Socialismo o Barbarie, periódico Nº 204, 28/06/11

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En Capital, vamos con todo por el derecho al aborto

En provincia de Buenos Aires, un delegado obrero
del Nuevo MAS, candidato a senador

Se lanzó Cristina:
no le espera un “lecho de rosas”

La semana pasada terminó el misterio (que nunca fue tal, según propia confesión): Cristina será candidata a la reelección. Y el sábado 25 se confirmó el vice: Boudou, destacado por su “lealtad” (es obvio que los kirchneristas no quieren otro Cobos). El panorama electoral parece así despejado de las especulaciones más gruesas sobre la no presentación de Cristina, que en algún momento llevaron a la euforia a la Bolsa local.

Eso no significa que el gobierno tenga todo resuelto. No sólo porque, como veremos enseguida, se acabó la política de esperar tranquilos hasta octubre, aunque esto sea más por los desaguisados que comete la tropa propia que por méritos de la oposición. También se perfilan otros frentes de conflicto, que aunque hoy parezcan lejanos en tiempo y espacio, están señalando las debilidades ocultas de la actual gestión de Cristina… y de la que pueda venir.

Curándose en salud para el 2012

A mediano plazo, una de las preocupaciones más grandes es la de la economía. Lo que ocurre es que el “viento de cola”, que no terminó siquiera con la primera etapa de la crisis económica mundial, ahora sí podría estar mostrando síntomas de agotamiento. Mientras que en los países del norte del mundo -al compás del posible default en Grecia- se podría venir una recaída recesiva, en países como China, la escalada inflacionaria parece imparable y está llevando a sus autoridades a tomar medidas de ajuste. Ambos fenómenos podrían hacer caer -hacia finales de año- el precio de las materias primas justo en momentos en que se hace cada vez más evidente que la Argentina no podrá sostener por mucho más tiempo el actual esquema de subsidios al transporte y los servicios públicos, entre otros gastos. El faltante de recursos por parte del Estado llevaría a que una de las primeras medidas de una Cristina reelecta sea algún tipo de ajuste económico.

Esa es la explicación de fondo de la dureza gubernamental con la lucha de los docentes santacruceños. No se trata solamente de que esta pelea esté ocurriendo en la provincia de la Presidenta; tampoco el hecho que los docentes hayan decidido –muy acertadamente- trasladar su reclamo al centro político del país. Está la circunstancia de que el gobierno nacional se ha juramentado escarmentar un conflicto que, si desbordara a la burocracia de la CTERA, podría ser un ejemplo para otros sectores de trabajadores del país; su preocupación es que configure en una suerte de preanuncio de lo que podría venir en todo el país en el 2012, pasadas las elecciones (gane quien gane) y con un escenario económico internacional más duro que el actual.

Cristina comienza a pagar costos políticos

Por otra parte, incluso en el plano estrictamente electoral, aparecieron por primera vez en bastante tiempo nubes oscuras en el cielo de los K. La fantasía de “hacer la plancha” en lo político y económico, una vez constatado allá por marzo, que la oposición burguesa era incapaz de amenazar seriamente el proyecto reeleccionista, se terminó con el “caso Schoklender”. Lo revulsivo que resultó para amplios sectores de masas, no ya sólo de vanguardia, una situación de vulgar corruptela en uno de los flancos que el gobierno creía más sólidos, el de la política de derechos humanos, abrió una especie de mini crisis política, cuyo cierre fue otro de los objetivos del lanzamiento (anticipado unos días) de Cristina.

Para colmo, en otro terreno que el kirchnerismo considera coto propio, el de las minorías, estalló el escándalo del INADI entre dos funcionarios, Claudio Morgado y María Rachid; la segunda es además dirigente de la mayor organización gay-lésbica argentina… y candidata en las listas del kirchnerismo en Capital. Los detalles de la cuestión se tratan en nota aparte de esta edición, pero una cosa es segura: entre el “affaire” Schoklender y el sainete del INADI, las posibilidades de Filmus de derrotar a Macri en un eventual ballottage parecieron descender verticalmente.

Estos dos hechos ponen de manifiesto el funcionamiento y los riesgos del sistema de cooptación kirchnerista. En cuanto movimiento social ha metido la pezuña, la gestión K tuvo siempre el mismo modus operandi: cooptar a los dirigentes, en varios casos regándolos a ellos y a las organizaciones que dirigen con generosas cantidades de dinero estatal, y terminar convirtiendo expresiones sociales genuinas del ámbito que sea (piqueteros, derechos humanos, minorías, etc.) en oficinas semi o totalmente estatales. Y esta lamentable pérdida de independencia de la organización en su conjunto (a partir de la cooptación política y social de sus dirigentes) no puede más que conducir, tarde o temprano, a hechos de corrupción.

A los dos hechos señalados se le debe agregar uno más: la brutal represión kirchnerista a los docentes cruceños en la  noche del pasado jueves 23. Amparado en la oscuridad, el gobierno creyó que podría desalojarlos del acampe frente el Ministerio de Trabajo sin costo alguno. La maniobra le salió mal a ese respecto: una honda ola de repudio se hizo sentir a lo largo y ancho de los lugares de trabajo agregando un elemento más a esta coyuntura donde Cristina, si bien por ahora maneja las cosas a “voluntad”, podría comenzar a pagar mayores costos políticos por sus acciones.

Una primera vuelta anticipada

Si el daño político de estos últimos hechos para el gobierno no fue mayor –la Capital sería el distrito donde más impacto electoral tendría la mini crisis desatada a propósito del caso Schoklender–, se debe también a que la oposición patronal sigue dando lástima. Alfonsín, luego de su acuerdo con el derechista De Narváez, no tuvo mejor idea que poner de vice a un economista más neoliberal que otra cosa, y encima desconocido para las masas (González Fraga). Con esto se terminó de enajenar todo el espectro de centroizquierda.

