Una biografía a la altura de su protagonista

 

La vida de León Trotsky, para los lectores de estas páginas, no es materia desconocida y seguramente acordarán que es apasionante y enriquecedora conocerla. Pero el valor de este libro supera meramente el racconto de la vida de un dirigente revolucionario ya que nos permite vislumbrar algunos elementos de las relaciones entre camaradas y del proceso histórico de mayor importancia para la humanidad: la Revolución Rusa. Víctor Sergey Natalia Sedova colaboran en la escritura de este libro, escrito tras el asesinato de Trostky en manos de agentes stalinistas, aportando sus testimonios y archivos. A lo largo de estas páginas veremos innumerables muestras de la cotidianeidad de las relaciones entre ellos y del profundo respeto militante y revolucionario que le tenían. Lo llaman León Davidovitch a lo largo del texto pero esta familiaridad no opaca lo primordial del vínculo entre ellos: la camaradería.

La biografía se titula Vida y Muerte pero se centra principalmente en la riqueza de su vida reduciendo la muerte al último apartado del libro, el más corto. El vehículo es el relato de Natalia sobre atentado que terminó con la vida del dirigente, en primera persona. Es un testimonio sumamente conmovedor, íntimo y revelador de la personalidad de Trotsky. Venían hace meses sufriendo atentados y años la persecución. Esa mañana, cuenta Natalia, León se levantó bromeando: “Caramba: hemos dormido toda una noche sin que nos hayan matado… ¡Y tú no estás contenta!”. El humor era una parte muy importante de la subjetividad del ruso quien una vez en el hospital, mientras los médicos cortaban sus pelos para acceder a la fractura de cráneo en la región parietal derecha que le habían asestado, bromeó sobre que ya no deberían llamar a un peluquero, como habían estado comentando ese mismo día. La alegría puede ser profundamente revolucionaria. Se lo pinta a Trotsky como un hombre sensible y atravesado por muchos dolores, especialmente en su etapa en México. Se lo retrata como un ser humano sencillo, que se escapa de sus tormentas personales con tareas cotidianas, cuida de sus animales y su huerta. A veces un poco malhumorado y soberbio, con pocas ganas de leer escritos ajenos y más de dedicarse a su propio trabajo. Aparece la idea de la culpa en Trotsky, del remordimiento, la reflexión sobre si podría haber hecho algo distinto, para salvar de su destino a sus hijos –según Natalia-, y a su Revolución –según Serge-. Víctor y Natalia muestran aun Trotsky obsesionado con su trabajo hasta sus últimas horas de vida, será la lucha política el motor de su persona.

Víctor Serge no se llamaba realmente así: nació en Bruselas como Víctor Kibalchich. Nació como un exiliado político ya que sus padres habían escapado de Rusia diez años antes por la persecución del zarismo. Víctor crecería con ideas políticas muy fuertes que rápidamente, al calor de los sucesos en Rusia, recorrerían el anarquismo, el socialismo y finalmente el trotskismo. Se instala en Rusia tras la Revolución y milita en el partido bolchevique primero y en la Oposición de Izquierda después. En 1928 fue expulsado del Partido Comunista, inhabilitado para trabajar en el gobierno y todas sus obras fueron prohibidas en Rusia. Tras años de persecución es encarcelado en 1933 y puesto en libertad tres años después gracias a la presión internacional, especialmente del ámbito literario, en el cual era muy reconocido principalmente en Francia, Bélgica y España.Luego migró a Francia y finalmente a México, donde ya estaban viviendo León Trotsky y Natalia Sedova, con quien escribirá estas líneas. En total, viviría 10 años encarcelado y sufriría persecución toda su vida teniendo que ver morir asesinada en manos del stalinismo a gran parte de su familia. Tales calamidades en lugar de hacer flaquear su espíritu lo fortalecieron convirtiéndolo en un férreo militante e intelectual hasta sus últimos días de vida. Será el primer intelectual en llamar a la Unión Soviética stalinista “estado totalitario” que será el punto de mayor disenso con Trotsky pero revela una preocupación profundamente democrática y antiburocrática. Su muerte fue triste y solitaria; pobre y enfermo –las condiciones climáticas de México empeoraban sus problemas respiratorios- sufrió un infarto en el medio de la noche. Falleció en la parte trasera del taxi que llegó a tomar para ir al hospital.

Vida y Muerte está dividido en siete partes: Juventud, La Revolución, el Poder, la Oposición, la Persecución, la Pesadilla y los Asesinos, categorías que nos muestran la tensión entre la historia de la persona y del proceso, de lo subjetivo y lo objetivo que trasciende toda la obra. Serge nos dice que “este libro es la historia de un hombrey no de la Revolución Rusa. Sólo que ese hombre está tan consustanciado con dicho acontecimiento, que no se le puede separar de él. A menudo parece ser el portavoz del mismo, su instrumento consciente”. Es imposible contar la historia de los grandes hombres y mujeres de nuestra historia, de los imprescindibles, sin contar la historia de lo que construyeron.

Violeta Roble

 

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