Economista neoliberal critica a Macri – Economista neoliberal quiere defender a Macri y lo hunde – Banco Central sin plata regala plata – Maíz mata coche – Hipoteca hasta el 2050 – Aguantadero poco uso busca cambio de inquilinos

 

Macri inaugura inversiones de Techint… en Estados Unidos. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, insiste que la recesión “se terminó”. El jefe de gabinete, Marcos Peña, informó al Congreso que estamos en el mejor de los mundos. Mientras tanto, en el planeta Tierra, hasta los economistas neoliberales archigarcas descreen de la estrategia del gobierno. Empecemos por Carlos Rodríguez, de la Universidad CEMA, semillero de garcas desde los 90. Dio las siguientes definiciones: “La inflación 2017 es un fracaso”; “la inflación no explota porque ahora sobran dólares de la deuda y el blanqueo”; “vivimos una bicicleta feliz porque el dólar es barato y contiene los precios, pero esto es peor que la convertibilidad (de Menem)”, y finalmente sentenció: “Esto termina mal; cuando se rompe la bicicleta, el dólar sube y la inflación también. Esto no es normal y no es sostenible”. Curiosamente, la misma expresión que usó Miguel Ángel Broda. Claro, no agregan que con el dólar barato aumenta la fuga de capitales y la desaparición de divisas para crédito que mueva la actividad económica: sólo en lo que va de 2017 ya hubo compras por 11.500 millones de dólares, que incluso están en blanco. Teléfono para el equipo económico, si es que todavía les suena.

 

Otro economista que es, como Rodríguez, ex miembro del elenco económico menemista (también del CEMA y ex consultor del Banco Mundial, el BID y el FMI), buscó ser contemporizador con el gobierno, pero si le quiso dar una mano se pareció a una rodilla. Miguel Kiguel, de él se trata, quiso defender –contra el propio Rodríguez, que opina que la política del BCRA es ruinosa– la idea del Banco Central de aumentar las reservas de aquí a dos años. Pero se le escaparon algunos datos más bien alarmantes: por ejemplo, que las reservas netas (es decir, reales) apenas arañan los 14.000 millones de dólares, y las reservas brutas (incluyendo préstamos varios) no llegan al 8% del PBI, cuando en todos los países de la región son más del doble. ¿Cómo se aumentan las reservas? Pues comprando esas divisas vía la emisión de Lebac en pesos. Se puede objetar, muy razonablemente, que eso es un delirio, porque los dólares de las nuevas reservas rinden mucho menos que la tasa de interés que debe pagar el BCRA por los pesos-Lebac. Respuesta de Kiguel: no importa, porque “en dos o tres años, es muy probable que la devaluación del peso le gane a la tasa de Lebac” (Ámbito Financiero, 26-4-17). Así que ya saben: la emisión de deuda en Letras del Banco Central se va a cancelar con una mega devaluación en un par de años… como máximo.

 

Dos perlitas más del BCRA. Primera: el propio organismo difundió que su patrimonio neto (es decir, reservas menos deuda de diverso tipo) apenas llega a los 3.000 millones de dólares (fuentes no oficiales hablan de patrimonio neto negativo). ¿No era que el macrismo venía a resolver el “vaciamiento” de la era K? Segunda, y bien escandalosa: como si no fuera suficiente negocio la actual bicicleta financiera, el Gobierno de la Ciudad envió un proyecto de ley para que los pases (depósitos que hacen los bancos en el BCRA) no paguen Ingresos Brutos. Eso elevaría automáticamente la tasa de interés que le cobran los bancos al BCRA del 24 al 25,5%. Como mínimo, esto representa 2.000 millones de pesos de puro regalo a los bancos, tan necesitados ellos. Iupiii, que siga la fiesta.

 

El gobierno está poniendo de moda la idea de “reconversión” como taparrabos del ajuste. ¿Liquidan el régimen de promoción industrial en Tierra del Fuego? Que se “reconviertan”, y en vez de armar electrodomésticos, que se dediquen al turismo. ¿Cierran industrias por culpa de la importación? Que en vez de fabricar pantalones, zapatos o bulones, se “reconviertan” haciendo quién sabe qué. Lo que no se había visto hasta ahora es que le ofrecieran ese menú a la rama industrial más importante del país, la automotriz. En efecto, el gobierno propuso a los fabricantes de autos que “reconviertan” su producción para que los vehículos locales puedan funcionar a alconafta. La idea cayó como una bomba en muchas terminales, algunas de las cuales hablan directamente de levantar la producción y llevar todo a Brasil. ¿A qué viene esto ahora? Simple: este gobierno es tan fanático del campo y tan enemigo de la industria que es capaz de pedirle eso a las automotrices con tal de cumplir una promesa de campaña de Macri a los patrones agrarios, conseguir una salida a la sobreproducción de maíz y caña de azúcar para hacer biocombustibles. Por supuesto, gobernadores y agrogarcas aplauden de pie, mientras que en el sector voceros de las terminales se angustian con que “esto a largo plazo puede destruir la industria”. O, como dijimos, puede redundar en la mudanza de la producción local a Brasil, con salarios más bajos, fuerte capacidad industrial ociosa y donde los biocombustibles están instalados hace años.

 

Cerramos con la cuestión de la vivienda. Desde esta columna nos hemos burlado de las cifras ridículas de créditos hipotecarios que venía manejando la política oficial. Ahora el macrismo lanzó con bombos y platillos nuevos créditos en bancos oficiales en Unidades de Valor Adquisitivo (UVA) a 30 años y con cuota que, supuestamente, se va a ajustar por inflación pero adaptado al salario del que toma el crédito. ¿Solución? Ni cerca. Primero, los montos que se manejan no llegan a 50.000 créditos, cuando la necesidad de vivienda afecta a 3 millones de familias. Segundo, nadie explicó quién le garantiza al deudor que va a seguir recibiendo un salario durante los 15, 20 o 30 años que lleva cancelar el préstamo. Y tercero, lo que es más serio, el mecanismo ideado por el gobierno prevé que si el aumento de la cuota es mayor que el aumento de salario, el dilema se resuelve, sencillamente, agregando cuotas, es decir, alargando el plazo original del crédito hipotecario. Consejo de amigo: es más fácil, más rendidor y menos riesgoso comprar dólares, aunque sea de a 18, y ponerlos en un chanchito, que subirse a esta “generosa” oferta de los bancos estatales administrados por el macrismo.

 

Frase PROtuda de la semana: si hay alguien que no tiene la prudencia de tener la boca cerrada, ése es nuestro presidente. No hay caso; por más que lo aconsejamos desde todos lados, no puede evitar hacer declaraciones que, con el pretexto de criticar a otros, terminan siendo autoincriminatorias:

“Hay que alejar la idea del Estado como aguantadero de la política” (Mauricio Macri).

La idea original era criticar el Estado santacruceño, pero hay otras alternativas Por ejemplo, tal vez se refería a la avalancha de “asesores”, cónyuges, amigos, conocidos, hijos y entenados que afligen la planta y las arcas estatales desde el 10 de diciembre de 2015. O quizá a los equipos de trolls que se encargan de mejorar la imagen mediática del gobierno y sus funcionarios. O acaso hacía referencia a la horda de funcionarios que portan tarjetas con cargos de longitud inverosímil y utilidad cero. O, más probablemente, lo que quiso decir es que el Estado debe dejar de ser un aguantadero de la política para pasar a ser un aguantadero del curro empresario.

Marcelo Yunes

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