El 5 de abril, la empresa Carrefour, gigante del rubro supermercadista y uno de los mayores empleadores del país (con 20.000 trabajadores bajo su órbita y más de 500 sucursales), presentó un Preventivo de Crisis[1], que inmediatamente fue aceptado por el Ministerio de Trabajo de Triaca.

El plan inicial contemplaba el cierre de sucursales y el despido de 2.700 trabajadores. La empresa alega haber tenido pérdidas durante los últimos 3 años.

Si bien es real que durante los últimos años se produjo una caída del consumo masivo del orden del -5%, la propia empresa indica que durante el 2017 facturó 3.495 millones de euros en nuestro país, un 18% más que en 2016, aunque un poco menor a la inflación[2].

Sin embargo, en este marco “se está experimentando una reconfiguración dentro del consumo masivo: mientras que el canal mayorista acumuló un alza cercana a 25% en cantidades a lo largo de la gestión Cambiemos, los supermercados e hipermercados redujeron sus ventas en 12%”[3]. Es innegable que este corrimiento está ligado a las peripecias que deben hacer los trabajadores para sortear la inflación y llegar a fin de mes.

Justamente, hacia la modalidad mayorista es que quiere mudarse el gigante francés, con lo cual no estamos ante la perspectiva de cierre sino de una reconversión dentro del mismo rubro, que aprovecha para ajustar la planta de trabajadores, retirar conquistas y abaratar costos.

La burocracia de Comercio, con Cavalieri a la cabeza, se avino a aceptar inmediatamente el preventivo de crisis y negociar sobre la base que le planteó la empresa. Cavalieri, quien atraviesa una interna dentro de su gremio por la sucesión con Ramón Muerza (Secretario de Organización y representante del sector supermercadista), quiere presentar como un triunfo que mediante la negociación se consiguió que “no va a haber despidos”, sino “retiros voluntarios” para los trabajadores de mayor antigüedad; y que la cifra inicial de 2.700 se redujo a 1.500, con un 150% de indemnización. El principio de acuerdo incluye una serie de beneficios fiscales, como que la paritaria de este año sea no remunerativa, permitiendo el ahorro de cargas sociales a la empresa, estimado en 90 millones de pesos para el 2018[4].

Sin embargo, la interna entre estos dos sectores burocráticos se reduce a casi nada: mientras Cavalieri firma este acuerdo con los ojos vendados, Muerza se limita a pedir que se levante el PCC para hacerlo. Ambos están de acuerdo en dejar trabajadores en la calle.

Los trabajadores de Carrefour están ante una estafa: de parte de la empresa, que arguye una “crisis” que no es tal para despedir trabajadores y atacar sus conquistas; del Ministerio de Trabajo, que avala el accionar de la empresa, porque en última instancia es funcional a una de las obsesiones del gobierno como es “el costo laboral”; y finalmente, de la burocracia sindical en cualquiera de sus versiones, que utilizan los puestos de trabajo y el salario de los compañeros para disputar su interna, pero que no se plantan para enfrentar este ataque. Por eso, hay que organizarse por abajo para exigirle al gremio un plan de lucha para frenar este ataque.

[1] El Proceso Preventivo de Crisis es un mecanismo por el cual las empresas, alegando tener crisis, reciben una serie de beneficios, ya sea de tipo fiscal, despidos al 50%, reducción de la jornada laboral, etc.

[2] https://www.lanacion.com.ar/2123862-como-es-el-plan-global-con-el-que-carrefour-busca-reinventarse

[3] https://www.baenegocios.com/economia-finanzas/El-consumo-masivo-sigue-en-caida-y-estiman-que-no-repuntara-este-ano—20180415-0002.html

[4] http://www.infogremiales.com.ar/carrefour-retiros-voluntarios-ahorro-en-cargas-sociales-y-un-ajuste-que-recaera-en-el-interior/

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