Ya está la propuesta tarifaria de Edenor y Edesur. Como era de imaginarse, es una porquería escandalosa.

A fin de mes se va a hacer otra ronda de las farsescas “audiencias públicas”, en las que a los asistentes se les va a cortar el aliento cuando conozcan lo que piden esos verdaderos buitres de la electricidad. Hay que reconocer, de todos modos, que tienen cierta creatividad para estafar a los usuarios. Veamos cómo.

Después del revuelo que se armó con los aumentos del gas, había poco margen para proponer porcentajes siderales del orden del 200, 400 o 700 por ciento. ¿Cómo resolvieron el problema los cráneos de estas privatizadas? ¡Aumentando el cargo fijo! Para que se entienda: la factura de servicios como luz, gas o teléfono se compone de dos cargos básicos, el costo fijo (igual para todos los usuarios) y el consumo medido. En el caso del agua, salvo los que tienen medidor, toda la factura es costo fijo, que depende en general de la superficie del inmueble. En el caso del gas, el costo fijo es muy bajo; todo el peso de la factura recae en el consumo medido.

¿Cuál es la trampa ahora? El costo fijo de la factura de electricidad depende del consumo: para el consumo bajo (menos de 300 kilowatts/hora bimestrales) es de unos 7 u 8 pesos; para el consumo medio (hasta 600 kw) ronda los 35 pesos, y para los consumos mayores a 1200 kw por bimestre es de unos 65 pesos. Edesur y Edenor quiere unificar ese cargo en 76 pesos. Esto contiene infinitos curros e injusticias que enumeraremos para no perdernos.

Primera injusticia: el cargo fijo se nivela para arriba beneficiando a los ricos y perjudicando a los pobres. Hoy, el cargo fijo tiene un cierto sentido de equidad: es más alto cuanto más se consume. Igualarlo significa que el magnate que vive en country con pileta paga de cargo fijo lo mismo que el que alquila una piecita.

Segunda injusticia: por lo tanto, eso significa que para un ricacho que paga 700-800 pesos de consumo, el cargo fijo representa un 10% del total de la factura. En cambio, para alguien que tiene un consumo muy bajo, de no más de 100-150 kw bimestrales, ¡el cargo fijo representa dos tercios de la factura!

Tercera injusticia (o primera estafa): las distribuidoras pretenden que el cargo fijo de 76 pesos sea mensual, no bimestral. ¡Eso pone un piso de 150 pesos bimestrales a todas las facturas, independientemente del consumo! Y, otra vez, resultan proporcionalmente mucho más castigados los sectores más humildes y de menor consumo.

Cuarta injusticia (segunda estafa): no sólo que estos verdaderos saqueadores piden un cargo fijo altísimo, sino que encima disfrazan la cifra final, porque aclaran que esos 76 pesos son “a valores de diciembre de 2015”. ¡Mirá vos! Esto implica que ese valor debe ser actualizado conforme a una fórmula que incluye precios (minoristas, mayoristas, construcción), índice salarial y tipo de cambio (!). Se lo mida como se lo mida, eso no representa un ajuste inferior al 35-40%, con lo que el verdadero cargo fijo ya no es “76 pesos”. Como es mensual y encima indexado, el verdadero cargo fijo por boleta bimestral supera los 200 pesos.

Quinta injusticia (tercera estafa): Edenor y Edesur también pretenden que la tarifa tenga una actualización trimestral. ¡Vaya! Parece que tienen coronita, porque todo el resto de la sociedad, empezando por los trabajadores, tienen una “actualización” de sus ingresos anual (o semestral, en el caso de los jubilados). Esta gente quiere un blindaje contra la inflación; se ve que no confían mucho en las promesas oficiales…

A todo esto: ¿y la tarifa “técnica”, el costo por kilowatt? Curiosamente, aquí la propuesta es menos disparatada. Hoy, el costo del kw es de unos 56 centavos para el consumo bajo, 48 para el medio y 59 para el alto. Al margen del extraño menor valor para el consumo medio, es bastante parejo. EL aumento que quieren las distribuidoras llevaría el costo del kw a 50 centavos para el costo bajo (hasta 650 kw bimestrales), 74 para el medio (hasta 1.600 kw) y 1,26 pesos para los de más de 1.600 kw. El aumento, en principio, no es un delirio, y además establece un escalonamiento por nivel de consumo.

¿A qué se debe esta relativa moderación? Sencillamente, a que la estafa con el cargo fijo es tan grande para los costos bajos y medianos que no hace falta cobrar mucho más por el consumo. Digamos que, por otra parte, este esquema tarifario es una brutal desmentida de todas las voces agoreras y alarmistas que desde el gobierno de Macri y las propias distribuidoras alertaban que “por culpa de los subsidios” estábamos al borde del colapso.

La explicación no es difícil. Si realmente la situación fuera tan dramática, lo lógico sería que el esquema tarifario castigue los consumos altos y promueva el ahorro de energía eléctrica. Pero lo que se propone desde Edenor y Edesur es exactamente lo contrario: se aumenta relativamente poco la tarifa por consumo y se multiplica hasta 25 veces el cargo fijo. Esto no sólo castiga proporcionalmente mucho más, como dijimos, a los usuarios de menor consumo, sino que desalienta cualquier conducta de ahorro de energía. En efecto: los que tienen consumos bajos y medios no van a gastar menos luz, porque el costo del kw es incluso más bajo y el costo principal de su factura es el cargo fijo, mientras que los usuarios de alto consumo, que tienen “licuado” el cargo fijo en el costo total, tampoco tienen un aumento tan grande que los impulse a ahorrar energía.

Por otro lado, todavía no se sabe cómo se propone que continúe (o no) el aporte de subsidios del gobierno a las empresas eléctricas, pero es de suponer que el aumento escandaloso del cargo fijo, que sufrirán sobre todo los usuarios más humildes y de menor consumo, compensará el gradual retiro de subsidios de parte del Estado nacional.

Entonces, una de dos: o el gobierno y las distribuidoras hacen terrorismo verbal queriendo asustar a la población con un futuro colapso energético que este esquema tarifario sólo puede agravar, o directamente a esta gente ya no le importa ninguna otra cosa más que hacer caja. Y la manera más injusta, grosera y arbitraria de recaudar más es con una propuesta que desengancha el monto final de la factura respecto del consumo.

En resumen: a) los pobres pagan igual (y proporcionalmente a su ingreso, mucho más) que los ricos; b) se estafa a la gran mayoría de los usuarios con un tarifazo disfrazado en el cargo fijo, que no hay forma de evitar reduciendo el consumo, y c) se tira a la basura toda la supuesta prédica de “ahorro y sustentabilidad” del consumo de energía. Toda una muestra cabal del estilo PRO.

Marcelo Yunes

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