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Se acerca el 25 de Mayo y salen a la luz ciertas discusiones histórico-políticas sobre el carácter de la “revolución de mayo”. Desde el gobierno y sus lacayos supuestamente nacionales y populares, han instalado la visión de una gloriosa revolución independentista que apenas corrige la monstruosa visión de Mitre sobre los hechos.

Desde principios del siglo XX con el desarrollo de las teorías socialistas en Argentina, ha existido la preocupación sobre el carácter de la “Revolución de Mayo” y sobre la existencia o no de una burguesía con intereses nacionales (acompañada de si existía en Argentina capitalismo).

En general los teóricos ligados al PC, han propuesto que los hechos de Mayo fueron una revolución capitalista, pero que en ese momento un sector de la burguesía ligada a intereses extranjeros “traicionó” la revolución y estancó el progreso capitalista frente al desarrollo que si buscaba otro sector burgués nacional. Por lo que la creación o fortalecimiento de una burguesía con intereses nacionales (léase con ganas de estructurar un país desarrollado e independiente) es una de las tareas primarias.Todos estos teóricos y partidos, en consecuencia, han decidido apoyar diferentes movimientos burgueses que ayudarían a desarrollar esa burguesía, ese país independiente y poderoso.

Otro grupo, Razón y Revolución, ha teorizado que la revolución de Mayo fue socialmente capitalista, que permitió el acceso al poder de una clase burguesa independiente, por lo cual Argentina no sería un país semi-colonial. Atrasando la discusión en varias décadas.

Antes de 1810

Durante la conquista de América, el Río de la Plata se puede decir que quedo para lo último, y además cuando los españoles ingresaron a la zona en busca de riquezas solo encontraron que podía ser una zona estratégica por la posibilidad de comunicación. No había grandes minas explotables, ni aborígenes sedentarios capaces de ser “esclavizados”. Pero a los pocos años apareció una nueva riqueza, la “vedette” de la zona, la tierra. En la zona del litoral, donde los aborígenes eran más combativos y reacios al trabajo sedentario, los frutos de la tierra generaron mercancías interesantes para el marcado mundial y las ciudades mineras.

En este sentido las vacas se adaptaron muy bien a las planicies verdes, crecieron y se desarrollaron por miles. Esto estructuró una economía que apuntaba a vender fuera del litoral, el cuero a Europa, y las mulas al Alto Perú. La ruta comercial que iba al norte y el puerto de Buenos Aires, marcaron el pulso de toda la zona.

A pesar de que eran la cría de mulas y vacas lo que importaba para comerciar, los poseedores de tierras (latifundios) que amasaban interesantes fortunas no ocupaban un lugar privilegiado dentro de la sociedad (tampoco lo contrario, obviamente). El comercio era lo más importante, tener buenas relaciones con las casas de España era lo que importaba socialmente. Robertson, un viajero inglés, le llamaba a atención esto[1]. Frandkin y Garavaglia reconocen lo mismo para la misma época[2]. Todavía, antes de 1810 no se podía hablar de una clase burguesa rural conformada, aunque los primeros pasos se estaban dando en el siglo XVIII. Algunos descendientes de encomenderos, burócratas del estado colonial e inmigrantes en busca de negocios, fueron acumulando tierras que luego ponían a trabajar, así surgen los primeros “estancieros”. ¿Por qué las comillas? Porque todavía tampoco podemos hablar de estancias tal cual se conocerán en el siglo XIX.

El comercio seguía dominando social, política y económicamente, ya que era la fuente principal de ingresos del Estado colonial. Lo importante era el control de las rutas comerciales, por que el cuero se podía conseguir de forma más natural. Las vaquerías eran la forma principal de apoderarse del cuero para esa época. En el litoral el ganado cimarrón crecía libremente, era cuestión de pedir permiso al estado y salir a cazar vacas. En estos parajes era difícil controlar el ganado y delimitar las tierras, entonces la vaquería se imponía a la estancia, por ahora. La cría de mulas que eran comercializadas en el norte, si adquirió más rápidamente la forma de chacras.

