Por Andréia Silva y Antonio Soler

La CSP-Conlutas tuvo su 3º Congreso entre los días 12 y 15 de octubre, en Sumaré-SP. La central llegó a este Congreso con aproximadamente 1900 delegados que representan a 308 entidades, en el 2º Congreso contó con 1700 delegados y 373 organizaciones afiliadas.[1]

Este número de organizaciones afiliadas, en comparación con las centrales como la CUT, con 3438 entidades afiliadas, demuestra que, a pesar de ser una conquista de los luchadores socialistas y de su papel estratégico como central independiente de los patrones y del gobierno, la central es extremadamente minoritaria en relación a la organización de la clase trabajadora en todo el país.

La situación no puede ser naturalizada, sino que debe superarse con políticas que busquen el fortalecimiento de la central, con intervenciones acertadas en la lucha de clases, con el fortalecimiento de nuestras posiciones y tácticas en el interior de la amplia vanguardia y con la profundización del trabajo de base. Pero el crecimiento molecular de la CSP debe combinarse con políticas que busquen fusiones con los que están actuando de forma independiente en la lucha de clases en defensa de los intereses de los trabajadores, como es el caso de sectores del movimiento popular, sindical y estudiantil, con los cuales la central no ha desarrollado ninguna estrategia de unificación desde el fatídico CONCLAT de Santos.[2]

Sin el fortalecimiento orgánico y la ampliación de la influencia de la CSP entre los luchadores del país, que sólo puede lograrse mediante la combinación de esas dos estrategias constructivas, la central nunca podrá ser un factor real en la lucha de clases y no podrá contribuir efectivamente a la lucha en defensa de los intereses inmediatos e históricos de la clase obrera y de la juventud, o sea, no pasará de un centro de propaganda sindical de izquierda.

Este avance político-organizativo de la CSP sólo puede ser hecho a partir de la superación del sectarismo que marcó la central en el último período. Por eso, en nuestro manifiesto al 3º Congreso, defendemos que los principales desafíos de la central, para que este polo de independencia de la lucha de la clase trabajadora se fortaleciera, iban en el sentido de superar la política de su dirección mayoritaria (PSTU).

Este sector viene imponiendo a la CSP una política estéril que no contribuye al desarrollo de la lucha del campo de la izquierda socialista contra el gobierno y los patrones. Política que en el último período impidió que la CSP tuviera una posición de hecho independiente en el impeachment en 2016, que acabó en la asunción del gobierno Temer y el fortalecimiento de la ofensiva reaccionaria que ha impuesto retrocesos históricos para los trabajadores y oprimidos.

A partir de la caracterización de que el impeachment era apoyado por la mayoría de los trabajadores, que significaría la asunción de un gobierno sin capacidad de avanzar en las contrarreformas y que era indiferente para los trabajadores un gobierno de colaboración de clases o un gobierno neoliberal puro y duro, la dirección mayoritaria de la central desarrolló una política que no pudo ponerse contra la ofensiva reaccionaria, unificar a la izquierda socialista en ese proceso y fortalecer el campo independiente de los patrones y del lulismo.

Fortalecimiento de la oposición en el 3º Congreso

Esta política, desde entonces, ha sido consubstanciada en la bandera del «Fuera Todos», en la negativa a organizar un frente de lucha con los demás sectores independientes de los patrones y el frente de izquierda socialista compuesta por las organizaciones que representan los intereses de los trabajadores, por ejemplo el PSOL, PSTU y PCB, además de otras organizaciones políticas que no están legalizadas, con el objetivo de colocarse como una alternativa al lulismo ante la crisis histórica de ese sector.

Fue precisamente esa apreciación (de la dirección mayoritaria), totalmente distorsionada del escenario nacional y la consiguiente política sectaria, que hizo que en el último período la CSP se aislara completamente de los sectores de masa que identificaron en el impeachment y en Temer amenazas reales a sus condiciones vida. Es decir, fue llevada por la CSP una política que impidió a la central combatir el avance de la ofensiva reaccionaria y, al mismo tiempo, colocarse como alternativa al lulismo.

El 3º Congreso de la CSP fue entonces impregnado por el balance de la política de la dirección mayoritaria en el último período. Las discusiones y deliberaciones sobre la coyuntura internacional y nacional y el balance de la central demostraron que existen evaluaciones muy divergentes dentro de la CSP.

Las fuerzas que constituyen la central tienen apreciaciones diferentes sobre la correlación de fuerzas y líneas para la defensa de los intereses de los trabajadores ante esta marea reaccionaria en que vivimos. Pero, acabó prevaleciendo la posición del PSTU en las resoluciones del 3º Congreso, sector que continúa con una monstruosa insensibilidad ante la realidad.

