Simultáneamente, al estallar en EEUU el escándalo de la “orden ejecutiva” de Trump, en Quebec, capital de la región franco-parlante de Canadá, hubo una atentado terrorista. Seis personas fueron asesinadas y cinco heridas dentro del Centro Cultural Islámico de esa ciudad.

Inicialmente la noticia fue confusa. Parte de la prensa lo insinuaba como un “atentado islamista”. Y Trump se tomó de lo de Quebec para justificar la barbarie racista e islamófaba de su “orden ejecutiva”.

Trump no sólo brindó sus condolencias. Su vocero, Sean Spicer, proclamó que el ataque –que daba por descontado como otro crimen de los “terroristas islámicos”– “es un recordatorio de por qué el presidente Trump actuó preventivamente con su reciente decreto migratorio”.

O sea, los tontos y “desprevenidos” canadienses, están pagando las consecuencias de no “prevenirse” dictando decretos como el Trump, que cierran el país a los terroristas.

Pero, al otro día se descubrió que el asesino no es precisamente un emigrante del Medio Oriente, ni mucho menos musulmán. Es Alexandre Bissonnette, estudiante franco-canadiense de 27 años, fervoroso partidario de Donald Trump.

Efectivamente, en su página de Facebook expresaba “sus posiciones en favor de Donald Trump, de [Marine] Le Pen [la dirigente ultraderechista francesa], y de las fuerzas armadas israelíes”[1]

En nombre de esa trilogía, entró a un centro cultural y mató e hirió a once seres humanos indefensos.

Notas

1.- “Atacante de Quebec, admirador de Le Pen y del magnate”, Reuters, publicado en La Nación, 01/02/2017.

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