Nigeria


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Casi 300 niñas de entre 16 y 18 años han sido secuestradas en Nigeria por el grupo islamista Boko Haram, que actúa en el norte del país, en guerra con el gobierno central.

Fueron llevadas de un colegio de la localidad de Chibok el 14 de abril pasado y 8 chicas más han sido arrancadas de sus hogares en el pueblo de Warabe este mes, de entre 12 y 15 años. Unas pocas han logrado escapar de sus captores y pudieron contar las vejaciones y amenazas recibidas.

Padres desesperados se internaron en la selva para buscar a sus hijas, sin resultado. Además de las dificultades del terreno, el grupo islamista interpuso más obstáculos para llegar hasta su refugio.

Ante la inacción total del gobierno, a quien denuncian (“hasta ahora no hay nada parecido a un proceso de rescate”) no sólo por esta quietud, sino también porque aseguran que el ejército sabía del ataque y no hizo nada para impedirlo, familiares iniciaron una huelga de hambre. Asimismo, realizaron una protesta frente al Cuartel General de la Defensa en la ciudad capital para reclamar por la liberación de las jóvenes.

Los secuestradores juraron por Alá venderlas como esclavas. Los mandatarios occidentales y cristianos “pusieron el grito en el cielo”. Todos se acordaron que ellos también tenían hijas. El gobierno yanky, acostumbrado a movilizar tropas en defensa de la democracia y la paz, anunció el envío de “una docena de militares para asistir a las autoridades nigerianas en el rescate” (Infobae, 7/5/14). A qué rescate se refieren no se sabe porque hasta ahora, el primero que no ha movido un dedo es el gobierno nigeriano.

El “grito en el cielo” más agudo lo puso Amnesty International, que declaró que las Naciones Unidas y la Unión Africana deben de ayudar al gobierno de Nigeria a proteger a su población pero respetando los derechos humanos ¡de los raptores! (Europa Press, 7/5/14) Por supuesto que el ejército nigeriano es sanguinario y asesino, pero el problema en este caso concreto es que ¡encubre en los hechos la desaparición de las chicas!

En el día de ayer, en un nuevo video difundido en la prensa, el líder de Boko Haram reclama la liberación de los presos de su grupo islámico a cambio de la liberación de las rehenes. Asimismo, muestra a las jóvenes en un grupo numeroso, aterrorizadas y convertidas al Islam, según sus declaraciones. No hay certeza de que otras compañeras de ellas no hayan ya sido enviadas fuera de las fronteras y vendidas como esclavas.

Fanatismo religioso y trata de mujeres

El archirreaccionario grupo islámico no sólo lo sigue a su dios Alá. Su otro dios es “don dinero”. La extensa y pública red de traficantes de personas que opera entre África y Europa seguramente no le es desconocida (ni ajena).

“Europa es un destino potencial y España es además de puerta de entradas, país de destino para las víctimas, porque hay mucha demanda de explotación sexual”, denuncia la presidenta de la ONG Women’s Link Worldwide, Viviana Waisman (Europa Press, 7/5/14).

La acción criminal, en este caso, trascendió las fronteras del país y llegó a la prensa mundial porque los padres tuvieron los medios para llegar a la capital del país, hacerse visibles y así impidieron que el tema quedara oculto. Seguramente muchas otras familias no tuvieron las mismas posibilidades, al encontrarse totalmente desamparadas. El secuestro masivo no sólo está siendo usado para un reclamo de liberación de detenidos al gobierno nigeriano, sino que es un siniestro eslabón más en la cadena de la explotación de mujeres y niñas. Negocio capitalista que maneja cifras escalofriantes de 21 millones de personas en situación de esclavitud.

Por una movilización internacional por su liberación y en defensa de su vida

Malala Yousafzai, la joven pakistaní herida por los talibanes en represalia a su lucha por los derechos femeninos en su país, inició una campaña bajo el lema: “Devolved a casa a nuestras chicas” y llamó al mundo a “romper el silencio” para evitar nuevos ataques.

Apoyamos decididamente este reclamo. Pero no confiamos lograrlos con las condenas celestiales ni con los llantos de cocodrilo de los gobiernos del mundo. Creemos que el clamor mundial para romper el silencio, lograr la liberación de las niñas nigerianas, parar estos actos de barbarie y avanzar en la pelea contra la trata, debe irrumpir en las calles desde el movimiento de mujeres y los trabajadores para terminar con la esclavitud de las mujeres al Este y al Oeste, bajo todos los regímenes capitalistas patriarcales.

 

Ana Vázquez

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