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El “paraguas protector”, ¿será también antimisiles?

A un mes de la declaración-no acuerdo firmada entre los gobiernos argentino y británico sobre el usufructo del territorio de Malvinas por parte del Reino Unido para la explotación de sus riquezas naturales, se sumó otro capítulo negro de esta historia.

En un gesto muy humano, por si alguno se caía encima de la cabeza de algún miembro de las tripulaciones que navegan por los mares del Atlántico Sur, los invasores ingleses de las Islas Malvinas avisaron que iban a tirar unos misiles. El hecho, no por novedoso, pero sí por escandaloso, no resultó oportuno para el gobierno, justo en el momento que el Presidente se entrevistaba con el Sumo Pontífice en Roma. Por eso el primer magistrado se negó a contestar sobre un tema secundario como la soberanía sobre Malvinas, cuando le estaba “poniendo el broche de oro” al hecho más escenificado y de trascendencia de los últimos tiempos de su gestión.

Los misiles “filosóficos” de la canciller Malcorra

La diplomática argentina tuvo que salir al cruce, ante la “borrada” del primer mandatario. No por eso sus explicaciones fueron “muy felices”. Informó que hubo una enérgica protesta de parte del gobierno, pero trató de bajar los decibeles de dramatismo a los ejercicios militares británicos. “(…) Tampoco tenemos que hacer de este episodio un evento que rompe con todo. Esto se  hace sistemáticamente hace más de veinte años. Por supuesto que es preferible que no haya ejercicios militares por lo que el ejercicio militar conlleva como filosofía, que es la hipótesis de la hipótesis de conflicto. Hubiera sido bueno saberlo anticipadamente. ¿Se viene el mundo abajo por esto? No.” (Reportaje Infobae 16/10/16)

Con estas palabras, entre otras de similar tenor, la canciller ratifica la política exterior del gobierno hacia el amo británico y la firma de la oprobiosa declaración-no acuerdo. Un misil más, un misil menos, no cambia un ápice el plan de entrega de los recursos naturales ya firmado y da vía libre para la continuidad de los operativos militares. Como ya se ejecutaban, no vale la pena hacerse demasiado problema, es suficiente con una declaración de protesta formal para la tribuna y para que la oposición parlamentaria no levante olas.

Pero como las prácticas militares llevadas adelante por los 2.000 efectivos apostados en la base Mount Pleasant no son precisamente juegos de artificio, los trabajadores y el pueblo argentino sabemos perfectamente que son una amenaza presente y futura. Presente porque dominan una parte de nuestro territorio usurpado y futura porque el control de los mares del Sur es un punto estratégico de ubicación para un ataque al conjunto de nuestro territorio y de toda América latina.

Nos quieren convencer de que no son un peligro, que son maniobras rutinarias, etc., etc. Que la Guerra de Malvinas es un episodio del pasado y que las guerras actuales en el mundo se desarrollan alejadas de nuestro territorio, que el mundo no se va a venir abajo donde nosotros estamos parados porque todos los conflictos se van a resolver pacíficamente, gracias a la protección de Macri y su gabinete, con la anuencia del benemérito papa Francisco.

Estas mentiras de las que nos quieren convencer las autoridades argentinas exigen la máxima preocupación por parte de nosotros, los trabajadores, las mujeres y la juventud. Porque esta “maniobra” militar de los piratas ingleses y política de los piratas locales son una vuelta más de tuerca en nuestra sumisión a los intereses del imperialismo usurpador. En el terreno económico, político y también militar, porque en los enfrentamientos armados se dirimen, en última instancia, los intereses de clase y de la supremacía de los países dominantes.

Parémosle la mano a ambos: al imperialismo y al gobierno obsecuente de él. A la “filosofía” Malcorra opongámosle nuestra convicción y nuestra lucha consecuente en unidad de acción  con todos los que se opongan a su cipayismo.

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