Silencio en la noche

 

“Cuando se obtienen parlamentarios, se quieren más. Se tiende a crear la sensación que cuantos más parlamentarios se obtengan, evolutivamente, las cosas iran mejor para el partido. El parlamento funciona como una superestructura que aparece como la expresión total de la política; hace olvidar que las fuerzas reales de las clases sociales, sus palancas materiales, están fuera del parlamento y no en él”(Roberto Sáenz, «Cuestiones de Estrategia», revista Socialismo o Barbarie 28)

 

En la coyuntura del país, más allá del Mundial, están en curso dos procesos: la negociación del gobierno con los fondos buitres y una serie de luchas obreras independientes de importancia como las de Lear y Enfer, entre otras, con protagonismo de la izquierda. En lo que hace al mundo de la misma izquierda, lo significativo es que el FIT, la cooperativa electoral que une al PO y al PTS, se muestra totalmente ausente de toda respuesta común frente a estos desafíos, como ratificando lo que realmente son: una mera cooperativa para juntar votos y nada más. Ni siquiera se les pasa por la cabeza plantarse como polo político de independencia de clase para cualquier otro momento que no sea el de meter en el cuarto oscuro la papeleta electoral.

 

El papelón frente a la deuda

 

Ya lo de la deuda externa es un verdadero papelón político. Más abajo veremos lo de los conflictos; en todo caso, la política frente a ellos es compleja, un terreno de muchas y difíciles diferencias. Pero en lo que hace a la deuda externa, se trata de un tema clásico de la izquierda y en la que no debería pasar un minuto en sentar una posición. No parece ser el caso del FIT, en un caso vergonzoso de capitulación política.

Es que resulta ser que al no pronunciarse la izquierda ni tomar iniciativa alguna, todo el espacio político lo está copando el gobierno de Cristina. Es verdad que la sociedad está mirando para otro lado, que está el Mundial y que el tema, por ahora, está frío.

Pero tan cierto como esto es que el gobierno es el que está acaparando toda la campaña de “Patria o buitres”, la que si bien es tramposa, ya que lo único que busca es una mejor posición negociadora para pagar, es imposible hoy superar por la izquierda. No sólo porque amplios sectores repudian a los buitres pero consideran que de todas maneras “no hay otra que pagar”, sino porque, a la vez, nadie desnuda la maniobra política del gobierno por la izquierda.

En el FIT todas son excusas; que “nos reunimos y no hay acuerdo”, que de todos modos “la cosa está fría”, que cada partido está “haciendo su campaña” y argumentos escandalosos por el estilo.

La piedra de la discordia efectivamente existe: unos plantean plebiscito por el tema de la deuda, otros no. Pero lo que nadie puede entender es cómo los integrantes del FIT no pueden ponerse de acuerdo en lanzar una simple declaración común por el no pago de la deuda (que es el tema de fondo, más allá de cualquier táctica de cómo llevar adelante esa pelea), convocando a alguna iniciativa en torno a esta posición.

El problema es que el FIT, como el perro del hortelano, no come ni deja comer. Es decir, no toma la iniciativa de convocar a ninguna iniciativa, a ninguna reunión, pero al mostrarse totalmente paralizado, le trasmite esta vergonzosa parálisis al resto de la izquierda. Es probable que piensen, de manera oportunista, que con hacer un poco de alharaca en el Congreso va alcanzar para sentar una posición. Y punto, su obligación frente al tema estaría cumplida.

Desde el Nuevo MAS volvemos a exigir una inmediata reunión de la izquierda –y así se lo trasmitimos a algunos de los integrantes del FIT con los que nos reunimos ultimamente– para decidir alguna iniciativa al respecto, como podría ser la convocatoria a un gran acto unificado de la mayoría de las fuerzas de la izquiera por el no pago de la deuda a los buitres. Si el FIT no se aviene siquiera a esto, significaría una capitulación con pocos antecedentes en la izquierda argentina, y frente a un tema básico, sencillo, un posicionamiento que debería ser materia común a la izquierda no reformista.

 

¿Las luchas obreras? Bien, gracias

 

El segundo papelón tiene que ver con las luchas obreras en curso que tienen de protagonistas a varias de las fuerzas del FIT y a nuestro partido.

Aquí también se ha sabido de dimes y diretes: que encuentro en el Luna Park, que Congreso de la Izquierda y los trabajadores y propuestas por el estilo, ninguna llevada a cabo. Lo único que no se ha escuchado es lo más simple y elemental. Por un lado, el PTS, IS y nuestro partido integramos el Encuentro de Atlanta, por su parte el PO puso en pie una “Coordinadora Sindical Clasista”. ¿Hay alguien que nos explique por qué en todos estos meses, luego del encuentro de Atlanta, luego de la heroica lucha de Gestamp, estando en curso las peleas de Lear y la Enfer y varias otras, no se ha podido hacer un encuentro unitario de ambos espacios para rodear de un apoyo más sistemático estas luchas y exigir en conjunto en nuevo paro general?

No estamos hablando de tener tácticas o estrategias en común para los conflictos. Nuestros partidos las tenemos muy diferenciadas en las luchas, las peleamos cotidianamente en su seno, y está muy bien: hacen a la forja de la vanguardia obrera y nuestra propia militancia. Por ejemplo, el PTS estuvo cerradamente en contra de volver a entrar en Gestamp, de intentar parar desde adentro la planta, lo que terminó dando lugar a la gesta del puente grúa. Por nuestra parte, no entendemos por qué en Lear, luego de que los hechos se han ido desarrollando, estaría prohibido intentar meterse en la planta.

Pero no hablamos de esto, que es mucho más complejo y hace a la estrategia para los conflictos, a la justa combinación entre los métodos de la lucha política, jurídica y la acción directa, a la pelea desde afuera y desde adentro, válidas todas en su combinación concreta y determinada en cada lucha.

Hablamos de algo mucho más elemental: convocar a un encuentro en común, de frente único de tendencias, de manera urgente, para rodear de apoyo las luchas y exigir el paro general.

 

La parálisis del FIT

 

Esta parálisis del FIT nos parece muy grave. No todos los días se obtiene un millón de votos, un gran logro. Pero luego de una votación así, sobre todo si se pretende ir a una nueva elección para obtener más, y cuando esto atañe a partidos de la izquierda que se dicen revolucionarios, esto genera no sólo derechos sino también obligaciones. En primer lugar, constituirse en un polo político más general y no sólo en una mera cooperativa electoral.

Lamentablemente, el FIT no está pasando esta prueba, sino que está más bien en una deriva oportunista que cristaliza dicho frente en un acuerdo “porotero” que no logra cumplir, realmente, con sus compromisos frente a quienes los votaron. Salvo que sus integrantes crean que la verdadera lucha no está en las calles, sino que en el parlamento podrán sacar adelante su enésimo proyecto de ley.

Luis Paredes

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