Socialismo o Barbarie, periódico Nº 202, 27/05/11

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Contra el gobierno K y la proscripción a la izquierda; por el
triunfo de las luchas obreras, la independencia política de
los trabajadores y el derecho al aborto

¡Pongamos en pie una gran campaña
militante en la Capital Federal!

La coyuntura política nacional está claramente cruzada por la campaña electoral, más ahora que se avecinan las elecciones en uno de los principales distritos del país como la Capital Federal, y pasadas las internas provinciales de Santa Fe. En líneas generales, si bien el gobierno parece avanzar a una reelección presidencial y hasta busca dar pelea en terrenos que hoy son gobernados por la oposición, también hay elementos políticos de importancia que cruzan esta coyuntura electoral: luchas en curso como las de los docentes de Santa Cruz, el INVICO en Corrientes, los trabajadores del Hospital Borda o los peones rurales rionegrinos, al tiempo que una serie de paritarias de importancia, como alimentación todavía no están resueltas.

Es que si el kirchnerismo prefiere un mar calmo para poder hacer la plancha lo más posible de acá a octubre, dejando para después de las elecciones el trabajo sucio, el problema de la “conflictividad” genera nervios en la Casa Rosada. Porque empieza a quedar cada vez más al descubierto los límites estructurales del crecimiento económico, al tiempo que la gran patronal pide “moderación” en las discusiones salariales y el gobierno quiere ejercer un rol de arbitraje cada vez mas concentrado en la figura presidencial: el discurso de Cristina atacando las luchas obreras fue un claro ejemplo de cómo quieren avanzar en la “normalización” del país a costa de los genuinos reclamos de los trabajadores.

Las elecciones en la Capital Federal van a estar atravesadas por estos vaivenes de la lucha de clases, ya que al ser el centro del país repercute todo como “caja de resonancia”. Es por esto que el apoyo activo a las luchas para que triunfen va indisolublemente de la mano con los ejes centrales de la campaña electoral: levantar bien alto las banderas de lucha contra la reforma electoral K que proscribe a la izquierda, por la independencia de clase de los trabajadores y por el derecho al aborto junto a otras reivindicaciones democráticas.

Las opciones patronales en la Capital Federal

El macrismo viene gobernando la ciudad hace cuatro años y para los trabajadores, estudiantes y pobres de la ciudad no hubo ni una buena de parte de este fiel representante de la derecha vernácula. Para recordar sólo algunos “hitos” de su gestión, el primer paso fue la fundación de la Policía Metropolitana, que comenzó con una serie de escándalos: escuchas telefónicas ilegales, pedidos de autorización a la justicia para utilizar la pistola “Taser” (directamente, una picana) y represión a indigentes con la UCEP, entre otros.

La lista sigue: en el plano de los reclamos de los trabajadores, fue uno de los gobiernos más represores y negreros. En el rubro educación, salpicaron al macrismo papelones como poner a un defensor de la dictadura como Abel Posse de ministro, o irse de luna de miel cuando los estudiantes secundarios salieron a tomar colegios por el estado calamitoso de los edificios, ya que se caían los techos, faltaban vidrios, las estufas no andaban, no tenían gas y las ratas caminaban entre los estudiantes. Frente al problema habitacional, la única respuesta fue desalojo y palos a todo el mundo, como se vio frente a la ocupación del Parque Indoamericano.

En este escenario, el macrismo no la tiene fácil: no sólo se le cayeron alianzas de otras figuras de derecha como López Murphy (que se presenta sólo) o De Narváez (cuyos candidatos apoyan a los radicales, aunque vayan a una elección marginal en Capital) sino que las encuestas lo dan en segunda vuelta, pero en un mano a mano muy ajustado con los K.

El  kirchnerismo puso en Capital toda la carne al asador, y en la campaña electoral va a haber una polarización entre su proyecto patronal y el de Macri. La designación hecha a dedo por Cristina de la fórmula Filmus-Tomada es para presentar dos candidatos de peso juntos, una especie de 2 por 1, uno con perfil más “progre” y el otro peronista. Pero en los hechos no es un camino tan distinto al macrista salvo en la retórica: Filmus, que fue ministro de Educación del gobierno nacional con Kirchner, tampoco movió un dedo para mejorar la situación de las escuelas en todo el país, que es similar a las de la Capital, y Tomada, su candidato a vice, es el gran aliado de la burocracia sindical moyanista.

Ocurre que si se trata de poner la Capital en “sintonía con el gobierno nacional”, como dice su campaña, esto no va a ser otra cosa que poner en caja a los trabajadores de la Capital que quieran salir a reclamar. Cristina dijo hace unas semanas en un discurso, que cuando a “una organización sindical sólo le importa lo que les pasa a sus afiliados y toma actitudes que terminan perjudicando al conjunto de la sociedad, deja de ser un sindicato para transformarse en una corporación” (Página 12, 13-5).

