Declaración política del Nuevo MAS

El 22 de octubre se llevarán a cabo las elecciones generales en todo el país, elecciones con las cuales el macrismo intentará consolidar el buen resultado obtenido en las PASO de agosto, y así profundizar su agenda reaccionaria.  En este sentido es importante dar cuenta que estas elecciones se desarrollarán en el marco de una coyuntura política compleja que en los últimos meses parece haber conducido al país hacia un punto de equilibrio político y social más a la derecha con elementos reaccionarios como es la desaparición de Santiago Maldonado.

Si bien durante el primer semestre del año el gobierno atravesó momentos de crisis, debido a una sucesión de importantes movilizaciones populares, desde julio Macri logró recobrar la iniciativa. Esto se evidenció en un importante incremento en los despidos y suspensiones, y poniendo en la agenda el intento por imponer una reforma laboral (se verá si “a la brasileña”), que busca liquidar conquistas laborales largamente adquiridas.

La sanción de la reforma laboral en el gigante sudamericano sirvió como señal para que la patronal, en nombre de la productividad, ponga sobre el tapete la exigencia de que ya es hora de aniquilar los “anticuados” convenios colectivos.

El resultado de las PASO sirvió como espaldarazo para Macri y Cambiemos. Los días inmediatamente posteriores a la elección, el gobierno pareció vivir una renovada primavera. El triunfo en varias de las principales provincias, y el cuasi empate en Buenos Aires, envalentonaron tanto al gobierno como a su base social, la cual se puso de manifiesto en su costado más reaccionario.

Es en ese marco que ocurre la desaparición de Santiago Maldonado a manos de Gendarmería Nacional el 1 de agosto, esto en ocasión de una brutal represión contra el pueblo mapuche, marcando el punto más alto en la avanzada reaccionaria.

El gobierno embriagado de triunfalismo, con la ministra Patricia Bullrich a la cabeza y la complicidad del juez Otranto, puso en marcha un grosero intento de encubrimiento con el objetivo de otorgarle plena impunidad al accionar de Gendarmería. Junto con esto, con el apoyo de los principales medios de comunicación, se desarrolló una campaña reaccionaria contra el pueblo mapuche apelando a los prejuicios más bajos de la sociedad y a la amalgama más descarada.

En esta situación actuó como contra-tendencia la decena de miles de manifestantes que llenó Plaza de mayo al cumplirse el primer mes de la desaparición de Santiago, amenazando con abrirle una crisis política al gobierno y desnudando la complicidad del Estado con su secuestro y desaparición. Si bien el gobierno ahora aparece controlando el desarrollo de los acontecimientos habiendo evitado una crisis política, el proceso de movilización –renovado el domingo pasado en el segundo aniversario de la desaparición de Santiago- logró ponerle un límite al gobierno impidiéndole archivar el caso Maldonado como una simple “búsqueda de persona”. Además, al no poder cerrar el caso, se mantiene en la actual coyuntura un elemento de crisis potencial en la medida que los días y semanas pasan y no se sabe cuál es la suerte de Santiago; la caída de Otranto es un paso adelante, aunque de todas maneras por ahora el nuevo juez de la causa, Lleral, solo se ha ocupado de ir ganando tiempo.

CGT: garantes de la gobernabilidad

En lo que hace a la estabilidad con la cual se ha transitado estos meses electorales, hay que destacar el nefasto rol que viene jugando la CGT como garante de la gobernabilidad, y con esta, del ajuste.

Después del paro general del 6 de abril, la cúpula de la central sindical se viene dedicando a negociar a espaldas de los trabajadores las condiciones, el alcance y las formas de la reforma laboral que quiere imponer el oficialismo. No es extraño que el macrismo, previendo los costos políticos que pudiera acarrear el debate sobre una ley de reforma laboral (además de las dificultades que dicho operativo podría acarrear), evalúe la posibilidad de hacer pasar la flexibilización laboral por medio de arreglos sectoriales con los burócratas de cada sindicato.

Pero posiblemente el mayor favor que le ha hecho al gobierno en la actual coyuntura, es el haber apartado al movimiento obrero de la lucha por la aparición de Santiago Maldonado. Una vez más los popes sindicales levantaron un muro entre los problemas políticos generales que afectan al país, abonando a la despolitización del movimiento obrero, y reduciendo las miras de este exclusivamente a lo estrechamente reivindicativo. Como si la desaparición de una persona, los derechos humanos y las garantías democráticas, no afectasen los derechos de los trabajadores.

Ni Macri ni Cristina

Uno de los aciertos del gobierno es el haber logrado que la bronca que existe por abajo aparezca traducida como una falsa polarización entre Macri y Cristina.

Por un lado, el gobierno se beneficia con el colosal desprestigio que supo ganarse el kirchnerismo entre amplias franjas de trabajadores producto de que durante doce años de gobierno kirchnerista no se produjera la menor transformación estructural en sus condiciones de vida; y también entre los sectores medios a causa de los bochornosos escándalos de corrupción que han protagonizado importantes funcionarios de su gestión. Pero además se beneficia por la incapacidad que tiene tanto Unidad Ciudadana como el PJ (en todas sus variantes desde Massa a Randazzo) para oponer un proyecto de país distinto al que plantea Cambiemos y defiende a la burguesía en pleno y al imperialismo.

