La aplicación de la Ley de Medios


Con pocos bombos y cero platillos el gobierno puso “en vereda” al multimedios Clarín.

Se estableció la nueva grilla por la cual por Cablevisión los niños podrán ver Paka Paka, los adultos el INCAA TV y Telesur. También incorporó a su servicio digital otros dos canales. Y TN gentilmente le cedió a la televisión pública la ubicación 11, que bajó a la 8.

Todos cambios que valieron la contundente reflexión del titular de la Afsca, Martín Sabbatella: “Se acabó la época en la que podían hacer lo que se les antojaba”. Tiene razón el combativo funcionario, que se animó a enfrentar al emporio mediático entrando en su propio edificio, meses atrás. Ahora hacen lo que se les antoja a ellos y al gobierno. Por la sencilla razón de que se pusieron de acuerdo en cómo arribar felizmente a la tan “temida” adecuación del grupo empresarial, que estuvo a punto de dejarlo al borde del precipicio.Los trabajadores y los que aspiran a la democratización de los medios, que esperen sentados.

El grupo Clarín presentó su plan para adaptarse a la segunda parte de la exigencia del gobierno. Éste consiste en repartirse entre seis unidades empresariales de diferentes tamaños su negocio gráfico y audiovisual. Si la Afsca lo aprueba, tendrá 180 días para ponerlo en práctica.

“La idea de Clarín es repartirse entre sus accionistas actuales, algo similar a lo que han propuesto otros grupos, como el del ex ministro del Interior del gobierno de Carlos Menem (1989-1999) José Luis Manzano. Clarín está controlado en un 71% por cuatro empresarios argentinos: Ernestina Herrera de Noble, viuda del fundador del periódico Clarín; Héctor Magnetto, José Antonio Aranda y Lucio Pagliaro. El 9% pertenece al fondo norteamericano Booth y el 20% restante cotiza en la Bolsa. De ese 20%, casi la mitad (el 9% del grupo) está en manos de la Seguridad Social de Argentina”(El País, Alejandro Rebossio, 4/11/13).

El titular de la Afsca declaró que la presentación cumple con las condiciones de la ley. Por supuesto. Subdivide el negocio entre el primo, el sobrino y el abuelo y algún testaferro y acá no ha pasado nada. El desguace que blandió el gobierno K como el arma mortal para acabar con el monopolio de la información en manos del archienemigo Clarín se convirtió en un reparto de algunos de sus bienes entre familiares y amigos.

¿Por qué no, si acá ya nadie hace lo que se le antoja?

Guardada bajo siete llaves y enterrada bajo montañas de papeles y ríos de tinta quedó la campaña K contra la patronal entreguista, cómplice de la dictadura, apropiadora de hijos de desaparecidos, monopólica y explotadora.

Guardada también queda en la memoria de los trabajadores y los luchadores que vieron con simpatía la denuncia permanente de estos gorilas chupasangre por parte del gobierno, lo que fue una estafa para teñir de rojo su apoyo a todas las patronales, incluida su archienemiga acérrima.

Juan Peruggia

Dejanos tu comentario!