Por Rafael Salinas



 

Brasil: Mundial de fútbol

 

No sabemos en qué medida durante la “Copa do Mundo” que en pocos días se iniciará en Brasil, va a expresarse la inmensa bronca popular que este evento ha provocado.

Puede ser que las medidas de militarización que ya superan las aplicadas por las dictaduras brasileñas del siglo pasado, la represión salvaje contra las últimas protestas y los problemas de unidad, programa y dirección de las movilizaciones, logren reducirlas o sofocarlas. O podría suceder, también, que todo le estalle en la cara al gobierno… y también a la FIFA (Fédération Internationale de Football Association).

 

Bronca por partida doble

 

La rabia contra la Copa do Mundo se ha venido expresando visiblemente desde hace un año contra el gobierno y el aparato de estado brasileño. El derroche fenomenal de miles de millones (y los negociados no menos grandiosos) han llenado los bolsillos de empresarios y políticos dedicados a ordeñar la vaca lechera del Mundial.

Esto es una doble afrenta porque, paralelamente, la situación de los trabajadores y sectores populares no ha hecho más que empeorar. Para ellos no hay miles de millones para vivienda, salud pública, transporte, educación ni salarios, sino cada vez menos.

En este contexto, en el exterior es menos conocido que hay bronca por “partida doble”. No apunta solamente a los gobiernos federal y estaduales y sus empresarios amiguetes, sino también ahora contra la FIFA. Así, en las últimas protestas se veían columnas encabezadas por telas denunciando a la FIFA… y con toda razón. Su sigla en vez de FIFA debería ser MAFIA.

 

Piratas al abordaje….

 

Efectivamente, la FIFA impone negociados y condiciones piratescas a los países que tienen la desgracia de ser sede de un campeonato. Y no hablemos si se trata de estados de la “periferia” –como Sudáfrica en 2010 y Brasil ahora–, cuyos gobiernos parecen creer que así pasan del status de países dependientes al de “potencias mundiales”.

La MAFIA llamada FIFA les exige privilegios escandalosos, no sólo tener “vía libre” para hacer negociados sin pagar un real de impuestos, sino también la abdicación de la soberanía nacional y la inmunidad para cualquier delito que comentan sus funcionarios. Veamos esto más de cerca.

Al negociarse la Copa do Mundo con el anterior gobierno de Lula, relata un especialista en el tema, “la FIFA puso sobre la mesa sus exigencias. Tanto la asociación como sus patrocinadores, entre los que se encuentran Mc Donalds y Coca Cola, no pagarían impuestos por 12 meses. Así lo estipula la llamada «Ley FIFA», firmada por la presidenta Dilma Rousseff. En resumidas cuentas, la organización que rige el fútbol se fijó el objetivo de recaudar en Brasil la cifra récord de 3.500 millones de dólares, tras la frustración que significó Sudáfrica en 2010”. (Gabriel Díaz, Brecha, Montevideo, 02/06/2014 y en www.socialismo-o-barbarie.org)

“Con el paso del tiempo –prosigue Gabriel Díaz– el ex jugador Romario, diputado por el Partido Socialista Brasileiro y ex aliado de Lula, se convirtió en una de las voces más críticas cuando comenzaron a conocerse los millones de reales que saldrían del estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) para financiar el 98 por ciento de los gastos del Mundial. Además de denunciar la corrupción política interna, el baijinho tildó de «ladrón, mafioso e hijo de puta» a Blatter [presidente de FIFA].

“Los fundamentos de Romario fueron respaldados por el ex reportero de la BBC Andrew Jenning, quien investiga desde hace 20 años los borrascosos lucros de la FIFA. En su libro «Un juego cada vez más sucio», Jenning desveló un complejo entramado de negocios ilegales que envuelve a ex dirigentes del fútbol brasileño, como Ricardo Teixeira y João Havelange, y de la FIFA como Blatter y el secretario general Jerome Vlacke.

 

“En una entrevista concedida al portal Agencia Pública el periodista británico advierte a los brasileños: «la FIFA los está robando», y hace hincapié en el negocio de la venta de entradas y alquileres de habitaciones en hoteles, así como en los lujosos gabinetes vip construidos en los estadios (pagados por el BNDES), donde la FIFA reúne a lo más selecto del mundo de los negocios a precios astronómicos. Sin dejar de lado, claro, las ganancias obtenidas por la venta de los derechos de transmisión.

“En total, el Estado brasileño gastará 10.900 millones de dólares por este campeonato de carácter privado, mientras los negocios de la FIFA y sus patrocinadores estarán exentos de impuestos.” (Gabriel Díaz, cit.)

En síntesis: las inversiones las hace el Estado, y las ganancias se las llevan los ladrones brasileños y los piratas de la FIFA.

 

La FIFA un poder por encima del Estado

 

Pero no se trata sólo de platita, como lo explican dos profesores franceses, Marc Perelman y Michel Caillat, especializados en el tema fútbol desde el punto de vista sociológico y político.

“En marzo de 2012 –relatan Perelman y Caillat– el estado brasileño acabó por aceptar la «Ley Geral da Copa» dictada por la FIFA. Esta «Ley» impone, por ejemplo, días festivos cuando se producen los partidos del equipo de Brasil, disminuye el número de plazas y aumenta su precio al público y autoriza las bebidas alcohólicas en los estadios. La prohibición legal de su venta es levantada para preservar el jugoso contrato de la FIFA con la multinacional Budweiser…

“Esta «Ley General» declara la exención de impuestos y de cargas fiscales de las empresas que trabajan para la Copa (entre ellas las que remozan y construyen los estadios), prohíbe la venta de toda mercancía en los «lugares de competición oficial, en su entorno inmediato y en sus principales vías de acceso» y penaliza a los bares que intenten retransmitir los partidos o que hagan promoción de marcas. Considera en fin como crimen federal todo ataque a la imagen de la FIFA o a sus patrocinadores

“A fin de aplicar lo más rápidamente posible las sanciones –desde la simple multa a penas de dos años de prisión– la FIFA desea imponer tribunales de excepción durante la Copa del Mundo. Sin embargo, este tipo de medidas son contrarias a la Constitución brasileña. Ésta estipula, como en la mayoría de los países desarrollados, que no pueden existir justicia y tribunales de excepción y que la justicia debe ser la misma para todos. La inconstitucionalidad de estas propuestas no parece sin embargo paralizar a la FIFA, que pretende repetir lo de la Copa de Sudáfrica de 2010; es decir, la creación de 56 «tribunales de Copa».

“La FIFA pretende además tener impunidad completa en todos los perjuicios causados a individuos, empresas e instituciones durante la competición. El Estado brasileño asumirá la responsabilidad por «todo tipo de daños resultantes de todo tipo de incidente y accidente relacionado con los acontecimientos». Así, podría verse obligado a indemnizar a la FIFA y sus socios en caso de atentados, accidentes, catástrofes naturales, etc.

 

“Por medio de esta Ley, la FIFA es pues capaz de imponer su ley inicua al país que acoge las manifestaciones deportivas. La FIFA no deja de recordar que no es la demandante sino que ha sido Brasil quien se ha ofrecido a la competición mundial acentuando así la presión. ¡El “Derecho” de las federaciones deportivas se impone así sobre los derechos nacionales sin provocar la indignación de los responsables políticos!” (Marc Perelman y Michel Caillat, “Dice Romario: «el verdadero presidente de Brasil se llama FIFA»”, en www.socialismo-o-barbar

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