“Víctor Hugo: ¿No sería principista que, cuando fueron convocados para entregar esos dineros importantísimos que el gobierno le dio a los sindicalistas, le hubieran dicho: ‘mirá, esperemos, solucionemos otros temas’? Porque cuando le dan ese dinero y después no aparece el paro que las bases están pidiendo, parece que fue parte de una negociación, de un ablandamiento que genera el hecho que se contemplen esos intereses de los sindicalistas.

Facundo Moyano: Eso es una lectura política respetable, yo no la comparto, cuando se habla de las bases, hay  que ver, yo tengo contacto con mis bases, cada sindicalista tiene contacto con sus bases y sabe hacer una lectura de esa realidad también. Ahora, por supuesto que el reclamo o pueden haber muchas interpretaciones de lo que significó esa negociación. De un reclamo que se venía haciendo, yo creo que, en este caso, hay  que ser claros. Porque el dinero de las obras sociales es salario diferido de los trabajadores que administran los sindicatos por decisión de los trabajadores. Entonces, hacer una lectura de este tipo, yo creo que es hasta cuestionar de alguna manera el grado de representatividad que tienen los sindicalistas. Más allá de que yo puedo tener diferencias con un montón de sindicalistas, yo no creo que sean indicados para cuestionar la representatividad de los sindicatos.

VH: En una situación tan conflictiva como esta, que los llamen para hablar de dinero y que sea un dinero…

FM: …de los trabajadores…

VH: …sí, pero de una apetencia… de los trabajadores pero manejado por determinados líderes…

FM: …por decisión de los trabajadores.

VH: ¿por qué no esperar un poco para que quede muy claro que eso no ablanda a los trabajadores, o sea, a quienes conducen a los trabajadores?

FM: Esa fue una postura que tuvieron los dirigentes sindicales, que venían  reclamándole al gobierno anterior…

VH: …y justo ahora el gobierno…

FM: …que se quedaba con la plata de los trabajadores…

VH: …les hace el gusto.” (…) (Fragmento de la entrevista de Víctor Hugo Morales a Facundo Moyano el 25/8 en el programa El Diario emitido por C5N)

En ocasión de la entrevista cuyo fragmento transcribimos, sin pestañear, el actual secretario general del SUTPA (Sindicato Único de los Trabajadores de los Peajes y Afines), creado en el 2006 y del cual es su máximo dirigente desde el 2009, y flamante secretario de Cultura, Ciencia y Técnica de la novel CGT reunificada, dijo que ese dinero era de los trabajadores hasta el cansancio: “fue decisión de los trabajadores” fue su caballito de batalla. Desde la aceptación del dinero, su uso, el destino de esos fondos, hasta el aire que respiraba, todo, había sido “decisión de los trabajadores”.

¡Qué rara “decisión de los trabajadores” era esa a la que se refería Facundo Moyano! ¡Como a él y su lista la votaron en 2009 y la ratificaron en 2013, puede hacer lo que quiera con su sindicato y sus arcas, incluidas las que corresponden a las abultadas de las obras sociales!

En la misma sintonía y con el mismo razonamiento que Hugo Moyano le contestó airado al periodista que le preguntaba si iban a llamar a un paro general después del veto a la Ley antidespidos: “A nosotros nadie nos dice lo que tenemos que hacer”.

Esa es la democracia sindical de Facundo y sus pares. La verdadera democracia sindical de los trabajadores es la del debate libre de ideas, propuestas, iniciativas, en asambleas sin presiones ni ultimatismos de alcahuetes de la patronal ni de la burocracia, donde todos podamos confrontar y donde la mayoría decida con su voto.

Pero más allá que no hubo ni media, ni un cuarto de asamblea de trabajadores para resolver dónde iban a parar esos fondos otorgados por el gobierno macrista, el tema al que Moyano y toda su clase de dirigentes le huye como a la peste y que es el que nos interesa discutir a los trabajadores es: ¿al servicio de quiénes están los sindicatos? ¿son una herramienta de lucha, de organización de los trabajadores? ¿son un  lugar donde, por lo menos, ir a denunciar los atropellos cotidianos?

“Borombom, bom, borombom, bom, los sindicatos son de Perón”

Hernán Camarero, en su ponencia en la Jornada del Pensamiento Socialista del 14 de agosto, lo sintetizó así: “…la burocracia sindical como capa social surge con el peronismo porque el peronismo significa la introducción sistemática del Estado burgués en el movimiento obrero”.

Algunos trabajadores están afiliados, en algunos gremios la mayoría, en otros no; pero afiliados o no afiliados, las decisiones que allí se toman no son ni están al servicio de nuestra clase: están al servicio del arbitraje con la patronal y sus gobiernos, para ver cómo los dueños de los sindicatos sacan mejor tajada. Sacaron tantas tajadas que la mayoría se convirtieron en grandes empresarios, dueños de empresas de recolección de residuos, de construcción, de automotrices, metalúrgicas, de clubes deportivos, etc.

En el caso que llevó a la discusión en el programa que comentamos, que era nada menos que la friolera de $ 2.700 millones directo para las obras sociales más otros beneficios adicionales, Facundo Moyano no dijo ni atinó a decirlo en qué se iban a usar esos millones: ¿a mejorar la atención médica de los gremios más sumergidos o de aquéllos donde hay mayoría de compañeras y necesitan instalar guarderías para sus niños? No, sólo que eran de los trabajadores porque ellos son los representantes directos, los consagrados para hacer lo que quieran con ese dinero. Aunque el joven Facundo Moyano nos quiera vender la imagen de un nuevo sindicalismo, más democrático, menos peronista y más “renovador”, en esencia defiende los mismos intereses burocráticos: los de sus sillones pegados a los intereses de la patronal y el gobierno de turno.

Esa es la esencia de la burocracia sindical y la principal dificultad en la lucha cotidiana contra ellos: son los dueños de los sindicatos y su objetivo es mantener su poder y prebendas. A  veces pueden tomar alguna medida de lucha o inaugurar una clínica para nuestra atención médica, pero no son nuestros representantes, son la clase enemiga dentro del movimiento obrero que tendremos que desbordar para poder luchar con perspectivas para nuestra clase, propias, desde reclamos salariales hasta cambios de planes económicos, de gobiernos, una nueva organización de la sociedad.

Eso no significa menospreciar la organización de los trabajadores, ni tampoco luchar, cuando hay posibilidades, dentro de la estructura de los actuales sindicatos. Presentar listas de delegados, de comisiones internas, de comisiones directivas de seccionales o a nivel nacional,es parte de la pelea constante para incorporar compañeros luchadores en las estructuras existentes. Pero también los trabajadores tendremos que crear nuevas organizaciones, para volver a ponerlas al servicio de los intereses de nuestra clase.

 

Ana Vázquez

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