Pero allí las cosas no mejoran mucho: cuando Binner y Solanas tenían la oportunidad de ocupar ese espacio con un solo armado político, las veleidades de Pino y la pusilanimidad del otro terminaron en ruptura. Para las internas del 14 de agosto habrá dos listas de centroizquierda. Ambas son de perfil igualmente sojero e “institucionalista” (hay que llamarlas de “centroizquierda” casi por inercia), y son en los hechos indistinguibles, salvo por el personalismo totalmente burgués de sus candidatos.

En la derecha patronal, Duhalde y Carrió compiten por ver quién hace el pronóstico más agorero y el comentario personal contra Cristina más odioso, con el previsible resultado de que descienden sin remedio en las encuestas. Los candidatos de ambos en varios distritos (sobre todo los de la inefable pitonisa a la que ningún augurio desmentido llama a silencio) deberían preocuparse seriamente por el piso del 1,5%... Y lo propio le cabe a Rodríguez Saá.

Con este panorama, la “interna” del 14 de agosto se convierte cada vez más en un evento de política-ficción en tanto que elección interna. Es que se trata de una elección en que cada fuerza presenta solamente una opción presidencial y, en todo caso, lo que resta son dirimir candidaturas pero de menor jerarquía.

Esto no quiere decir que las elecciones del 14 carezcan de sentido: en los hechos, se han convertido en la primera vuelta electoral de las presidenciales. Y eso no es ninguna ficción. Si todavía no se puede saber a ciencia cierta cuántos votantes concurrirán a ese comicio (o qué sentido le verán al mismo), una cosa está clara: una vez conocido el resultado de esta verdadera “externa”, los candidatos opositores que quedaron en tercer o cuarto lugar verán esfumarse sus votos en octubre, que terminará resultando un ballotage -o segunda vuelta- anticipado. Así las cosas, la campaña de Cristina seguramente llamará para el 14 a una suerte de “voto por aclamación” en apoyo a su gestión; al mismo tiempo, aquella porción del electorado cuya única aspiración es que Cristina pierda, dirigirá después del 14 sus votos al que haya salido segundo en la “interna” detrás de Cristina.

En el fondo, el único resultado asegurado del 14 de agosto es qué candidatos a los más variados cargos quedarán afuera de la contienda en octubre, en virtud del antidemocrático y proscriptivo piso del 1,5%, que vale tanto para el conjunto del país como para cada distrito. Al respecto, es francamente vergonzoso que la campaña del Frente de Izquierda ignore olímpicamente el tema; esta verdadera capitulación política a la restrictiva ley electoral es justificada en virtud de una cuestión completamente accidental: la existencia de pocas candidaturas presidenciales aumentaría las chances de superar el piso. Desde el Nuevo MAS, esperamos que esto sea realmente así. Sin embargo, la renuencia absoluta a pelear de manera explícita contra el intento proscriptivo, sumado a la falta prácticamente completa de cualquier eje político-programático por parte de la misma, significa que parte importante del electorado de izquierda esté asistiendo a una campaña sin ninguna otra consigna que no sea “votá a la izquierda que se une”... aunque esa unidad no se sepa realmente al servicio de qué está.

En Capital, vamos con todo por el derecho al aborto. En Provincia de Buenos Aires, un delegado obrero del Nuevo MAS candidato a senador

Es en este escenario que estamos desarrollando la actividad del Nuevo MAS. En primer lugar, jugándonos con todo al apoyo a la lucha de los docentes santacruceños. Nuestros compañeros en 28 de Noviembre fueron de los que más lucharon contra las inercias de la dirección de ADOSAC para que la delegación fuera enviada a Buenos Aires. Al mismo tiempo, la juventud de nuestro partido estuvo en la primera fila en la pelea contra la represión, habiendo sido detenido en esa pelea Martín Fernández, estudiante de Filosofía y Letras, y militante de nuestra organización. También estuvieron presentes en el acampe y enfrentando la represión, César Rojas y Manuela Castañeira, candidatos a Jefe de Gobierno y a legisladora de la Ciudad por parte de nuestra lista electoral. Lista que ahora tiene un arduo trabajo las dos semanas que restan para salir con todo a tratar de capitalizar el hecho comprobado que una porción del electorado de izquierda ha visto con buenos ojos el que hayamos decidido –en conjunto con las compañeras de Las Rojas y las Asambleas del Pueblo- privilegiar el eje de llevar la pelea por el derecho al aborto a la tribuna de la Legislatura.

Por otra parte, también podemos informar aquí, que el pasado sábado 25 completamos la inscripción de nuestras candidaturas de diputado y senador por el Nuevo MAS en Provincia de Buenos Aires. Encabezando nuestras listas irán Héctor “Chino” Heberling a diputado nacional, compañero que se ha hecho muy conocido en el firme apoyo a cuanto conflicto ha habido en los últimos años; y a senadores, tenemos el orgullo de anunciar que irá a la cabeza de la lista nuestro compañero Jorge Ayala, integrante del cuerpo de delegados de FATE y seguramente el único obrero candidato a senador en las próximas elecciones. Esta candidatura busca simbolizar el apoyo al emergente proceso de recomposición obrera en curso contra todas las expresiones de la burocracia sindical (que son mayormente K), así como también la necesidad de que el activismo y la clase obrera como un todo se eleven al plano de los problemas generales de la sociedad: al plano de la política, para arrebatarle el monopolio que tienen de la misma los políticos capitalistas.