Socialismo o Barbarie, periódico Nº 203, 09/06/11

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Polémica con las feministas autonomistas

La lucha por el lenguaje… o cómo alentar
un movimiento de mujeres inofensivo

Por Inés Zadu

Los días 3, 4 y 5 de junio tuvo lugar el Encuentro de Estudiantes por el Cambio Social, organizado por el Frente Popular Darío Santillán, La Mella y otras organizaciones. Uno de los paneles fue el de “Teoría y práctica feminista para la transformación social”. Las Rojas participamos como oyentes, ya que el famoso horizontalismo de estas agrupaciones queda reducido a un grupo de “expertas” (todas integrantes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, por cierto) hablando al micrófono,  y el resto de la gente escuchando. El público no podía intervenir, a lo sumo enviar una pregunta por escrito, que era leída si las organizadoras querían.

En primer lugar, se reduce el movimiento de mujeres a las organizaciones y feministas que integran la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, desconociendo gran cantidad de organizaciones y mujeres que luchan y se organizan y que no formamos parte de esa organización. Primer problema, no sólo por autoproclamatorio, sino por conceptualmente interesado y equivocado: reducir el movimiento de mujeres de la Argentina a las feministas que vienen alentando desde hace años la confianza en que el gobierno K va a dar el derecho al aborto y que el cabildeo con los funcionarios es el método adecuado para conseguirlo, en lugar de aportar a la movilización y organización de las mujeres de a pie, que no figuran en ningún ministerio K ni en ninguna cátedra de género, sigue educando en la idea de que las “expertas” y “feministas de profesión” constituyen el movimiento, mientras mantienen separadas al resto de las mujeres.

Todas las panelistas reivindicaron la consigna de los movimientos de mujeres de los años ’60 y ‘70 del siglo pasado: “lo personal es político”. Claro que nosotras también reivindicamos esa consigna. Pero en la concepción autonomista se utiliza para señalar que la gran fuerza del feminismo reside en que cuestiona la vida cotidiana y en que puede modificar las relaciones patriarcales en la vida cotidiana. Como si fuera posible cambiar la vida cotidiana sin cuestionar las relaciones sociales de conjunto. Los movimientos feministas lograron politizar los problemas que la sociedad patriarcal hace ver como sólo personales, privados o domésticos, a eso se referían con la consigna “lo personal es político”. Pretender que eso significa que no hay que cuestionar las instituciones sino intentar “prefigurar una nueva manera de estar en todas las instituciones” es invertir en 180° el significado que le daba a esta frase el feminismo de los 60, todo para concluir que la acción queda reducida a lo que una de las panelistas, Ruth Zubbringen, del colectivo La Revuelta, calificó de “pedagogía feminista”. Las acciones que realiza su agrupación tienen el sentido de educar a los compañeros varones que luchan en distintos ámbitos sobre el “lenguaje no sexista”. Esto a primera vista puede parecer muy loable. Ahora bien, como movimiento de mujeres que se propone “ser parte del cambio social” (tal como decía el título del taller), nos parece que queda un poco estrecho tener por objetivo simplemente cambiar el lenguaje de los compañeros organizados en internas combativas, organizaciones sociales o políticas. Y si ese es el único objetivo, ya se vuelve lamentable.

Opresión de las mujeres significa kilómetros de camisas planchadas, kilos de comida cocinada, horas de vida dedicadas a las tareas de la casa y el cuidado de los demás; y también el crecimiento de los femicidios, la masacre del aborto clandestino y las redes de trata. Dudamos seriamente que el programa para terminar con esta barbarie tenga como eje educar a los hombres de la clase trabajadora en que dejen de hacer chistes sexistas.

Pero sobre todo, nos parece que esta “pedagogía” adquiere un tufillo antiobrero y anti-izquierda cuando el primer sexismo cuestionado no es el de la burocracia sindical que avala la expulsión de las mujeres del mercado laboral, ni el del Estado proxeneta que protege las redes de trata y mantiene la clandestinidad del aborto, sino el lenguaje de los trabajadores que luchan contra la burocracia sindical junto a los partidos de izquierda, como los obreros de Zanón, a los que la panelista se dedica a “educar”.

La lucha por la emancipación requiere la organización de las mujeres en un movimiento que pueda enfrentarse a todas las manifestaciones de la opresión patriarcal y que pueda aliarse a la clase trabajadora en la lucha por revolucionar la sociedad y construir una sociedad opuesta a la capitalista, sin clases sociales, sin oprimidos ni explotados. Reducir el feminismo a la negociación con funcionarios de los gobiernos capitalistas y constituirnos en pedagogas del lenguaje políticamente correcto del sistema… es una caricatura de feminismo.

Las Rojas seguiremos luchando para contribuir al surgimiento de un movimiento de mujeres feminista y socialista, aliado de la clase explotada, que luche por la emancipación de las mujeres y por un mundo sin explotación ni opresión.