José Luis Rojo



Multitudinario acto en la Avenida 9 de Julio

“El momento en que comenzó la caída en las encuestas fue el de la reforma previsional, a fines de diciembre. La caída se frenó ahora, pero el gobierno no se recuperó. La reforma previsional fue una batalla perdida de antemano, cuyas consecuencias cruzan todos los estamentos sociales. Era imposible ganarla. Sólo podía gestionarse la dimensión de la derrota. La mala noticia de las encuestas recientes es que siguieron cayendo las expectativas sobre el futuro, ya sean políticas o económicas; esas expectativas fueron el gran respaldo político del presidente en sus dos primeros años de gobierno. Gran parte de la sociedad admitía que no estaba bien, pero aseguraba que le iría mejor con el gobierno de Macri. Eso ya no sucede” (J. M. Solá, La Nación, 18/02/18).

Cerramos esta edición a pocas horas de finalizado el acto convocado por Moyano. Lo primero a señalar es que ha sido una concentración multitudinaria. Aunque los medios afines al gobierno y sus escribas se esfuercen por negarlo, es imposible esconder la masividad de la jornada, así como el hecho que expresó un profundo rechazo al ajuste.

Es verdad que al acto le faltó “pimienta”. El moyanismo lo convocó de manera controlada, esforzándose en no llamar a ninguna medida de fuerza. Moyano mismo se encargó de insistir en que la “solución está en las urnas”…

De todas maneras, por su peso objetivo, la concentración se instaló en el contexto de un gobierno que viene arrastrando una crisis de confiabilidad desde las jornadas de diciembre, con una economía en deterioro, y donde se anuncia para marzo una creciente conflictividad.

Un acto multitudinario…

El acto fue multitudinario. No se trató solamente de las 200.000 o 300.000 personas que se hicieron presentes. La jornada incluyó paros de hecho en grandes industrias que trabajan con el método del “just in time”, y que ante la falta de logística por el paro de Camioneros, no pudieron trabajar.

El gobierno quiere hacerse el distraído. Afirma “no importarle” si Moyano junta “un millón de personas”; que le da “igual” cuántos movilice; que de todos modos seguirá adelante. Pero resulta que el Ejecutivo es sólo uno de los actores de la vida política.

El resto de los actores seguramente están interrogándose sobre lo que está sucediendo en el país, sobre cómo es que se junta tanta gente contra Macri.

Es que, más allá de Moyano, el acto expresó la bronca que crece por abajo: esa inmensa franja social que ha roto con el gobierno; que lo identifica como lo que es: un gobierno de ricos y poderosos que gobierna para los de su clase social.

Entre estos actores están los “mercados” (la economía). Y no está claro que dichos “mercados” vayan a hacer la misma lectura que realiza el gobierno cuando ven cientos de miles de personas en las calles protestando contra el ajuste. Lo más probable es que el clima de desconfianza creciente por la marcha económica, no haga más que profundizarse. Volveremos enseguida sobre esto.

Semejante movilización en un mes de febrero es otro de los datos de la jornada. Es verdad que Moyano no convocó a nada. Sin embargo, el llamado de atención de una multitudinaria concentración ocurrida un 21 de febrero (un mes habitualmente de vacaciones), no va a pasar desapercibido.

Incluso si Moyano, repetimos, no anunció ninguna continuidad, la jornada de hoy operará posiblemente como una suerte de “acto inaugural” de una serie de jornadas de lucha en las próximas semanas: el paro y movilización de mujeres del 8 de Marzo, el casi seguro paro docente, la continuidad de los contundentes paros de bancarios, la movilización que se vendrá para el 24 de Marzo, así como la miríada de duros conflictos que se están dando por abajo, como es el caso de los compañeros y compañeras del Posadas, del INTI y otros sectores en lucha.

…al que le faltó “picante” 

Otra cuestión es que al acto de hoy le faltó, efectivamente, picante. El moyanismo y sus adláteres se cuidaron como de hacerse en la cama de convocar a nada.

Su profesión de fe es que el cambio es en las urnas.

Por otra parte, un poco su excusa para no convocar a nada, es que el acto era “de Camioneros”, que el resto de la CGT pegó el faltazo, etcétera.

