Temas: ,

 

 

“Las últimas encuestas señalan una recuperación de la imagen del gobierno, tras la caída que le provocó la muerte del fiscal Alberto Nisman; también marcan un mejoramiento de las expectativas en materia económica y un leve aumento del porcentaje de ciudadanos que alientan la continuidad antes que el cambio” (La Nación, 14-06-15).

La elección de Carlos Zannini (secretario Legal y Técnico de la presidencia) para el cargo de vicepresidente de Scioli, ha conmocionado el escenario político. No es para menos: se trata de una señal de alto voltaje alrededor del continuismo kirchnerista cuando meses atrás se creía que el país se encaminaba hacia un “fin de ciclo” liso y llano.

El anuncio del secretario legal y técnico puede entenderse como un hecho de “doble vía”. Expresa en los hechos la ratificación de Scioli como el candidato del oficialismo; un triunfo del motonauta que de alguna manera se descontaba porque había sido impuesto por la fuerza de los hechos, pero que ahora ha tenido su ratificación final.

Sin embargo, al ser evidentemente Cristina la que decidió el nombre del vicepresidente que lo acompañara (¡la afirmación de Scioli de que fue él el que le propuso su nombre no se la cree nadie!), muestra la fortaleza que tiene el actual gobierno para condicionar la transición (e, incluso, una eventual gestión de Scioli en el 2016).

Una transición sin “trauma social”

La explicación de fondo de esta decisión tan continuista es la fortaleza que viene exhibiendo el gobierno en su último año de gestión. Teniendo bajo control la economía, el conflicto social y la agenda política en su conjunto, y luego de 12 años ininterrumpidos de exitosa gestión (para los parámetros del país), Cristina posee la suficiente autoridad para tratar de imponer cómo será el gobierno que viene.

Scioli se encuentra al frente en todas las encuestas: incluso crece la posibilidad que gane en primera vuelta. Cristina, que no puede ser candidata, seguramente se alzaría con una votación mayor, casi hegemónica.

Sin embargo y a diferencia de países como Venezuela o Bolivia, en la Argentina no hubo una asamblea constituyente que pudiera sancionar un tercer mandato de ella; este intento murió –para no volver- con la derrota electoral oficialista dos años atrás.

Así las cosas, el kirchnerismo podría continuar al frente del país en todo caso bajo un presidente que no es directo “propia tropa” (la realidad siempre impone sus límites) pero al cual se le coloca un vicepresidente incondicional para que lo controle.

La razón de fondo por la cual Cristina puede imponer (hasta cierto punto, volveremos sobre esto) su voluntad, es que a pesar que en los últimos años se han deteriorado en algo las condiciones de vida, se está viviendo una transición excepcionalmente “tranquila” para los parámetros del país: una transición sin trauma social.

¿A qué nos referimos con esto? Veamos una simple comparación histórica. En los últimos treinta años las dos transiciones generales de gobierno se vivieron con agudos conflictos para el “cuerpo social”. En el pasaje de los años 80 a los 90 (de Alfonsín a Menen) el traumatismo vino con la hiperinflación, lo que sirvió a Menen para justificar un brutal ajuste económico (recordar el 1 dólar 1 peso que dejó el tendal de una desocupación de masas).

Posteriormente, en el pasaje de los años 90 al 2000, el traumatismo ocurrió por cuenta de la hiperdesocupacion, la que al producir una rebelión popular, obligó a una gestión progresista de los asuntos encarnada por los ex cavallistas esposos k.

El hecho que hoy no esté ocurriendo algo comparable es lo que explica las perspectivas de continuismo k: “(…) el cambio de paradigma [de transiciones traumáticas] se debe a nuevos factores. En primer lugar, la ausencia de una crisis profunda. Los presidentes fuertes de la democracia recuperada –Alfonsín, Menen, los Kirchner- fueron ‘inmunológicos’ [en el sentido de polarizar la sociedad con un antes y un después] porque enfrentaron situaciones amenazantes: una dictadura reciente, una hiperinflación, un colapso socioeconómico y político insondable (…) Ahora no parece haber tragedias a la vista (…)” (Eduardo Fidanza, La Nación, 13 de junio 2015).

Cristina con traje

Sin embargo, y como subproducto de derrotas políticas anteriores de los k (crisis como la del campo en el 2008 o la crisis económica que se avecinaba en 2013), el continuismo al que se va es por así decirlo aggiornado. 

Al no poder ser Cristina la que vaya a la reelección, y al haber caído la candidatura en una figura moderada como Scioli, el continuismo que se vendrá (de ganar el gobernador la elección) será por intermedio de una figura que seguramente quiera tener vuelo propio, lo que dependerá, a la vez, del conjunto de problemas que el nuevo gobierno se vea obligado a enfrentar y de las opciones que tenga a mano.

Es verdad que Scioli podría haber interpretado una “obra” con más elementos de “cambio” respecto de la continuidad que de alguna manera encarna. El péndulo de sus relaciones con los esposos k tuvo momentos de amor y también de “odio” (incluyendo retos y humillaciones públicas de Néstor Kirchner a su persona).

