Noticias de Macrilandia XXX

Alfonso hizo los deberes – Atunes en blanco y tiburones en negro – Señora inflación de las cuatro décadas – El INDEC sigue descubriendo la pobreza –  Un funcionario tachable y pecable – Vaca Muerta y gorilas vivos – Un ministro recibe lecciones de alegría antes de asumir

Prat Gay fue eyectado del gobierno, pero tuvo tiempo de decir que dejaba las cuentas en orden. Como para no perder la costumbre, el hombre que supo decir que “todos operaban con un dólar a 15 pesos” antes de la devaluación, el profeta del segundo trimestre y del segundo semestre, el convencido de que la inflación de 2016 sería del 25%, también esta vez mintió descaradamente. Afirmó que se cumplirá la meta de déficit fiscal del 4,8% en 2016. La cifra real, que sus reemplazantes conocen bien, ronda el 7%. Al dar el dato de actividad económica de octubre (crecimiento: 0,0%), dijo que era “un punto de inflexión” para que la economía empiece a recuperarse, en vez de reconocer que la caída anual del PBI será superior al 2%. Habló de “un tercer trimestre de recuperación”, cuando los datos oficiales de crecimiento económico para esos meses son: julio 0%, agosto +0,8%, septiembre -0,8%. La recaudación fiscal (dato clave, los ingresos del Estado), incluso con el ingreso a último momento y por única vez gracias al blanqueo, creció un 34,6%, esto es, muy por debajo de la inflación anual del 40%. La “recomposición de reservas” es una risa: la Argentina pagó, según Prat Gay, “más de 50.000 millones de dólares” de servicio de deuda. El país se endeudó en un monto similar en 2016. Sin embargo, las reservas subieron este año de 25.500 a 38.700 millones de dólares. Pero de esos 13.000 millones más, el 90% se dio en un solo mes, octubre, gracias a las colocaciones de títulos de deuda que en un 70% fueron suscriptos por inversores extranjeros. Prat Gay resumió todo esto diciendo “tengo la sensación de misión cumplida”. ¿A qué se refería? Fácil, amigos: al blanqueo (ver más abajo para entender todo).

Más datos del “exitoso” blanqueo revelan qué poquitos son los que se la llevan toda. La plata declarada llega a los 100.000 millones de dólares, de los cuales el 86% estaba en el exterior (y de eso, el 80% en EEUU, Uruguay y Suiza). Un buen indicador de que los blanqueadores no son todos de la “crema” de la burguesía argentina son las siguientes cifras: depósito promedio en las 110.000 cuentas especiales abiertas para el blanqueo, 65.000 dólares; valor promedio de la propiedad inmobiliaria declarada en el país, 83.000 dólares; valor promedio de la propiedad declarada en el exterior, 208.000 dólares (un departamento de tres ambientes, digamos). No son exactamente cifras de magnates, ¿verdad? ¿Cómo es posible?

Simple, amigos: estamos hablando de sólo la cuarta parte de los activos argentinos en el exterior. Orlando Ferreres, que algo debe saber del asunto, estimó que “hay 400.000 millones de dólares en negro”. Hagamos números: poco más de 100.000 cuentas bancarias, 20.000 propiedades en el exterior… serán unas 40.000 personas. Y eso es el chiquitaje de los capitalistas, el 25% de la plata negra. ¿Y el otro 75% de la guita? Pues bien, eso que no se declaró, que no se lavó, que sigue afuera, es la parte del león del robo, la fuga y la evasión de la burguesía argentina. Es lo que no está en EEUU o Suiza, sino en cuentas y empresas en Panamá, Bahamas, Islas Vírgenes, Luxemburgo, Mónaco. Son las propiedades que se valúan no en 100.000 o 200.000 dólares (una vivienda de clase media no muy lujosa), sino en varios millones. Son los que no creen que el blanqueo sea “ahora o nunca”, sencillamente porque siempre fueron los dueños de todo.

