Socialismo o Barbarie, periódico Nº 207, 18/08/11

Artículos anteriores

 en el país 

 movimiento obrero 

 ya basta! 

 las rojas 

 por el mundo 

 

 

 

 

 

 

 

 

La campaña del Nuevo MAS

Nuestro balance de actividades

Por José Luis Rojo

El balance de la actividad de nuestro partido está inevitablemente teñido por la lucha que dimos en el seno de la izquierda independiente en el último período. El Nuevo MAS quedó fuera del FIT aun a pesar que fue la única corriente de la izquierda que desde comienzos de año planteó claramente que uno de los principales centros de la política este año debía ser la pelea contra el intento de proscripción por parte del kirchnerismo. El hecho cierto es que en la discusión acerca de la formación del FIT el PO y el PTS se negaron rotundamente a emitir declaración alguna condenando la ley proscriptiva. Se llegó al ridículo de terminar haciendo del centro absoluto de su campaña precisamente el único punto que no figuró en ninguno de sus dos programas (ni el “restringido” ni el “expandido”): la pelea contra la proscripción.

Nuestra exclusión del FIT

Frente a esta postura de nuestro partido, el FIT ha respondido de  manera “informal” dos cosas: que el nuevo MAS no entró al frente “por los cargos”; y que debíamos “embromarnos” si no teníamos legalidad, porque a los componentes del frente les costó “mucha militancia y plata obtenerla”.

Sobre los cargos, hay que decir que la propuesta de los componentes del FIT fue una verdadera maniobra: le propusieron al Nuevo MAS algo imposible de aceptar y a sabiendas de que la rechazaríamos. Nuestro partido solamente exigió un lugar cabecera en la provincia de Buenos Aires desde donde hacer política: el cargo (completamente testimonial, por otra parte) de senador nacional. Estábamos dispuestos a discutir todo lo demás. Esto no fue una estrecha discusión por los cargos (como sí caracteriza al accionar del PO y el PTS, capaces de romper cualquier acuerdo si no obtienen lo que sus mezquinos aparatos exigen): se trataba simplemente de un lugar desde el cual poder hacer política en un frente que tendría todo tipo de candidaturas en todo el país.

La cerrada negativa a conceder esto fue lo que motivó que no aceptáramos integrar el frente en cualquier condición: no se trataba de un problema de meros “cargos”, sino de nuestro derecho a la existencia como organización política independiente. A ninguna corriente se le puede plantear como un ultimátum que renuncie a este elemental derecho, que será en todo caso concedido o retirado por las sectores en lucha cuando vengan las verdaderas pruebas de la lucha de clases.

En segundo lugar, es imposible obviar el criterio sin principios que utilizaron el PO y el PTS para excluirnos del frente: las legalidades (la especulación aquí fue que como el nuevo MAS “no tiene legalidad nacional”, entonces no nos va a poder quitar los votitos). Han llegado al colmo de decir que nuestro partido “no hizo campaña por la legalidad" y ellos sí, y que gastaron "mucha plata" en ella. [1]Pero esto es completamente falso. El Nuevo MAS realizó una intensa campaña pública de afiliación a lo largo del año en la provincia de Buenos Aires, Capital Federal, Neuquén, Córdoba y otras provincias más chicas y, obviamente, empeñó esfuerzo militante, tremenda abnegación y fondos partidarios iguales o mayores, proporcionalmente, que las demás corrientes. Subproducto de estos esfuerzos fue que obtuvimos la legalidad para los cargos nacionales en la provincia de Buenos Aires, la provisoria en la Capital Federal, y si la legalidad nacional finalmente no prosperó, fue porque se nos denegó un recurso ante  la Corte Suprema de Justicia.

El criterio sin principios del frente fue tomar ventaja de la mecánica proscriptiva de la ley para aprovecharse de nuestras restricciones en materia de legalidad partidaria, dejándonos afuera de toda posibilidad de integrar el FIT o de pelearlen igualdad de condiciones. [2] En realidad, esta maniobra de hacernos responsables a nosotros mismos por no haber integrado el frente no es más que un ardid oportunista y la creencia que las elecciones dirimen de manera sustantiva relaciones de fuerzas entre corrientes, o incluso su existencia misma. Pero esta circunstancia se pone por fuera de lo que es el criterio principal: la participación en la lucha directa entre las clases, la capacidad de no capitular a los mecanismos del régimen y el Estado, al gobierno y la burocracia sindical, que debe demostrar cualquier corriente revolucionaria que se precie de tal.

El PO y el PTS tuvieron así un comportamiento sin principios que no se puede justificar por los votos transitoriamente obtenidos: los votos  no dan derechos a acallar a una corriente revolucionaria que les compite. Esto solamente se puede hacer valer a lo largo de toda una experiencia histórica cuya prueba definitiva no es otra que la lucha de clases.

