Tsipras ha aceptado, figura una nueva y brutal rebaja de salarios y pensiones (jubilaciones) –una de las “líneas rojas” que había jurado y re-jurado que no iba a traspasar–, junto con aumentar el IVA a los artículos de consumo popular y a las medicinas, privatizar todos los puertos y aeropuertos, etc., etc.

 

A costa del hambre redoblada de los trabajadores, los pensionados y los desempleados, del virtual cierre de los hospitales, y otras medidas el estilo, el capital financiero continuará desangrando al país y al pueblo griego.

 

Desde que asumió a fines de enero, Tsipras tuvo una preocupación principal, aún más importante que llegar a toda costa a un acuerdo con sus amos de Berlín y Bruselas. La preocupación de mantener engañadas y totalmente desmovilizadas a las masas trabajadoras y populares. Las mentiras flagrantes que les decía –como las que citamos de su discurso del 21 de febrero– iban en el sentido de mantenerlas en la total pasividad. ¡Que nadie se preocupase! ¡Mediante negociaciones por arriba, el dúo Tsipras-Varufakis arreglaría todo con la buena gente de Berlín y Bruselas!

 

Pero hay que comprender no sólo esas mentiras en sí mismas. Lo más importante –no solamente para los griegos sino tambien para los trabajadores de toda Europa y su juventud sin futuro– es entender los parámetros, las bases de esa política mentirosa y fraudulenta de Tsipras. Y ellos son muy simples: la Eurozona –es decir, el euro– y la Unión Europea son sagradas. Se puede hacer o decir cualquier cosa, menos cuestionarlos.

 

Encadenado a esas premisas sociales y políticas, era imposible pelear nada en serio. Es que la Unión Europea no es la unión de los pueblos de Europa, sino una coalición de burguesías europeas, encabezadas por los imperialismos alemán y francés… con una participación cada vez más distante del imperialismo británico. En ella, esos buitres imperialistas, en primer lugar el de Alemania, mandan sobre el resto. Y en esa jerarquía de poderes, naciones como Grecia son pisoteadas. Tienen de hecho un status semicolonial, como se revela hasta en los modales con que los amos han tratado a sus gobernantes… y no sólo a Tsipras.

 

En cuanto al euro, es el marco alemán con otros dibujos en el papel. Que países como Grecia (e incluso España, Portugal, Italia y otros), renunciasen a tener una moneda propia y se encadenasen al euro, ha sido un disparate hasta en términos capitalistas. Pero claro, un disparate que ha dejado ganancias fabulosas a muchos… menos a los griegos y otros pueblos de Europa. Sin la ruptura revolucionaria de esas cadenas, comenzando con la del euro, es imposible lograr nada.

 

Los largos meses de negociación manteniendo con engaños en la pasividad a las masas griegas, no sólo fueron un desperdicio de tiempo y energías. También implicó una monumental sangría financiera a una economía exhausta. En ese intervalo, Tsipras pagó 1.800 millones de euros al FMI y luego no intervino de ninguna manera para frenar la corrida en los bancos alentada por las provocaciones de la Troika. Así se esfumaron otros 4.000 millones de euros.

 

Pero, una vez más, para hacer frente a eso, había que intervenir al sistema bancario y en primer lugar al Banco Central, violando el sagrado principio de la UE de que el capital financiero es un dios que está por encima de todas las cosas.

 

Llegó la hora de la verdad

 

Pero llegó la hora de la verdad. La “ley de hierro” que mencionamos al principio –que “la solución puramente económica, reformista, posibilista, no puede llevar sino a la capitulación frente a la UE y el Fondo Monetario Internacional”– se está cumpliendo.

 

Además, por encima incluso de los intereses económicos, había un interés político de la mafia de la Unión Europea y el FMI de humillar públicamente, de poner visiblemente de rodillas a Tsipras y al gobierno de Syriza. Este factor político, al fin de cuentas, pesó más que todo.

 

Esto ha sido así, no porque Tsipras y su corriente sean revolucionarias (y ni siquiera reformistas combativos, al estilo de un Chávez), sino precisamente porque no lo son. Fueron a negociar con las manos atadas, renunciando por anticipado a cualquier presión que implicase la peligrosa maniobra de poner en pie de guerra a las masas trabajadoras y populares de Grecia, y de apelar a los pueblos de otros países europeos que están en situación parecida.

 

Esa política de capitulación desde el vamos, no fue premiada por la Troika. Por el contrario, vio que podía cachetear a Tsipras sin mayores consecuencias, y así dar un escarmiento preventivo a otros cuestionamientos reformistas a las políticas de austeridad, que comienzan a aparecer en Europa, como en España. En este contexto, el FMI asumió el rol de “policía malo” y Juncker (Comisión Europea) de “policía bueno”, más allá de que sus diferencias puedan también reflejar intereses y matices distintos.

 

Pero ahora los tiempos se agotan. Hay coincidencia general en que lo más probable es que se cierre en los próximos días un “acuerdo” que implicará, como dijimos, un “tercer Memorándum” igual o peor que los anteriores. La batalla contra esta escalada en la política de austeridad, hambre y miseria, es hoy en Grecia la cuestión política central.

 

Con la movilización de las masas trabajadoras y populares, rechazar cualquier acuerdo con la Troika. ¡Por la ruptura con el euro y la Unión Europea!   

 

Pero una cosa es firmar algo en Bruselas y otra imponerlo en Atenas. En los últimos días, ha comenzado a romperse, contradictoriamente, el hielo de pasividad fomentado desde arriba.

 

Diversos sectores han salido a la calle, pero aún no hay movilizaciones realmente masivas. Asimismo, han expresando programas contradictorios. Una de las manifestaciones fue, por ejemplo, de derecha, defendiendo a toda costa la permanencia en el euro. Otras fueron de sectores de izquierda, pero con posiciones que iban desde el rechazo a la Unión Europea y las capitulaciones de Tsipras –por ejemplo, la rebaja de las pensiones– hasta un cierto apoyo crítico al gobierno para que la Troika no hiciese más exigencias.

 

Una batalla política decisiva se presenta también en los marcos de Syriza. Hace poco, el 44% del CC de Syriza, votó por la ruptura de negociaciones con la Troika, la suspensión de pagos y la nacionalización de los bancos.[[1]] ¿Los diputados de esos sectores van a disciplinarse a Tsipras y avalar en el parlamento el acuerdo que probablemente firme con la Troika? ¿O van a acatar el mandato popular de acabar con la austeridad en beneficio de los banqueros alemanes y franceses?

[1].- “El 44% del CC de Syriza votó por la ruptura de negociaciones con la Troika”, Comunicado de la Plataforma de Izquierda en Syriza, 14/05/2015, http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=5078

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