¿Cuántos son? Hacemos una estimación incomprobable, que dejamos a criterio de nuestros lectores: si el chiquitaje que blanqueó un cuarto de lo esquilmado por la burguesía argentina son algunas decenas de miles, los peces gordos que siguen en negro no pasan de unos miles de familias. El 0,01%, digamos.

Pasemos a los logros del hombre que cumplió su misión. Empecemos por el índice de precios. El índice anual de inflación debe calcularse de manera mixta, ya que el INDEC empezó a emitir cifras a partir de mayo. Al cierre de esta edición, no se había dado el número de diciembre. Pero si tomamos dos indicadores que el propio gobierno considera confiables, el índice de precios de la Ciudad de Buenos Aires y el llamado IPC Congreso (promedio de consultoras privadas), el número ya está: la inflación CABA 2016 fue del 41%; la del Congreso, 40,3%. Los intentos patéticos del macrismo de hablar de “menos del 40%” suenan a los peores engaños del INDEK o a una superstición con el sistema decimal. Ni hablar de una supuesta “tendencia del último bimestre” a una inflación del 20% anual. Ese cuento que se lo hagan a los burócratas de la CGT, que últimamente se tragan cualquier cosa.

Otro “logro” del “equipo”: el avance hacia la “pobreza cero”. El propio INDEC reconoce no sólo que hay más pobres, sino que la distribución del ingreso se hizo brutalmente más regresiva en sólo un año de CEOcracia. En cuestión de meses (se compara tercer trimestre de 2016 con el segundo), la brecha de ingresos entres los más ricos y los más pobres subió de 23,2 veces a 25,6 veces. La mitad de los hogares del país gana menos de 15.700 pesos por mes, y la mitad más pobre de los habitantes de la Argentina concentra sólo el 20,5% del ingreso, ya que ganan de 8.000 pesos por persona para abajo. Y la pobreza llega al 32%. Misión cumplida, Prat Gay.

Pertenecer tiene sus privilegios, decía la publicidad de una tarjeta de crédito hace años. Vaya que pertenecer al PRO también los tiene. Veamos dos ejemplos. El primero es un caso típico de CEO que no se acostumbra a que en la función pública se lo mira más. El director nacional de Transporte Fluvial y Vías Navegables, Gustavo Deleersnyder, fue denunciado por su actividad privada antes de ser funcionario. El tipo figura como director de empresas en Miami, pero no facturaba servicios y se hacía depositar los honorarios en una cuenta en Uruguay, a la que enviaba giros desde una offshore en Bahamas. No está inscripto en Ganancias, ni en autónomos, ni en Bienes Personales, pero tenía tres propiedades en EEUU. Ah, todo se había denunciado a la “Oficina Anticorrupción”, dirigida por la inefable Laura Alonso (a) la liebre anti K y la tortuga anti CEOs en una sola persona. Deleersnyder está hasta las manos (no por la inexistente gestión de la diligente Alonso, claro está). ¿Cómo fue a parar a la función pública y al ministerio de Guillermo Dietrich? Bueno, repasen la trayectoria y entenderán: “Éste es de los nuestros”, habrán pensado.

Segundo ejemplo: el anuncio de inversiones en Vaca Muerta generó una estampida de las acciones de YPF del 18,6% en dos días, algo que no pasaba desde hacía diez años con ninguna acción del Merval. Algunos que estaban enterados se llenaron de guita en cuestión de horas, en lo que se llama “insider trading” (ganar plata en la Bolsa aprovechando de manera ilegal información confidencial). Dice alguien muy versado en la materia e insospechable de antipatía hacia el PRO, el columnista bursátil de Ámbito Financiero Francis Moore: “(Hubo) en la operación cientos o miles de personas involucradas y con conocimiento de toda o una parte de los anuncios: funcionarios nacionales, provinciales y municipales, gremialistas, empresarios, asesores, etc. Un caso de manual de insider information; en realidad, más que un caso de manual, el caso más escandaloso de insider information en la historia argentina. No queremos arruinarle la fiesta a nadie, pero si queremos un mercado de capitales en serio, portémonos seriamente. Razones para la investigación sobran, a menos que los reguladores prefieran mirar para otro lado. Ah, responsables: desde la empresa, pasando por los intermediarios y sus asociaciones, hasta el gobierno” (AF, 11-1-17). No más preguntas, su señoría.