“…las condiciones imperantes en las tierras bajas de la región rioplatenses (marcadas por las escasez de hombres y la falta de grandes mercados donde colocar la producción) impidieron la constitución de un grupo poderoso de dueños de tierra.”[3]

 

La encomienda era una fuente de mano de obra, para muchos una institución feudal. Pero el indio bajo esta institución era más parecido a un esclavo que a un siervo. Los productos de las encomiendas eran destinadas al mercado mundial, el encomendero no tenía derechos feudales sobre los indios y este último no estaba atado a la tierra ni estaba ligado al encomendero libremente por un pacto de vasallaje, el rey podía quitar la encomienda cuando lo dispusiera[4]. Nada de esto es parecido al feudalismo. Pero los futuros burgueses rurales prefirieron la esclavitud lisa y llana a la encomienda.

Esta clase en formación, todavía estaba formando sus intereses propios, se puede ver claramente en que no participaron activamente en los hechos de la revolución. Que alguno formó parte de los ejércitos, no se discute, pero ninguno estuvo al frente de los hechos. En la Primera Junta solo Saavedra tenía una hacienda y Moreno era hijo de funcionario, nieto de terratenientes; Belgrano abogado e hijo de comerciante; Castelli era abogado e hijo de médico; Azcuenaga era militar e hijo de comerciantes; Alberti era cura y su padre inmigrante; Matheu era comerciante español; Larrea comerciante español; Paso era hijo de panadero con fortuna.

Los ganaderos estaban muy poco representados, el capital comercial estaba mucho más representado que los capitales rurales. Por lo cual podemos decir que la burguesía comercial es la que estuvo a la cabeza de los cambios, o sea una clase sin intereses nacionales, solo preocupada por los precios que podían conseguir en Europa (no quita que los ganaderos también estuvieran mirando a Europa a pesar de ser productores nacionales).

Podemos seguir viendo y en la Junta Grande encontraremos a los anteriores y solo 3 personas relacionadas a los menesteres rurales. A partir del Triunvirato predominan los militares, lo mismo que en el Directorio, y algún que otro comerciante. Podemos nombrar entre los militares a San Martín, Alvear, Viamonte y más; entre los comerciantes Pueyrredón era hijo de comerciantes y Rodriguez Peña, que entre otras cosas era socio de Vieytes en la famosa jabonería.

No es determinante, pero la ausencia o escaza presencia de personajes relacionados a la clase burguesa terrateniente, la que muchos consideran la burguesía revolucionaria nacional o los “hacendados en armas”, es un punto que demuestra que la burguesía rural se estaba formando, era demasiado joven como para aportar cuadros políticos capaces de conducir su clase y a otros sectores.

En fin, el sector capitalista que estuvo a la cabeza del movimiento de Mayo, fueron los comerciantes, cuyo objetivo era solo transformar la economía eliminando el monopolio y no mucho más. Si esto se podía realizar dentro de la colonia española o de otra potencia no importaba tanto. Más participación dentro del estado y libre comercio, con eso solo este sector se conformaba. La independencia fue consecuencia de la intransigencia de España a estos cambios y el aporte de una pequeña elite radical. Por ejemplo llama la atención ver españoles en la primera junta, pero no llama la atención que sean comerciantes.

La supuesta burguesía terrateniente estaba en formación, no pudo imponer su impronta a los hechos de Mayo. La burguesía comercial, que es la que termina por acaudillar los hechos, solo buscó cambios políticos, no encabezó una revolución social.

Martiniano Rodríguez

 

[1] Sáenz Quesada: “Los Estancieros” editorial de Belgrano, 1980, Buenos Aires, página 70.

[2] Fradkin, Raúl y Garavaglia, Juan Carlos: “La Argentina Colonial”, siglo veintiuno editores, 2009, Buenos Aires, página 137.

[3] Hora, Roy: “La burguesía terrateniente, Argentina 1810-1945”, Capital Intelectual, 2005, Buenos Aires. Pagina 19.

[4] Una buena explicación de la encomienda se puede ver en Luis Vitale, “Interpretación marxista de la historia de Chile”.

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