8 de marzo Día Internacional de la Mujer trabajadora



Temprano este año comenzaron las reuniones del espacio donde se reúnen todas las agrupaciones del movimiento de mujeres para debatir qué hacemos de cara el próximo 8 de marzo.

El movimiento viene desde hace varios años encarando distintas luchas que tienen que ver con la situación que vivimos las mujeres, enfrentando a funcionarios, justicia y gobierno que se empeñan en hacer de todo para mantener a las mujeres atadas a la opresión. Las grandes peleas del año pasado, para lograr la libertad de las Hermanas Jara, para exigir justicia por Marita Verón, por la aparición con vida de Yamila Cuello, contra el cura abusador de La Plata, y la lucha en todo el país por conquistar el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito tienen un común denominador. La política del gobierno de Cristina de estar siempre contra los derechos de las mujeres. Mientras se llena la boca hablando de subsidios a la maternidad, mientras hace mímica contra la violencia hacia las mujeres, que llega varios años tarde como en el caso de la mujer de San Juan, a la que citaron para declarar por sus múltiples denuncias contra la violencia de su ex pareja… cuando ya la había asesinado con 120 puñaladas más de un año atrás. Un gobierno que no destina ni un centavo para la construcción de refugios, pero más todavía que no tiene ninguna política para que las mujeres en situación de violencia puedan conseguir un trabajo digno para salir de la casa del golpeador/abusador. Un gobierno que no sólo no ha desmantelado ninguna red de trata, sino que tiene gobernadores, como el kirchnerista Alperovich reconocido encubridor de la red que secuestró para la explotación sexual a Marita Verón.A este prontuario se le suma la rotunda negativa a otorgar el derecho al aborto, coronada con la ya legendaria orden del 1 de noviembre de 2011, cuando la bancada de diputados kirchneristas (junto con ¡la evangelista Cynthia Hotton!) dejaron caer el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo.

En estos años, el movimiento de mujeres hizo avances muy grandes, en hacer la experiencia de que la negociación o confianza en los diputados y senadores no es el camino para lograr nuestros derechos, sino que es la movilización independiente del gobierno en las calles el que nos permitió algunos logros muy importantes, como la libertad de Marina y Ailén Jara, que se realizaran los abortos no punibles en el Hospital Ramos Mejía y en el Fernández. Que no se obligara a niñas violadas a continuar con embarazos producto de violación en varias provincias.

Un 8 de marzo que tiene a las trabajadoras como protagonistas

Este año, el 8 de marzo está cruzado sin dudas por la enorme bronca que hay entre las y los trabajadores y todos los sectores populares porque el aumento generalizado de los precios, producto de la devaluación que provocó el gobierno, en una situación en la que todo aumenta… el gobierno esté en una cruzada para que las y los trabajadores no salgamos a luchar por aumento de salarios.

La primera reunión de este año de cara al 8 de marzo fue impresionante por la cantidad de agrupaciones que participaron. Pero eso no fue lo más impresionante. Sino que aparecieron en las reunionesagrupaciones y mujeres pertenecientes al partido del gobierno, como la legisladora del Frente para la Victoria, María Rachid, junto con su “equipo” de colaboradoras; la Casa del Encuentro, hace varios años ligada a la política del kirchnerismo dentro del movimiento de mujeres y otras agrupaciones afines al kirchnerismo. Cristina les ordenó a todos sus militantes a ir a todos los territorios a pelear su política: que de ninguna manera haya movilizaciones que enfrente la política del gobierno.

Así las dos primeras reuniones fueron una muestra de quiénes están del lado de la movilización de las mujeres para conquistar nuestros derechos, planteando la necesidad de tener dos consignas centrales este 8 de marzo: por el derecho al aborto y por el salario. Y por otro lado, mostró a las militantes kirchneristas haciendo todo lo posible por someter al conjunto, en nombre de la supuesta “unidad”, para que bajáramos las banderas y aceptáramos una movilización sólo al Congreso para exigir el derecho al aborto. Muchas agrupaciones no kirchneristas jugaron un triste papel, en lugar de esclarecer lo que ocurría, intentando hacer valer la “unidad” con funcionarias y militantes K. Por ejemplo, el MST que está empeñado en que el único eje para este año es la reforma del Código Civil, punto de acuerdo con las K.

Desde Las Rojas y otras agrupaciones dimos una batalla política muy fuerte, para lograr que este 8 de marzo las organizaciones el movimiento de mujeres pudiéramos ofrecer un espacio de unidad con la mayoría de lasmujeres de la población trabajadora: la que está discutiendo cómo enfrentar el ajuste y cómo luchar por el salario, pelea que ya está empezando a aparecer en las escuelas estos días de vuelta al trabajo, entre las y los estatales que se movilizan por el salario y la paritaria, entre las y los trabajadores de la salud que están haciendo asambleas, discutiendo estas mismas cuestiones.

La batalla política que dimos desde distintas agrupaciones nos permitió avanzar en el sentido de empezar a construir el programa para la movilización del 8. Producto de esa batalla incluso agrupaciones como Pan y Rosas del PTS o el Partido Obrero revieron su posición inicial de acordar con el gobierno en que la marcha fuera de Plaza de Mayo al Congreso y donde el eje fuera el aborto en abstracto, porque la exigencia era al Congreso y no denunciando que es el gobierno el que impide la aprobación de la ley desde hace años.

Párrafo aparte merece el intento de Pan y Rosas de querer hacer pasar que se podían hacer dos bloques en la marcha: uno de las que sólo levantaban el derecho al aborto y otro con las que también incluíamos el reclamo del salario. Esto, si se hubiera aprobado, sería regalarle la cabecera de la marcha a María Rachid y a asl huestes de Cristina.

Pero el intento del gobierno no prosperó. Prevaleció la política de las organizaciones, como Las Rojas, que damos una batalla de frente contra el gobierno para colaborar en el que el movimiento de mujeres sea realmente una referencia para el conjunto de las mujeres que sufren día a día la opresión, la violencia, la clandestinidad del aborto, la explotación sexual en manos de las redes de trata y la doble jornada: la del trabajo y la de todas las tareas domésticas que recaen sobre nuestras espaldas y aumentan con la crisis y la caída del salario. La tarea ahora es salir a preparar en todas partes y con todas las compañeras un gran 8 de marzo, una movilización de miles y miles de mujeres hacia la Plaza de Mayo, para llevar nuestros reclamos, para decir que las mujeres nos levantamos y luchamos por nuestros derechos.

 

Inés Zeta

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