Pero esto no es más que un juego a las escondidas con el paro general, porque el moyanismo tiene el suficiente poder de fuego para convocar al paro, si quisiera.

Sin embargo, si en algo tiene experiencia Moyano, es en cuidar la gobernabilidad; es lo que ha venido haciendo en los últimos 20 años, administrando las medidas de fuerzas en dosis homeopáticas para que no haya desbordes.

Puede enfrentarse a Macri; puede afirmar que “no tiene miedo de ir preso”; que está dispuesto a “dar la vida por los trabajadores” y cosas así, que son gratis. Pero lo que no está dispuesto a hacer es convocar a medidas de fuerza que puedan írseles de las manos.

De ahí que el acto haya tenido sabor a poco. Porque del mismo no salió ninguna convocatoria. Por lo demás, fue un acto exprés. Fue una señal por elevación tanto para adentro como para afuera de la CGT. El mensaje fue: “Moyano controla el movimiento sindical”; cuando Moyano convoca “no hay desmanes”; no como el triunvirato, que en marzo del año pasado perdió hasta el atril; Moyano es también una garantía para el empresariado: ladra, pero no muerde.

En estas condiciones, la concentración fue y no fue, a la vez, la continuidad de las jornadas de diciembre. Fue continuidad en el sentido de la bronca que crece entre los trabajadores; que dos meses después de las jornadas de dicho mes, nuevamente hubo una expresión multitudinaria contra el ajuste.

Pero simultáneamente hubo un “corte”. Porque dichas acciones fueron independientes, marcadas por la acción directa: jornadas de lucha. Pero la concentración de hoy, si bien de protesta por así decirlo, no llegó a ser una jornada propiamente de lucha, jornadas de pelea como las de dos meses atrás: “Multitudinaria, pero desintegrada en sus propios universos. Así como Hugo Moyano logró una convocatoria que, pese al vacío que le hicieron el grueso de los grandes gremios de la CGT, quizás alcanzó las 400.000 personas, el conglomerado que se desplegó a lo largo de la Avenida 9 de Julio dejó en evidencia la disparidad de los grupos involucrados y sus reclamos” (La Nación, 21/02/18).

Un escenario de pre-crisis económica

Señalábamos arriba que el gobierno no es el único actor de la realidad. Esto tiene dos aspectos.

Por un lado, seguramente en jornadas como las de hoy, al gobierno le gustaría verse en el espejo de Michael Temer de Brasil, que con un mísero 6% de popularidad, sigue de todos modos adelante y, para colmo, en una acción sin precedentes desde 1985, militariza Río de Janeiro.

Si, de todos modos, Temer no ha logrado hacer pasar todavía la contrarreforma previsional, avasallando y pasando por arriba de los mecanismos mediadores de la democracia de los ricos, gobierna a como dé, incluso dándose el lujo de sacar de la competencia electoral a Lula.

En la Argentina las cosas son distintas. Y si Macri está tratando de forzar un giro doblemente reaccionario en su gestión, encuentra límites que en Brasil no existen, como es el hecho ahora que ha debido mandar al Congreso (en tres proyectos de ley separados), las medidas que intentó imponer por medio del mega-decreto del 6 de enero pasado…

Las dificultades que encuentra Macri para imponer un curso reaccionario, no son las únicas. Están también las de los propios actores económicos, que dan muestras cada vez mayores de desconfianza sobre el rumbo del país; un elemento al cual la marcha de hoy seguramente, no va a contribuir a mejorar.

Una manifestación concreta de esta creciente desconfianza viene siendo no solamente las presiones al alza del dólar, sino lo ocurrido con la última subasta de Lebacs (bonos del Estado). La cuestión es así: en los últimos dos años han venido ingresando al país decenas de miles de millones de dólares financieros. Los dólares llegan, se cambian por pesos, el gobierno para evitar que dichos pesos vayan a la circulación, los cambia por Lebacs, dichos bonos se ponen a determinados plazos, esos plazos finalmente vencen, se vuelven a cambiar por dólares, y vuelven a salir del país con una determinada ganancia.

Para que los dólares lleguen y, simultáneamente, no queden girando por ahí, el gobierno les propone este instrumento financiero que les da enormes ganancias de corto plazo.