Frase PROtuda de la semana: como la del secretario de Empleo Miguel Ángel Ponte la tratamos aparte, nos quedamos con esta perlita. El alma mater y mentor de esta columna le pega un reto, cual encargadito botón de McDonald’s a empleado inexperto, a su nuevo ministro Nicolás Dujovne, que tuvo la mala idea de aparecer con ceño sobrio y adusto en la ceremonia de jura:

“Vamos, con alegría. Cambiá esa cara, sonreí…”

(Mauricio Macri haciendo proselitismo de la revolución de la alegría con el flamante ministro de Endeud…, perdón, Financiamiento. Reconocemos que nuestras simpatías están con el pobre Dujovne: encima que tiene que romperse la cabeza pensando a quién sacarle plata, lo obligan a poner sonrisa de circunstancias. En cambio, Luis Caputo se ve que conoce bien al amigote de su primo: durante la jura se le veían todos los dientes todo el tiempo).

M.Y.

 

Tras la salida de Prat Gay

Quiénes son los nuevos ministros

Según parece, Nicolás Dujovne llega en el momento justo para renovar los vínculos con Donald Trump, que Macri tenía medio descuidados luego de las imprudencias electorales de la canciller Susana Malcorra, fanática de Hillary Clinton, El nuevo ministro de Hacienda es hijo de Bernardo Dujovne, el encargado de construir la versión Punta del Este de la Trump Tower. Y su esposa, Carolina Yellati, es la hermana del actual socio y asesor de Donald Trump Moisés Yellati. Pero no es sólo un pariente, sino que tiene currículum propio. Fue figura de la Fundación Pensar, que alimentó el discurso de los equipos de campaña PRO en 2015, y antes asesor del radical Ernesto Sanz. En los 90 fue miembro (junto con el actual ministro del Interior Rogelio Frigerio) del equipo de Pablo Guidotti, viceministro de Economía de Roque Fernández, el sucesor de Cavallo bajo el menemismo. Luego pasó a la actividad privada: estuvo en el área de investigación del Banco Galicia, adonde llegó recomendado por Miguel Bein. Sí, el mismo que era gurú del equipo económico de Scioli 2015. Ah, en el Galicia conoció a Melconian. Como se ve, estas figuritas económicas del elenco estable neoliberal siempre se terminan volviendo a encontrar, del lado del mostrador que sea.

Veamos si no el resto del “equipo” del ministerio de Hacienda. El jefe de gabinete es Ariel Sigal, presidente para la región del Deutsche Bank y jefe de derivados (instrumento financiero) de la JP Morgan. El secretario legal y técnico es un abogado ex General Counsel del Bank of America. El secretario de Política Económica, Sebastián Galiani, fue asesor del Banco Mundial, y el jefe de asesores, Guido Sandleris, es director de investigaciones de la respetable usina de garcas llamada Universidad Di Tella. Todas joyitas.

Tampoco vamos a decir que el ministro de Endeudam… perdón, de Finanzas, es un huérfano político. Para nada: Luis Caputo puede exhibir no sólo sus credenciales de “negociador” (es un decir) con los holdouts a principios de año, sino que es conocido en Wall Street como amigo de los que hacen negocios allí con países banan… emergentes. Por supuesto, también ayuda que sea primo de Nicolás “Nicky” Caputo, el íntimo amigo del presidente Macri, tan íntimo que se prestan plata de a millones con total confianza, como si fueran, más que amigos, socios comerciales. O testaferros.

El caso particular de convertir a Finanzas en ministerio, refleja el peso que tuvo, tiene y seguirá teniendo en la gestión Macri la persona encargada de conseguir dólares vía endeudamiento brutal, ante lapostergación por tiempo indefinido de la “lluvia de inversiones”.

 

M.Y.

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