La mañana del 16 de mayo no se destacó solo por ser la más fría en lo que va del año, sino que también sorprendió a los trabajadores de Cresta Roja con un inmenso operativo de Gendarmería, que minutos después de las 6 se dispuso a dispersar el piquete que llevaban adelante en la puerta de la Planta 1 en el barrio La Unión (Ezeiza).

Ya comentamos en estas páginas[1] como la jueza Pérez Casado, que administra la quiebra de Rasic se disponía a acordar con el gigante de la industria, Tres Arroyos, para que se hiciera cargo de la producción de Cresta Roja. Y que este plan incluye dejar afuera 500 trabajadores, no casualmente de la Planta 2, donde se concentra mayormente el activismo que ha venido enfrentando los intentos de racionalización empresarial en los últimos años.

Este acuerdo, que debía ser ratificado por los distintos gremios que hacen parte de la cadena de producción, no logró pasar en el de la Alimentación, dado que fue rechazado en asamblea por los trabajadores. Posteriormente, intentaron avenir a los trabajadores a firmar individualmente, maniobra que también fue rechazada. Imposibilitados de asumir estas instancias, la jueza y la empresa firmaron el acuerdo de cualquier manera.

En ese momento, hace alrededor de dos semanas, los trabajadores dispusieron el acampe en la Planta 1 para evitar el ingreso de carneros que pongan la planta a producir.

 

Macri reprime, el FMI manda

 

Después de 20 días de zozobra para el gobierno, esta semana parece haber conseguido un respiro luego del acercamiento al FMI, convalidar una devaluación brutal, renovar los Lebacs a tasas altísimas, y concertar un acuerdo de gobernabilidad con el peronismo. El “supermartes” se convirtió en una jornada donde el gobierno “compró” (a un precio carísimo) tiempo. Rápidos de reflejos, Macri y Vidal se dispusieron a desmalezar el terreno y dar señales de gratitud a quienes el día anterior renovaron su confianza en ellos: los empresarios, los inversores y los banqueros.

Más de 1000 efectivos de Gendarmería, con hidrantes, caballos, gases lacrimógenos y postas de goma, se encargó no solo de dispersar, sino de perseguir y amedrentar durante horas a los compañeros que eran parte del acampe. El resultado de esta brutal represión fue la detención de dos compañeros, que al cierre de esta edición eran liberados.

Es todo una señal de los tiempos que se vienen. Cresta Roja es un emblema de lucha y resistencia, por los puestos de trabajo y condiciones dignas. La combatividad de ese colectivo obrero es una prueba que el gobierno debe superar en la nueva etapa “post-gradualista”.

Hay que rodear de apoyo el conflicto, recuperar las asambleas como organismo de debate, decisión, y sobre todo, de lucha, con los métodos que estos compañeros han sabido forjar a lo largo de estos años.

 

 

Corresponsal

[1] “Hay que defender todas las conquistas”, Socialismo o Barbarie 464

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