Este sector no ve que a pesar de los importantes procesos de resistencia verificados en muchos frentes, predomina una coyuntura de avances de la política de derecha en el país y en el mundo, y que, además de la unidad de acción para derribar a Temer y sus ataques, es fundamental construir frentes de lucha con los sectores independientes que están haciendo luchas importantes, como es el caso del MTST. Y en el campo político más general, que es decisivo construir un frente de izquierda socialista entre el PSOL, PSTU y PCB para disputar la conciencia de la clase trabajadora ante la crisis histórica del lulismo.

Pero, a pesar de que esta posición sectaria se mantiene mayoritaria, con la ruptura de un importante sector con el PSTU, se fortaleció la posición dentro de la central de la necesidad de trabajar para construir frentes con los demás sectores en lucha. No sólo desarrollar tácticas de unidad de acción en las huelgas y luchas, sino también desarrollar tácticas para construir frentes de lucha y frentes de la izquierda socialista. Así, parte importante de la oposición se organizó en el bloque «Somos Todos CSP» que logró articularse en el 3º Congreso para defender la necesidad de un frente político de izquierda socialista en Brasil; bloque que también realizó el acto «Por un polo político alternativo de la clase trabajadora», que contó con la representación de corrientes del PSOL y del PCB. A pesar de haber sido invitado al acto, el PSTU no compareció…

Continuar la pelea por el fortalecimiento de la izquierda socialista

La central caminó hacia la aprobación de un plan de luchas para la organización de los trabajadores para el próximo período, quedando así el plan de luchas de la central limitada al día de huelgas y paralizaciones, el 10 de noviembre, contra la reforma de la previsión y aplicación de la reforma laboral, además de las luchas encabezadas por el movimiento Brasil Metalúrgico.

La unilateralidad de la caracterización y de la política de la dirección mayoritaria no permitió que se sacasen propuestas de acción para retomar la lucha por el Fuera Temer[3], así como acciones efectivas para buscar la unificación con los demás sectores combativos o incluso acciones para impulsar la necesaria construcción de frentes en el mismo interior de la izquierda socialista para la lucha de clases, para derribar a Temer, sus contrarreformas; y para construir una alternativa de masas al lulismo, tareas fundamentales de la izquierda socialista sobre las que seguiremos luchando en el movimiento y en los foros de nuestra central.

Para finalizar, pensamos que el fortalecimiento de la oposición en la central pasa, entre otras cuestiones, por una lucha contra el sectarismo del PSTU que deje claro que no se trata de renunciar a la gran conquista que fue la construcción de la CSP. Pero sí que su fortalecimiento pasa necesariamente por una estrategia que supere el sectarismo de la dirección mayoritaria.

Esto se hace dejando claro que nuestra estrategia pasa por tácticas precisas en relación con los sectores del movimiento sindical, popular y estudiantil. Es decir, que nuestra táctica de frente para luchar no pasa por renunciar al carácter independiente de la CSP, sino por construir algo superior a partir de las bases principiantes que hemos consolidado en la central. Y que, por otro lado, nuestra táctica de frente de izquierda tiene un claro corte de independencia de clases y que alcanza sólo a los partidos y organizaciones independientes de la burocracia lulista y de los patrones, o sea, que es a partir de un frente entre el PSOL, PSTU y PCB que iremos a polarizar los sectores independientes y semi-independientes. La falta de precisión en ese campo sólo favorece la posición del sectarismo de la actual dirección mayoritaria de la CSP.

[1] Una buena noticia para superar la marginalidad de la CSP fue el anuncio de la filiación de una minoría sindical que es bastante estratégica, la de los trabajadores por carretera del municipio de São Paulo, que tuvo un importante papel en la huelga general del 28 de abril.

[2] El CONCLAT (Congreso de la Clase Trabajadora) de la ciudad de Santos-SP ocurrió en junio de 2010 y tuvo por objetivo unificar el entonces Conlutas e Intersindical, dos expresiones de la reorganización del movimiento de los trabajadores a partir de los gobiernos de Lula y de la integración total de la CUT al orden dominante. Pero la política sectaria del PSTU, que quería imponer todas las resoluciones a los demás sectores sin ninguna negociación, hizo que ese Congreso implosionara y desde entonces no se retomó el proceso de reunificación entre estos sectores.

[3] Mientras varios sectores se dirigieron a las calles el día de hoy para exigir la caída de Temer ante la votación de la segunda denuncia en el Congreso, la CSP no sacó ninguna resolución, o sea, quedó paralizada ante un momento extremadamente significativo del escenario político nacional.

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