Pero en el fondo, esta ubicación no dependía –ni depende- de ningún factor “psicológico” o subjetivo sino, simplemente, de la marcha de la coyuntura y su impacto sobre la popularidad del gobierno.

Ni lerdo ni perezoso, Scioli se muestra hoy más “kirchnerista” que nunca en la medida que Cristina llega al final de su mandato con su popularidad en ascenso.

La elección de Zannini se ubica en este contexto. Scioli no es directamente propia tropa, pero el kirchnerismo no tenía suficientes condiciones para imponer un candidato propio (de ahí el fracaso de la postulación de Randazzo a la presidencia).

Y sin embargo Cristina llega tan fuerte a la elección, que tiene la posibilidad de imponer una figura del riñón k. De ahí que la militancia kirchnerista sienta algarabía por lo que considera un triunfo propio: que la fórmula se vaya a completar con una persona que es “Cristina con traje” (por la probada lealtad de Zannini hacia Cristina).

En la escenificación de un fuerte continuismo pesó también la alegría que le trajo al gobierno la elección en Santa Fe. A Cristina no le interesa si el PS termina reteniendo la provincia. Si festeja la eventualidad que Del Sel (PRO) salga derrotado del escrutinio oficial. Y, sobre todo, la votación de Perotti, candidato a gobernador k: se alzó con 150.000 votos más que en las PASO provinciales, quedando a pocos miles de votos de disputar de manera efectiva la gobernación.

La preocupación en los mercados

El reverso de la algarabía k es que la opción por Zannini no cayó del todo bien en el mundo empresarial. De ahí que el dólar haya trepado hoy a 13$ y la bolsa haya caído varios puntos ayer.

Los mercados habían descontado que se venía un gobierno más “amigable” para ellos. En los últimos meses el dólar se estabilizó, el riesgo país se mantuvo bajo, el gobierno logró aumentar las reservas del Banco Central, la Bolsa de Comercio vivió jornadas de alza y de bajas pero nada estrepitoso, etcétera.

Sin embargo, la fórmula Scioli-Zannini encendió señales de alerta por cuenta que podría ser demasiado continuista; esto en el sentido que un próximo gobierno de Scioli (con este ladero ultra k al lado) pueda exhibir demasiada “autonomía” respecto de ellos a la hora de tomar decisiones económicas (algunos han declarado que “no se le conocen” al secretario legal y técnico opiniones en materia económica y que les gustaría escucharlas para poder “juzgarlo”).

Quizás se estén anticipando demasiado en sus temores; porque en todo caso el curso económico a partir del 2016 dependerá de la marcha de los asuntos en la economía global y en la nacional, y no de los gustos o “caprichos” que en materia económica pueda tener el potencial vicepresidente.

Las condiciones generales de la economía han cambiado para peor respecto de la última década. El mundo no termina de recuperarse de la crisis del 2008; ahora la atención está puesta en la negociación con Grecia: si el gobierno de Tsipras capitulará (como todo anticipa que hará) o terminará eyectado del euro en medio de un default.

Para colmo, las variables económicas en la Argentina requieren una “corrección” para recuperar competitividad, resolver la falta de dólares para levantar el cepo, ver qué hacer con las retenciones al agro, decidir qué hacer con subsidios y tarifas, etcétera, todas medidas que serán antipáticas para los trabajadores.

De ahí que de manera más gradual o directa, Scioli, Macri o Massa sean los candidatos del ajuste. Porque, en definitiva, los tres responden a los intereses generales de los patrones.

Cualquiera de ellos que gane, sea quien sea su vicepresidente, va a tomar inevitablemente medidas antipopulares una vez que asuman, denuncia que será un elemento de peso en la campaña electoral de nuestro partido.

En los cuatro puntos cardinales 

Con el anuncio de las candidaturas este fin de semana se va a lanzar con todo la campaña presidencial. Nuestro partido se encuentra consiguiendo candidatos y cerrando listas en todo el país. Es histórico para el nuevo MAS presentarse en estas elecciones presidenciales.

Lo hacemos sobre la base de nuestras propias fuerzas, sin ser parte de cooperativas electorales o anunciando falsas alianzas, con la legalidad nacional obtenida luego de un enorme esfuerzo militante, con listas a candidatos a diputados nacionales en varias provincias, con más de 1000 candidaturas en la provincia de Buenos Aires totalizando 40 municipios o más.

Terminado el cierre de las listas, y mientras redoblamos los esfuerzos en la provincia de Córdoba (donde Eduardo Mulhall es uno de los siete candidatos a gobernador), nuestro partido se está alistando para largar su campaña presidencial en los cuatro puntos cardinales del país: en CABA, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Neuquén, Rio Negro, La Rioja, Corrientes, Chaco, Misiones y Santa Cruz y en todo el país tendremos militantes llevando adelante nuestra campaña.

Contra los candidatos del ajuste, por una alternativa de los trabajadores, las mujeres y la juventud, y por colocar en el debate la perspectiva del socialismo.

Te invitamos a que te sumes a nuestra campaña.

 

 

 

 

 

 

Dejanos tu comentario!