El problema es que la bola creada es tan grande, que de manera prácticamente mensual están subastando 500.000 millones de pesos en estos instrumentos (una cifra que dividida a 20$ el dólar, alcanza la enormidad de 25.000 millones de dólares, algo menos de la mitad de las reservas del Banco Central).

¿Qué problema puede traer que estos bonos no sean vueltos a tomar en cada subasta? Una de dos: o pretenden cambiarse masivamente a dólares (lo que llevaría al dólar violentamente para arriba), o se transforman en pesos, aumentando el circulante (lo que llevaría los precios para arriba de manera no menos violenta). Una tercera opción es que vayan a colocarse directamente a plazos fijos, lo que obligaría a mantener las tasas bien altas, lo que conspira a largo plazo contra el crecimiento económico.

A las inconsistencias crecientes en materia económica, hay que sumarle la bronca contra el gobierno y el deterioro de las expectativas de la mayoría, todos datos que operan contra Macri.

De manera tal que aunque se haga el distraído, “la procesión marcha por dentro”: si el contexto se deteriora, el gobierno, de una u otra manera, recibirá el cachetazo (por más “desentendido” que quiera hacerse).

Encuentro del Posadas

En este contexto, las peleas más difíciles son las que se vienen dando por abajo teniendo en contra no solamente al gobierno sino a la propia burocracia.

Una de las más emblemáticas es la del Hospital Posadas, donde ante el despido de 122 trabajadores y los cientos más que se vienen en marzo, la burocracia del hospital vinculada a ATE, ha actuado abiertamente como rompe-huelgas: como agente de las autoridades y del plan de racionalización del gobierno.

Otro caso de importancia es el del INTI, con cientos de despidos. En este caso, la burocracia Verde de “Cachorro” Godoy no tiene la misma ubicación que la del Posadas, pero sin embargo está el inmenso peligro del acta que firmó con las autoridades de la institución (por el cual el personal ingresó en el establecimiento sin que se reincorporara un solo trabajador), sosteniendo un paro que no se sabe hasta cuándo logrará mantenerse.

En este sentido, es evidente que la concentración de Moyano muestra todos sus límites, sobre todo frente al caso de estos conflictos, que necesitan como el agua de una medida de conjunto para dar vuelta las cosas.

Aquí es donde se instala la importancia del Encuentro realizado el sábado pasado en el Hospital Posadas. El mismo tuvo inmenso mérito porque surgió como iniciativa real desde abajo de parte de los sectores que están al frente de la lucha: la CICOP y las agrupaciones antiburocráticas, entre ellas nuestra agrupación RH Combativo.

En torno al Encuentro y la pelea del Posadas se colocaron un conjunto de polémicas en el seno de la izquierda. En primera lugar, con el Partido Obrero, que en un curso burocrático habitual, no tiene empacho en sostener un frente único estéril por arriba con “Cachorro” Godoy, pero se pone de frente en contra de la experiencia independiente del Posadas.

En otro nivel, pero de todas maneras en una polémica de importancia, está el caso del PTS, que durante el encuentro del sábado pretendió contraponer a la experiencia real del Posadas, el artificio de una “coordinación” que sólo existe en el papel (o a fomento de su propio aparatito) y que, por ejemplo, no tuvo expresión visible alguna en la jornada de hoy, en la importante columna del activismo y la izquierda encabezada por el mismo Posadas.

En cualquier caso, nuestra orientación es apostarlo todo a la maduración de estas experiencias independientes que surgen desde abajo, a cuidarlas y jerarquizarlas, así como a la puesta en pie de nuestras agrupaciones sindicales y el Encuentro que realizaremos el 7 de abril para fundar nuestra “corriente sindical 18 de Diciembre”.

En esta perspectiva volcaremos nuestras fuerzas en la jornada nacional de lucha votada en el Posadas para el 28/02, así como desde ahora mismo nos lanzaremos junto a Las Rojas a organizar el paro de mujeres el 8 de Marzo, así como una movilización que seguramente será multitudinaria.

Vamos con todo a organizar el paro de mujeres en los lugares de trabajo y estudio, a fomentar la organización de las compañeras trabajadoras y estudiantes en torno a Las Rojas.

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