¿Acaso los trabajadores del Subte por parar contra las patoteadas de la UTA, por sólo poner un ejemplo, son una “corporación”? ¿O los del Teatro Colón por salir a enfrentar el vaciamiento? ¿Qué decir de los trabajadores del Hospital Garrahan, que con su lucha han defendido la salud pública? Para el escriba K Horacio Verbitsky, el discurso de Cristina “se inscribe en la recuperación de la autoridad presidencial y la reafirmación de la política por sobre las corporaciones (…) Después del partido militar, la Justicia, la Iglesia Católica, la policía y las cámaras patronales, es el turno de los sindicatos, porque algunos se pasaron de la raya” (Página 12, 15-5).

Antes que nada, sería bueno saber en qué cosa puso en caja el gobierno a militares, la Iglesia, la policía y las cámaras patronales: Julio López sigue desaparecido, el financiamiento estatal a la Iglesia sigue en pie, el aborto sigue siendo ilegal, en la policía sigue siendo la misma estructura que en la dictadura y las cámaras patronales están a los besos con Cristina.

Pero lo central de esta afirmación es, por un lado, cómo el gobierno hace hincapié en la figura presidencial para poder fijar cada vez más su rol de árbitro, y por el otro, el lugar que le da a las organizaciones obreras, caracterizándolas de “grupos extorsivos” (!).

A propósito de este tema, Tomada se encargó de aclarar que el mensaje era hacia “sectores no vinculados a Moyano”. Más claro, agua: en sintonía con la proscripción a la izquierda, el mensaje del gobierno no fue otra cosa que un misil dirigido a la cabeza de los luchadores, las internas y los sindicatos independientes. La propuesta de Tomada para quienes salgan a luchar y no obedezcan al Ministerio de Trabajo son “multas económicas o pedido a la Justicia para que suspenda o retire la personería jurídica” (Ídem). ¡Una intervención estatal de los sindicatos!

Como vemos, el gobierno también hace la lectura de que en el movimiento obrero hay un proceso de recomposición pero su misión, obviamente, no es otra que reventarlo: la fórmula Filmus-Tomada también está puesta al servicio de ese objetivo.

El papel de la centroizquierda

Como venimos sosteniendo desde estas páginas, en las elecciones de este año la izquierda tendrá una dificultad extra: las variantes de centroizquierda. En la Capital hay varias listas, como la del sabbatellismo (Nuevo Encuentro), que, fiel a sí mismo, va de felpudo de Cristina, y quien figura tercero en las encuestas, Pino Solanas de Proyecto Sur. Se trata en este caso de un mejunje con gusto a soja que incluye desde radicales como el GEN, los “socialistas” del PS y el PSA, peronistas como el propio Pino y Libres del Sur y hasta ex “trotskistas” como el MST.

Lejos de ser una opción para los trabajadores y estudiantes que se quieran organizar para salir a luchar, es una expresión cercana al otro ala de la burocracia sindical: el sector de la CTA Micheli. A su vez, nadie vio a Solanas ni en el Argentinazo ni en ninguna lucha de trabajadores. Y son recordadas sus declaraciones de “si promovemos las tomas esto va a ser un caos”, cuando se opuso a la masiva lucha de los estudiantes secundarios. Para sumar otro poroto negro, ahora quien va como segunda candidata a legisladora es Virginia González Gass: en el Nacional Buenos Aires es recordada por imponer sanciones a los estudiantes, cuando era rectora del colegio, ¡por marchar en recuerdo de La Noche de los Lápices! ¡Vaya progresismo el de Pino Solanas!

¡Vamos por una gran campaña militante del Nuevo MAS junto a
las Asambleas del Pueblo!

El viernes 20, en Plaza de Mayo, frente a la Catedral Metropolitana, y entre la Casa Rosada de Cristina y el Palacio Municipal de Macri, presentamos nuestros candidatos para las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires. Simbólicamente, son los poderes que salimos a enfrentar en esta campaña con las listas del Nuevo MAS. El acto, tal como reflejaron varios medios escritos, tuvo un importante impacto político, y fue una gran novedad la presentación del otro frente de izquierda entre el Nuevo MAS y las Asambleas del Pueblo. Y es porque el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito, junto a la pelea contra la proscripción a la izquierda, será uno de los ejes fundamentales de la campaña electoral, que hicimos el acto-escrache frente al edificio simbólico del poder eclesiástico. Porque la Iglesia y el gobierno son los responsables de las muertes por abortos clandestinos.

Desde el Nuevo MAS vamos a darle un gran impulso a esta campaña, cuya conformación frentista fue muy bien recibida por sectores independientes por el método principista con que fue realizada. Nos preparamos para hacer una amplia agitación con carteles, volantes, pintadas y todo lo que esté al alcance de nuestras manos para instalarla en las calles con fuerza y llamar a que la tomen en sus manos todos los compañeros y compañeras que la vean como una herramienta de lucha:

¡Rompé la proscripción a la izquierda!

¡Por el apoyo a las luchas obreras y la independencia de
clase de los trabajadores!

¡Las mujeres tienen derecho al aborto libre, legal, seguro y
gratuito!

¡Sumate a la campaña del Nuevo MAS, Las Rojas y las
Asambleas del Pueblo!