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Lo vi por primera vez a Carlos el día que se acercó al local de San Luis iniciada la década del 90. Dijo que era del partido de la Zona Sur del Gran Buenos Aires, que trabajaba en el Hotel Quintana (era el más céntrico y paquete, propiedad del ex gobernador de la Provincia, Adolfo Rodríguez Saá) y que se estaban organizando para elegir delegados. A partir de ahí fue para nosotros Carlitos “cocinero”, parte del equipo militante del partido y entrañable compañero. Firmaron un petitorio pidiendo la elección de representantes y Carlos fue elegido junto con otros compañeros, después lo despidieron y siguió trabajando en distintos hoteles y restaurantes. Lugar donde trabajaba, era querido y respetado por sus compañeros. En Buenos Aires trabajó en una sucursal de Coto, donde también se destacó como activista. Después se volvió a Buenos Aires, fue y vino varias veces de San Luis, porque era un trashumante, lo suyo no era quedarse mucho en un lugar. Eso es lo que disminuyó en él las posibilidades de avanzar en un trabajo estructural consecuente, para el que tenía aptitudes naturales. Si algo le “combatíamos” a Carlos los compañeros de más confianza, era esa inconsecuencia suya que le le impidió avanzar más tanto en lo personal como en lo político.

Eso fue parte de lo que fue Carlos, nos dejó otras cosas muy importantes. Lo más valioso que nos dejó, a mi entender, fue su gran logro de que, siendo un compañero que tuvo una vida muy dura, que no tuvo posibilidades ni de terminar la escuela primaria, avanzó muchísimo como trabajador y en su conciencia de clase. Además del oficio de cocinero, en el cual era un verdadero “capo”, se las ingeniaba para hacer de todo.

¡Le crearon una cátedra en la Universidad de San Luis para que diera clases de cocina!

Pero más destacable que esto fue que avanzó hasta ser un revolucionario trotskista, que adhirió en su momento al Viejo MAS y posteriormente al Nuevo MAS. En este aspecto fue muy consecuente. Fue un defensor incondicional del partido y de sus ideas socialistas, transmitiéndolas a quienes estaban a su alrededor, fueran su familia, sus amigos, sus vecinos, sus compañeros de trabajo.

Fue además, un compañero solidario, fraterno, leal, de esos de superconfianza. Muchos compañeros de la juventud le habían tomado una gran estima porque era un apoyo, un confidente.

Reivindicamos desde estas páginas su trayectoria socialista revolucionaria y sus valores humanos. Son memoria presente y serán parte de nuestro sostén para encarar las luchas obreras y la etapa de construcción partidaria que enfrentamos.

Nuestro saludo a su familia, a los compañeros y amigos de San Luis que hicieron llegar sus saludos, a los compañeros de la Zona Sur y a todos los compañeros del Nuevo MAS.

 

Un adiós a Carlitos “el cocinero”  

Lamentamos el fallecimiento del compañero Carlos y hacemos llegar las condolencias a su hijo, sobrinos,familia y amigos en nombre de los  que le conocimos cuando estuvo viviendo en San Luis. Y fue justamente la falta de laburo y buscar en el oficio de chef lo que lo hizo llegarse por acá e inmediatamente sumarse al Viejo MAS. Compartimos comidas, reuniones  y actividades que Carlitos siempre era de estar atento a los compañeros de laburo y a los compañeros del partido. Pasaron los años y el compañero se sumó al Nuevo MAS y fue inmensa la alegría que sentí cuando me fue a saludar el día del último plenario de diciembre de 2013 y darnos la fuerza para construir el Nuevo MAS en San Luis. Compañero Carlitos, ¡hasta el socialismo siempre!

Compañero I.-Nuevo MAS San Luis

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