Es por eso que el kirchenrismo no puede articular una oposición real y efectiva al gobierno, y por lo tanto es incapaz de frenar a Macri. Lo cierto es que más allá de alguna que otra declaración pública, ni Cristina Kirchner ni Unidad Ciudadana tienen la menor intención de poner en pie ninguna acción de lucha que pudiera frenar efectivamente las contrarreformas que quiere imponer Macri. En el credo de Cristina Kirchner todo se reduce a una “oposición responsable” encerrada en los estrechos marcos formales del parlamento. Cristina Kirchner, más que derrotar al gobierno nacional, necesita recuperar los favores de la burguesía, razón por la cual se desvive por dar pruebas de que no va a sacar los pies del plato de la institucionalidad burguesa.

El problema es que para derrotar a Macri no alcanza con el cabildeo parlamentario, es imprescindible articular un movimiento de los trabajadores, de las mujeres y de la juventud que salga a luchar haciéndose fuerte en las calles y en los lugares de trabajo.

Vamos por un voto de independencia política de clase en todo el país

En las últimas PASO, el Nuevo MAS se presentó en el marco de Izquierda al Frente por el Socialismo, junto con los compañeros del MST. Nuestro frente participó en nueve provincias levantando una alternativa de izquierda y socialista para los trabajadores, las mujeres y la juventud. Pero además tuvimos el mérito de ser el único frente que defendió la unidad de la izquierda en el marco de la más firme independencia política de los trabajadores.

Así fue como Izquierda al Frente por el Socialismo realizó una importante elección en todo el país, logrando en su primera presentación superar el piso proscriptivo que imponen las PASO en seis de las nueve provincias que se presentó: Córdoba, Neuquén, Rio Negro, la Pampa, La Rioja y Santa Cruz. Y si bien tanto en CABA como en la Provincia de Buenos Aires no logramos el objetivo de superar las PASO en las candidaturas nacionales, si lo conseguimos en importantes municipios de la provincia, y la candidatura de Manuela Castañeira rondó los 120.000 votos en toda la provincia, transformándola en una de las principales figuras hoy de la izquierda en nuestro país.

Para la izquierda, las elecciones son una manifestación más de la lucha de clases, y por lo tanto su campaña electoral debe estar en función de las necesidades más generales de los trabajadores. Sería incorrecto lanzarse a la campaña electoral haciendo caso omiso de las condiciones objetivas de la actual coyuntura política.

En este sentido, desde el Nuevo MAS y la Izquierda al Frente por el Socialismo, retomamos nuestra campaña electoral en el interior del país hacia octubre haciendo eje en la aparición con vida de Santiago Maldonado y la denuncia al curso reaccionario del gobierno, alertando sobre las contrarreformas antiobreras y antipopulares que se vienen luego de las elecciones, y en la incondicional defensa de las tomas de los secundarios y su lucha contra las contrarreformas educativas de Cambiemos.

Este es el caso de Córdoba, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, La Rioja y La Pampa, donde llamamos a votar a la Izquierda al Frente. También llamamos a votarla en los municipios y secciones de la provincia de Buenos Aires en donde rompimos el piso proscriptivo: La Plata, Berisso, Ensenada, Chacabuco, Mar Chiquita, Bolívar, Tres de Febrero, Ituzaingó, Nueve de Julio y la sección Capital.

En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, y la Provincia de Buenos Aires, en donde nuestro frente no logró sortear el piso proscriptivo en las candidaturas nacionales, sostenemos el mismo criterio que guía nuestra intervención político-electoral general, llamando a los trabajadores a defender una postura de independencia política frente a todo sector patronal.

Es por eso que llamamos a un voto crítico al FIT y también a Zamora en CABA por entender que ambas, en extremis, son alternativas políticas de independencia de clase.

En el caso de Zamora le reconocemos el mérito de haberse mantenido dentro del campo de los trabajadores, aunque es evidente que su intervención política parece limitarse al juego electoral para luego “hacer la plancha” entre elección y elección.

En el caso del FIT estamos ante un armado electoral que arrastra una enorme inercia política, la cual no solo le impide proyectarse como algo más que un armado electoral, sino que además en su inveterado sectarismo ha dificultado muchas veces poner en marcha iniciativas de unidad de acción para enfrentar al macrismo.

Más grave todavía es la deriva oportunista de haber perdido todo criterio de principios en relación al modo de dirimir la representación política de la izquierda entre los trabajadores. No solo ha intentado apoyarse en los criterios proscriptivos del sistema electoral, sino que en las últimas PASO a apelado directamente a los tribunales burgueses para tratar de proscribir a Izquierda al Frente por el Socialismo.

Como lo venimos sosteniendo desde el 2011, nuestro criterio es el opuesto. Pese a la hostilidad manifiesta y rayana con los principios que han sostenido los integrantes del FIT contra nuestra organización, el Nuevo MAS no aplica el criterio de la disputa de secta para definir su política: las elecciones son un terreno en el cual disputamos la independencia de clase de los trabajadores y, así las cosas, donde no se presentan candidaturas de la Izquierda al Frente por el socialismo (principalmente provincia de Buenos Aires y CABA en lo que hace a las candidaturas nacionales), llamamos a votar críticamente al FIT y Luís Zamora.  

Aplicamos así el más elemental criterio de clase privilegiando siempre las necesidades políticas y los intereses generales de los trabajadores.

Comité Ejecutivo del Nuevo MAS, 4 de octubre del 2017

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