Se abre un nuevo capítulo en la lucha de los trabajadores de estas fábricas. Lucha que se viene caracterizando por medidas de fuerza durísimas, como el corte de general paz y enfrentamiento directo con la policía y la ocupación de las plantas, recuperando los métodos históricos de la clase obrera. Esta vez, la historia se repite con una provocación a la que ya están acostumbrados: Cirigliano sigue sin depositarles las quincenas. Y a esto, le suma los despidos de 40 compañeros.
Frente a esta continua política de vaciamiento, la historia y tradición de lucha de estos trabajadores impone sus propias respuestas: nueva ocupación de las fábricas. Y entonces apareció Caló, pretendiendo borrar su silencio eterno y cómplice frente a los despidos y suspensiones que se dan en todos lados, lavándose las manos de su responsabilidad en querer hundir una tras otra las luchas que los trabajadores venimos dando, vendiendo a los luchadores, mientras es protagonista activo en la política de ajuste que nos pretende imponer el gobierno. Y apareció suspirando promesas: la UOM se va a hacer cargo de la plata de la quincena, estamos trabajando en encontrarle una solución, que si no hay resultado cortamos la general paz con toda la UOM.
Pero los luchadores sabemos con qué bueyes aramos. Sabemos que no hay que depositar ninguna confianza en los traidores de la clase obrera. Y ni lerdos ni perezosos, estos trabajadores imponen con sus medidas reclamos que ya no aceptan medias tintas: ¡la única defensa real de la fuente de trabajo es la estatización y, el medio, la lucha! Y a Caló le exigimos que para apostar a que la lucha de EmFer y Tatsa triunfe tiene que convocar ya a un paro general y movilización que imponga, con la fuerza de los hechos, su estatización.