Por Carlos Fuentealba, Mariano Ferreyra, Jorge Julio López, Maxi y Darío y los 30.000 desaparecidos

Por una alternativa socialista

 

El próximo 24 de marzo será un escenario en el que el gobierno K intentará presentar un balance de sus 12 años en el poder, utilizando su chapa de “gobierno de los derechos humanos”. La inauguración de las sesiones del Congreso el 1 de marzo, Cristina la utilizó de tribuna para tratar de enterrar la crisis política que se había abierto con la denuncia y posterior muerte de Nisman. El 18F le había tendido una alfombra, porque si bien fue una marcha grande, a la corporación judicial y a la oposición patronal no les alcanzó para desbordar al gobierno por derecha. Fue una movilización de clases medias altas que se quedó corta para transformarse en un cuestionamiento del conjunto de la sociedad.

Con el 18F disipándose y con las elecciones que se avecinan entrando con todo en la escena, el gobierno quiere utilizar el 24 de marzo para acallar la voz de los luchadores, de los trabajadores y de la izquierda, para evitar que aparezca en la realidad un tercer polo político que no es patronal, de los trabajadores y la izquierda. Para eso intentará copar la Plaza de Mayo y por todos los medios evitar que la movilización del espacio independiente de Memoria, Verdad y Justicia logre llegar a la pirámide, razón demás para movilizarse masivamente ese día.

Este operativo dice mucho sobre cuál es el verdadero rostro del supuesto gobierno de los derechos humanos. Aunque bajó el cuadro de Videla, se montó sobre los juicios de la verdad que eran una lucha de muchos años de los organismos de derechos humanos. Pero lo cierto es que la condena a algunos pocos de los personajes más aberrantes de la dictadura fue lo máximo a lo que llegó. Ni siquiera avanzó en disolver los aparatos represivos como la ex SIDE y ni hablar de candidatos como el propio Scioli, Macri o Massa que se van a encargar de profundizar la impunidad.

Si repasamos cuál fue la política de Néstor y de Cristina hacia los trabajadores y los luchadores, el balance queda claro. Duhalde se tuvo que ir luego de reprimir a sangre y fuego la protesta social del Argentinazo. El asesinato de Maxi Kosteki y Darío Santillán en el Puente Pueyrredón dio por finalizada su presidencia de un par de meses. Por  la masacre de Avellaneda sólo quedó detenido el comisario Franchiotti, jefe del operativo de caza de luchadores de Duhalde. Pero jamás el gobierno K impulsó el juicio y castigo al verdadero responsable político de la masacre.

En 2006, despareció Jorge Julio López. Testigo clave en el juicio contra uno de los monstruos más monstruosos de la dictadura, Miguel Etchecolatz, Jorge Julio López había estado detenido-desaparecido durante la dictadura. El trabajador de la construcción tenía que declarar en el juicio contra el ex jefe de la policía bonaerense de los años del terror. Ese día, López nunca llegó al juicio. Y desde ese día, el gobierno nacional jamás movió un solo dedo por encontrarlo, ni por juzgar a los responsables de la desaparición de López.

El 4 de abril se ha convertido en el verdadero día del maestro. Porque fue ese día del año 2007 cuando la policía del entonces gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, asesinó al docente y militante de nuestro partido Carlos Fuentealba en una movilización de la docencia por reclamos salariales. Carlos, que había sido parte de la experiencia antiburocrática y antipatronal de la UOCRA encabezada por Alcides Christiansen a finales de los ’80, se volcó a la docencia durante los ’90. Por la movilización por justicia para Carlos se consiguió la prisión del policía Poblete, autor material del asesinato. Pero el kirchnerismo se ocupó de que nunca empezara el juicio contra el responsable político, Sobisch. Con la colaboración de la burocracia docente de la CTERA, el kirchnerismo se ocupó de tratar de esterilizar a Fuentealba y convertirlo en un inofensivo corderito. Ocultando que era un verdadero luchador por los derechos de los trabajadores y por cambiar este mundo de opresión y explotación de los ricos sobre la mayoría trabajadora, él peleaba por un mundo socialista.

El 20 de octubre de 2010, el joven militante trotskista Mariano Ferreyra era asesinado a sangre fría por la patota de José Pedraza, uno de los burócratas sindicales más siniestros, que incluso había estado varias veces en el palco junto a Néstor y Cristina. Por la movilización popular se consiguió la condena efectiva de Pedraza. Pero el kirchnerismo se ocupó de taponar la posibilidad de que se fuera más allá. Cristina tuvo la caradurez de decir en una de sus latosas cadenas nacionales que Néstor murió por la misma bala que mató a Mariano. ¡Pedraza era un protegido de Néstor! Mariano vive hoy en la lucha de la juventud que milita junto a la clase obrera por cambiar este sistema capitalista.

¡La Plaza es de los luchadores!

Hace pocos días Guillermo Nielsen, ex funcionario de Néstor Kirchner y actual candidato de Sergio Massa en la ciudad de Buenos Aires cometió un sincericidio. Dijo que cualquiera de los candidatos que asuma el gobierno a fin de año deberá hacer un ajuste. Esto es lo que piensan todos los patrones de la Argentina. Y aunque no lo digan, es lo que van a hacer tanto Macri, como Scioli o Massa. El gobierno K ya hizo su tarea, con la devaluación del año pasado, con el impuesto al salario que se come gran parte del sueldo del pueblo trabajador y las paritarias por detrás de la inflación de 2014. Y amparando a los patrones en su persecución contra los trabajadores que se rebelan, como nuestro compañero Maxi Cisneros, que logró su reincorporación en Firestone de la mano de la lucha. Hoy la empresa lo persigue y hostiga permanentemente, impidiéndole trabajar en la máquina junto a sus compañeros y con esbirros de la patronal dedicados, sin lograrlo, a amedrentar a Maxi 8 horas al día. Ese es el modus operandi del terror en las fábricas de la dékada ganada. Es la forma de actuar de los patrones y de la burocracia sindical dedicada a perseguir luchadores, como el caso del gordo Pignanelli del SMATA (¡que ya se sacó la foto con Scioli!), con la inestimable colaboración del secretario de seguridad Sergio Berni para reprimir las luchas de Gestamp y Lear contra los despidos.

Por todo esto, el 24 de marzo es un día de lucha, en tiempo presente. Es la pelea por ganar la plaza, es la pelea de los trabajadores y estudiantes,  de los luchadores, recogiendo el hilo rojo de los 30 mil desparecidos que peleaban por cambiar la explotación de los patrones y sus gobiernos, de Fuentealba, Mariano, Maxi y Darío y Jorge Julio López . Ese hilo rojo vive en las luchas del pueblo trabajador, contra la miseria que le quiere imponer este gobierno y el que venga, contra la persecución en las fábricas y contra el ajuste. Es la pelea por una alternativa socialista, porque gobiernen los trabajadores, perspectiva que también defenderemos en este año electoral desde el Nuevo Mas.

Este 24 de marzo marchá a la plaza junto al nuevo MAS. Nos encontramos a las 15 horas en Congreso.

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