Hace menos de un mes atrás, fuimos decenas de miles las compañeras y compañeros que nos movilizamos en el marco del día de paro contra los femicidios y travesticidios en la ciudad de La Plata, como parte de un fenómeno nacional y mundial que resonó muy fuertemente en las principales ciudades de nuestro país y la región.

Como se acerca el día 25/11 -cuando se conmemora el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres- que es la próxima estación en la pelea por el fin de la violencia y los femicidios, desde Las Rojas queremos hacer un aporte al debate sobre qué orientación política debe tener el movimiento de mujeres para conquistar nuestros derechos.

Ante un enemigo grande, la más amplia unidad en la calle

No nos quedan dudas a esta altura del año, que el gobierno de Mauricio Macri es el enemigo público del movimiento de mujeres. Las cifras del sostenido desmantelamiento que ha implementado sobre los dispositivos preventivos de la violencia de género, como así también las políticas de ajuste  sobre el conjunto de la clase trabajadora y los nuevos sectores que han quedado marginados sometidos a la precarización más extrema y la desocupación, son contundentes, y hay que ser muy cínico para legitimar tanto atropello.

Ante una situación con esos condimentos, el paro de mujeres, junto con la movilización de miles en todo el país, significó una demostración de fuerza muy importante del conjunto del movimiento de mujeres, con un amplio apoyo de todos los sectores de trabajadores,  que sirvió como presión incluso para las centrales sindicales. Pero el paro implicó también que los empresarios mostraran cuáles son sus intereses, en mayor o menor medida disimulados;  ese día la orden era clara: nadie para, independientemente de cuál sea la razón de fondo. Patrones más o menos progres, de una PyME o de una gran empresa tenían acuerdo en esto, y así se frenaron medidas concretas de lucha. En La Plata el caso testigo fue el de los laboratorios Bagó, que ante el reclamos de sus trabajadoras, la empresa bajó la orden de frenar absolutamente cualquier medida de lucha que interrumpiera la producción.

Ese día las mujeres en su conjunto tomaron un método de la clase trabajadora toda, y eso es un avance enorme que muestra como un faro cuál es la perspectiva para derrotar a un gobierno como el de Macri e imponer mejoras en nuestras condiciones de vida. El paro no nos dejó como espectadoras de una lucha ajena, sino que nos ubicó a las mujeres en el centro de la escena, tocando el corazón del capitalismo patriarcal.

Quienes estuvieron ausentes en la jornada, fueron el conjunto de las direcciones de las organizaciones sindicales, y esto fue un problema porque fueron los dirigentes de las principales centrales aquellos que carnerearon el paro traicionando así, tanto la lucha de las mujeres como las reivindicaciones más sentidas de los trabajadores.

La ubicación de la izquierda no debe ser por fuera de las luchas

Las Rojas siempre hemos estado a la cabeza de la lucha contra los femicidios y la violencia. Somos las que peleamos por una coordinación fuerte de las compañeras que han sufrido en carne propia la violencia, y compañeras como Lorena Galle, Alejandra Pereyra o Florencia Cabrera, entre otras, son ejemplos de los lazos que queremos construir. Para el paro de octubre, fuimos las que impulsamos el paro con toda la fuerza, logrando importantes conquistas, como en la Secretaría de DDHH, Ministerio de Asuntos Agrarios, el Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo, las jóvenes de las facultades de la UNLP; donde el paro se hizo efectivo. Dimos una pelea para que los compañeros trabajadores y estudiantes también se sumaran de hecho, mostrando que lo más estratégico es que los más amplios sectores en lucha se organicen no sólo para arrancarle conquistas al gobierno, sino para acabar con este sistema capitalista y patriarcal.

Las Rojas reivindicamos construir una política feminista y socialista y ser parte de un partido que se liga a la clase trabajadora y busca la confluencia con el movimiento de mujeres, entendiendo que Sólo si las mujeres retomamos el camino de tocar los intereses del sistema capitalista y patriarcal conquistaremos nuestros derechos en un momento donde ya no hay mediaciones ni concesiones otorgadas por el gobierno

Un debate hacia el interior del movimiento

Las mujeres venimos de un exitoso Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario, donde los talleres estallaban de compañeras alarmadas por la grave situación de las mujeres, trans, travestis, lesbianas; luego transitamos el paro de octubre; este mes se reabre la posibilidad de discutir cómo seguir. Se vive un recomienzo, un nuevo estadio del movimiento de mujeres que requiere de un debate estratégico.

Muchos sectores agrupados en la Campaña contra las Violencias acusan en primer lugar a las organizaciones de izquierda de machistas, antes que salir a dar una pelea en regla contra la violencia como lo hacemos Las Rojas. En el debate hacia la movilización del 25/11 han llegado al ridículo de prohibirnos usar nuestras banderas y banderines del partido, poniendo un signo igual entre los partidos patronales y los partidos de trabajadores. El debate que plantean, en la realidad no tiene ningún peso, porque no les da la cara para ir a discutirles esto a las protagonistas de la lucha, como Alika Kinan, Lorena Galle, Florencia Cabrera, Alejandra Condori, Iara Carmona, Rocío Girat, entre tantas otras, que Las Rojas y el Nuevo MAS no somos representativos de la lucha por los derechos de las mujeres.

Es que los sectores que se embanderan bajo la consigna del “feminismo popular” no dan una pelea por terminar con este sistema, sino por reformarlo, y así parte de sus organizaciones se van tras la sotana del Papa cuando se viste de progre; o como creen que no se puede acabar con la explotación sexual, se terminan adaptando al reglamentarismo más rancio, como si las mujeres que somos las que morimos asesinadas y no decidimos sobre nuestros cuerpos fuéramos libres al momento de ingresar y permanecer en una red de explotación sexual, como esgrimen como argumento los abogados defensores de los proxenetas de Alika.

Por el contrario, desde Las Rojas peleamos con las luchadoras del movimiento codo a codo, e intentamos que se politicen y luchen contra todas las formas de opresión. Somos las que acompañamos a todas ellas en los procesos judiciales, en las movilizaciones, en las visibilizaciones de los casos, pero también somos las que entendemos que sólo de la mano de quienes paran el mundo, se puede salir de esta situación de explotación y opresión. La clase trabajadora es para nosotras un punto de apoyo fundamental cuando sale a luchar, y de ahí la potencialidad del paro.

Las Rojas queremos ganarnos al movimiento obrero para la pelea por los derechos de las mujeres. Queremos hacerlo sin demagogias, y entendiendo que el punto de partida es unificando las luchas. Queremos ganarnos al movimiento feminista para que se haga uno con la clase trabajadora. Queremos el fin de la trata y la explotación sexual, y por eso hacemos cargo al Estado proxeneta y sus funcionarios cómplices. Queremos la cárcel efectiva para todos los femicidas y damos pelea contra la (in)Justicia patriarcal. Cada compañera y cada compañero que le arranquemos al sistema capitalista y patriarcal son valiosos en tanto se abren a la experiencia de hacer el intento por derribar los cimientos de aquel sistema.

Es momento de profundizar la unidad sin sectarismos, apoyarnos en cada caso de lucha y lograr la más amplia coordinación; hay que fomentar la autoorganización de las mujeres en los lugares de trabajo y estudio y desde los barrios. Repudiamos el intento de censura contra las banderas y banderines que representan nuestra organización y del resto de la izquierda. Llamamos a las organizaciones que componen la Campaña contra las Violencias a abandonar esta política sectaria y a construir desde la lucha una movilización lo más amplia posible.

Las Rojas La Plata

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