Por Marcelo Buitrago


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A pesar de su minoría parlamentaria, el gobierno ha logrado  una abrumadora aprobación de su primer proyecto de Presupuesto en Diputados, con más de los dos tercios de los votos. Y es que la sanción de lo que los políticos patronales llaman “la ley de leyes” no sólo les permite al 99%   de los diputados y senadores discursos sobre proyectos y el trabajo parlamentario, sino también la pelea a dentelladas por partidas para su provincia, o sector de influencia: el ejemplo más notorio, aunque no el único, fue la aparición de una “planilla anexa” adjuntada al presupuesto de las Universidades Nacionales, donde se repartieron 1.000 millones de pesos extra entre los que tuvieron la suficiente capacidad de lobby. Fuera de cámara aparece la trenza por programas, proyectos, unidades ejecutoras y todos los curros imaginables.

Es que la oposición, que va desde Massa, pasando por Stolbizer hasta el propio kirchnerismo, planteando  una oposición responsable, lo más lejos posible de la calle, tampoco quiere moverle mucho el piso a Macri: así pasaron las leyes del pago a los buitres, la  del blanqueo y “reparación” a los jubilados, y ahora ésta. Si al publicar esta nota no está aprobada, es por el “éxodo turístico” que protagonizaron decenas de diputados y senadores viajando a, ¿presenciar?, las elecciones en Estados Unidos, como correctamente denunció el diputado Pitrola. Pero éste muestra una adaptación tan grande a la “actividad parlamentaria” que lo hizo quejándose  que  por eso   “No se tratan los derechos de la mujer, las rentas vitalicias y un aumento de emergencia a los jubilados, etc.”. Pareciera que el PO no se dio cuenta que Macri gobierna y su proyecto es reventarnos: por más que los legisladores vuelvan pronto, nada bueno va a salir de este Congreso.

El Presupuesto, que en el fondo no es más que un cálculo de recursos a obtener y la consiguiente autorización para gastar al Poder Ejecutivo, se hace sobre determinadas apreciaciones. Para el gobierno, la inflación será de un 17%, con un dólar a $ 17,92 y un incremento del PBI de 3,5%, (impulsado un 2,9% por el consumo y 0,6% por la inversión). Esto contrasta con el 1,5% negativo que mostró el PBI en 2016 y con el 40% de inflación estimada.

El gobierno justificó la contracción de 2016 para bajar la inflación a lo largo del año: pero si la inflación se va a mantener en estos niveles del 1,5% mensual en 2017, no se explica cómo el consumo va a crecer en lugar de retroceder, como lo hizo en  2016. O mejor: el cuento del segundo semestre quedó para 2017, como expresan en el mensaje de elevación.

Para los próximos años se espera que las medidas adoptadas durante el inicio de la actual gestión, tendientes a ordenar la macroeconomía en paralelo con la eliminación de las distorsiones que afectaban la eficiente asignación de recursos productivos, redunden en una mejora de la capacidad productiva de la economía, tanto de mediano como de largo plazo. Por ende, la economía mejorará su tasa de crecimiento potencial convergiendo el crecimiento observado a tasas del orden del 3,5% interanual.

La apuesta de Macri por el libre mercado y su “apertura al mundo” se expresa en este presupuesto por la reducción de la brecha entre los impuestos de  exportación e importación. Mientras en 2015 los derechos de exportación fueron más del doble que los de importación (76.000 millones contra 35.000 millones) desde agosto los derechos de importación superan a  los de exportación.  De aquí también podemos deducir la fabulosa transferencia de recursos al campo: la recaudación proyectada para 2016 de derechos de exportación es la misma que 2015, teniendo en cuenta una devaluación del 45% a mayo. Y para 2017 se proyectan 104.000 millones por derechos exportación (35% más que en 2015) contra 80.000 millones por importación (130% más que en 2015). El fundamento de este último aumento no es la devaluación, sino el volumen físico.

Mientras el gobierno anuncia su plan de avanzar hacia “pobreza cero” manteniendo la Asignación Universal por Hijo, Argentina Trabaja, Ellas Hacen, y subsidios a los servicios públicos, su plan económico de reducir el salario real y dolarizar esos servicios, genera más pobres continuamente. Pero no sólo por ese lado aumenta la pobreza; los despidos que prevé y no son un accidente, son la otra cara, ya que en junio de este año elevó el Seguro de Desempleo de $ 400 a $ 3.000.

Un tema que ha generado cierto resquemor en los sectores ultra liberales es el relativo al déficit fiscal que los ha llevado a calificar al gobierno de “populistas financieros” o “desarrollistas”: es que pregonan hacer en una planilla de Excel, un ajuste infinitamente superior a las duras medidas que tomó Macri. Pero lo que el gobierno sabe, es que eso  sólo se puede hacer pasando por  la lucha de clases, desafiando la relación de fuerzas establecidas en el país después del Argentinazo: a pesar de la represión en varias provincias del interior, no pudo aplicar aún  el protocolo anti protesta.

El  gobierno proyecta un déficit fiscal (más gastos que ingresos) similar al del gobierno anterior: 5% del PBI  para 2016 y 4,93% para 2017: unos 480.000 millones de pesos,  lo que sumado a los pagos de deuda contraída provocan una necesidad de financiamiento  de 1.7 millón de millones de pesos, el 11% del PBI, pero a no preocuparse, nos podemos seguir endeudando, sin pagar tantos ceros, la otra cara del modelo: el endeudamiento astronómico.

Deducir de esta continuidad del déficit fiscal  que Macri es “más de lo mismo” y no la cara de una ofensiva global de la burguesía argentina contra los trabajadores, sería un grueso error político, perdiendo de vista cuál es su proyecto: Menem tampoco impuso su plan en un año.

El gobierno de CEOs no ha cambiado su carácter por no hacer la carnicería que le reclaman los “ortodoxos”: simplemente el gobierno no es sólo gestión como se presenta el PRO: el gobierno mide el impacto de sus medidas, la resistencia popular y también las elecciones de medio término, que necesita ganar para demostrar que es un proyecto político viable de más largo plazo y no un accidente curioso de nuestra historia política. Claro que si ha avanzado como lo hizo, contó con la inestimable colaboración de la podrida burocracia sindical.

Y sus avances y retrocesos no se guiará por lo que indique sólo la ley de presupuesto: allí están los proyectos de privatizar la obra pública, con jurisdicción legal internacional, el cambio de régimen de las ART, la reivindicación de las fuerzas armadas y la liberación de los genocidas, la baja del salario real que seguirá intentando hundir cada día de su gobierno, la liquidación de la educación pública, por poner sólo algunos ejemplos.

Desde ese lugar llamamos a la más amplia unidad de acción para pararle la mano a Macri, sin dejar de levantar en ningún momento la necesidad de construir una alternativa política de los trabajadores, que ofrezca una alternativa electoral independiente y al mismo tiempo unifique las luchas contra el gobierno en todos los terrenos.

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