Nuestra lucha política

Esto nos lleva al centro de nuestro esfuerzo: no hay forma de barrer bajo la alfombra que la corriente que salió de manera más consecuente y clara, desde el principio, a plantear que el problema central era colocar la pelea contra la ley proscriptiva, fue el Nuevo MAS.

Ahora está el peligro de que como la pelea contra el 1,5% multiplicó la votación al FIT, y como el elemento democrático de la nueva ley fue el reparto de los medios en ocasión de la interna, el FIT tenga un discurso en el fondo cínico que ni ellos crean. Es decir,  mientras cacarea que está en contra de la ley proscriptiva… en los hechos no hace más que plantear  recursos legales condenados a la esterilidad total, como para cubrir las formas.

La realidad es que los compañeros del FIT giraron a último momento  y bajo la presión de las circunstancias-a la campaña contra la proscripción, y la focalizaron siempre vinculada a que el FIT pasara el 1,5%. Lo que en sí mismo es lícito, pero no al precio de no educar nunca acerca del carácter proscriptivo de la ley. Ahora, a partir de la participación del 78% del electorado en la interna, la ley quedó legitimada, pero esto no quiere decir que no sea más necesario que antes denunciarla.

Esto mismo hace más grave aun el hecho de que el FIT, en cierto modo, se haya “adaptado” a la norma sin llegar a denunciarla en su conjunto.

Atención, que no todos los días se puede convocar al electorado a producir “milagros”. Hoy, la sensibilidad democrática de amplios sectores produjo el triunfo de que el FIT pasara el piso. En otras circunstancias políticas más desfavorables, el 1,5% podría ser una cuesta irremontable. A esto se suma la distorsión de tener que someter a nuestras organizaciones a una actividad permanente para sostener las legalidades partidarias, lo que amenaza desbalancear el conjunto de sus tareas partidarias.

Más allá de los resultados electorales, desde el  Nuevo MAS tenemos el orgullo y la conciencia de haber sido la organización que planteó la política con que en definitiva pasó el FIT. No hay ningún “resultado” ni ningún “triunfalismo” que nos pueda hacer perder de vista este hecho.

Nuestra actividad

Este año 2011 ha sido de intensa actividad y temple partidario. Conseguimos la legalidad en la provincia de Buenos Aires, la provisoria en la Capital Federal, lo mismo que encaminamos la actividad en Neuquén y estamos llevando adelante un plan nacional para recuperar la legalidad nacional partidaria.

Así las cosas, nos presentamos en la Capital Federal con un eje claro como la campaña por el derecho al aborto, mientras el FIT balbuceaba la consigna de “frente de izquierda” como quien vende un producto sin contenido alguno: no fue capaz de propagandizar consigna alguna a lo largo de toda la campaña. Nos presentamos en provincia de Buenos Aires a sabiendas de la desproporción total de medios en todo el sentido de la palabra, sin candidatura presidencial, sin prácticamente ningún acceso a los medios, sin mayores recursos.

A nuestro eje contra la proscripción le sumamos una identificación con nombre y apellido de quién quería proscribir a la izquierda (el gobierno K) al tiempo que colocamos la propagandización de la candidatura obrera de Jorge Ayala, delegado de FATE, como expresión de la nueva emergente generación obrera en lucha contra la burocracia. Perfil que brilló por su ausencia en el FIT, que hizo una campaña más bien enfocada hacia las clases medias (ver el spot sobre la familia), y al que le costó plantear alguna consigna por la positiva, aunque ahora Altamira se esfuerce por decir lo contrario.

Al mismo tiempo, y lo que es más importante, educamos a una nueva generación partidaria -proveniente sobre todo del movimiento estudiantil- en los primeros rudimentos de una actividad de agitación de masas que no caracteriza a la que todavía es mayormente una organización muy de vanguardia como la nuestra.

Pero hay algo más: sostuvimos una batalla política en relaciones de fuerzas desfavorables a lo largo de todo el año con un frente de organizaciones obviamente mayor al nuestro, lo que tiene un enorme valor en la  pelea que caracteriza al marxismo revolucionario y que es parte intangible de la democracia obrera: la lucha de tendencias. Lucha que se puede decir que terminó en la paradoja de que si la “perdimos” electoralmente, tenemos el legítimo orgullo de decir que ganamos políticamente.


Notas:

1. Esta última cuestión tiene que ver con que el PTS llegó a plantear el veto de que el nuevo MAS no debería recibir prácticamente nada de los recursos otorgados por el Estado en materia de campaña electoral porque “no tenía la legalidad”…

2. Atención que nada de esto quiso decir que desconociéramos las relaciones de fuerzas existentes y que perdiéramos de vista un determinado orden de “prelación” en el frente subproducto del tamaño real de cada partido.

Volver al sumario

Volver al inicio