Socialismo o Barbarie, periódico Nº 200, 28/04/11

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Elecciones, burocracia sindical, recomposición obrera
e independencia de clase

Nuestra posición frente a los actos
del 1° de Mayo

“Vamos a demostrar la presencia masiva del trabajador y su familia, que es una forma de decir que queremos seguir avanzando, que queremos seguir profundizando el modelo que nos ha permitido recuperar la dignidad. Ese es el eje de la convocatoria. Los espero del 29 en la avenida 9 de Julio y Belgrano” (Spot de Moyano publicitando el acto).

La coyuntura nacional sigue dominada por las elecciones. Los últimos días han estado marcados por una verdadera danza de candidatos que se suben y bajan, sin saberse a ciencia cierta para qué cargo competirán: ya se habla de Solanas e incluso Macri como candidatos a jefe de gobierno porteño. Sin embargo, la novedad la está trayendo la irrupción de una serie de luchas de importancia: desde los petroleros, estatales y docentes de Santa Cruz, pasando por los judiciales bonaerenses, los compañeros de la línea 60 y los obreros marplatenses del pescado.

Es este contexto se realizarán los actos del 1º de Mayo, con ruido electoral pero también de conflictos que siguen amenazando con desbordar a la burocracia sindical de la CGT o la CTA, mostrando la continuidad del proceso de la recomposición obrera. Sólo hace falta ver ahora el caso de la expulsión de Segovia entre los petroleros del sur, independientemente de los elementos que pueda tener de interna entre sectores burocráticos. Esta realidad debería haber merecido atención por parte de la izquierda, evitándose una convocatoria para el 1º sólo para proclamar candidaturas.

Moyano busca hacer valer su rol de árbitro” de las relaciones
obrero-patronales

Los actos que se realizarán configurarán una suerte de radiografía de la situación política de las distintas representaciones de los trabajadores y su vanguardia. El más importante será, obviamente, el convocado por la CGT, con todo su aparato nacional, para el 29 en la 9 de julio. ¿Cuál es el significado de esta convocatoria? Hay varios elementos a destacar. Uno no menor es que la burocracia cegetista salga a intentar apropiarse el Día del Trabajador. Durante muchos años la CGT no realizó acto alguno el 1º de Mayo. Esto tuvo que ver con devaluar lo más posible la identidad de los trabajadores como clase social diferenciada, algo muy acorde con las tendencias mundiales de los años 90 y su relato acerca de la “muerte de la clase trabajadora”.

Pero los tiempos han cambiado: ahora lo que se verifica es un intento en cierto sentido opuesto: de manera estrictamente instrumental (es decir, al servicio de otros intereses a los manifestados explícitamente), se pretende hacer un acto multitudinario para mostrar a la burocracia como legítima representante de la clase obrera, cerrando el paso a competidores por la izquierda.

Hay un segundo objetivo: explicitar el “apoyo político de los trabajadores al modelo K”; entre otras razones, por las bondades de la creación de puestos de trabajo en los últimos años. En realidad, si quedó atrás la Argentina del desempleo de masas de los años 90, esto no fue producto directo de ningún “modelo” que haya salido de la cabeza de algún político patronal, sino porque las masas en las calles en 2001 dejaron claro que no estaban dispuestas a seguir soportando esa situación, y si la salida no salía desde arriba, podría emerger revolucionariamente desde abajo…

Pero más allá de la profesión de fe oficialista de Moyano y Cía., el motivo implícito de la convocatoria más real de todos es hacer una demostración de fuerza para quedar como garante de la paz social (y expresión distorsionada del relativo fortalecimiento de los sindicatos producto de la recuperación económica), obteniendo a cambio cargos y otras dádivas oficiales por los servicios prestados.

Moyano ha salido a boquear que la CGT le pediría a Cristina el cargo de vicepresidente. Incluso se interroga públicamente acerca de por qué no podría salir de sus filas un candidato presidencial para el 2015… Sumado a esto están los proyectos legislativos de Recalde acerca de la participación sindical en las ganancias e, incluso, el planteo de poner directivos cegetistas en los consejos de accionistas de determinadas empresas (en las que está el Estado vía la ANSeS, lo que ha generado una polémica con el grupo Techint que se trata aparte).

En el fondo, todo esto no son más que juegos de artificio, una pose de máxima para negociar otras cosas. Porque la burocracia sindical peronista siempre tuvo un problema estructural que la hizo socia menor de los políticos peronistas: los sindicatos peronistas podrán ser columna vertebral del PJ (como señaló Aníbal Fernández cuando el asesinato de Mariano Ferreira), pero nunca su cabeza, sencillamente porque el peronismo es un partido burgués dirigido por políticos burgueses profesionales, no un partido de trabajadores.

El lugar subordinado del “movimiento obrero” en el PJ (movimiento que los burócratas se arrogan representar) es un dato estructural inmodificable del sindicalismo peronista, que siempre ha estado caracterizado por la subordinación de la clase obrera a la patronal y no por la independencia política de clase. Esto no quita que en distintas coyunturas históricas la burocracia haya tenido una mayor o menor capacidad de arbitraje de las relaciones obrero-patronales, y es obvio que Moyano quiere explotar su mayor capacidad relativa de negociación respecto de los años 90. Pero  nada de esto cambia lo fundamental: el acto de Moyano no será una expresión de las necesidades y luchas de los trabajadores: será un acto oficialista al servicio de los intereses de la burocracia cegetista, razón por la cual llamamos a los trabajadores a no asistir.

La versión Yasky de la conciliación de clases

Por su parte, una de las mitades en la que quedó partida la CTA luego de las bochornosas elecciones del año pasado ha convocado a un acto el domingo 1° en el Luna Park. Se trata de la mitad oficialista K de la central, que de alguna manera presenta el acto como una suerte de “contraofensiva” mirando hacia la interna de la CTA. La cuestión es la siguiente: Yasky se siente “reivindicado” por el hecho de que Cristina iría derechito a la reelección. Y el proyecto de Micheli, atado a los devaneos de Solanas y la oposición patronal, es claramente incierto. En puridad, Yasky no se muestra directamente ligado al aparato K, sino que lo hace vía Nuevo Encuentro, que es el “espacio” (así se llaman hoy día estos armados oportunistas de ocasión) creado por Martín Sabbatella. Esta es la gran colectora “progresista” de Cristina en la provincia de Buenos Aires, y al parecer también lo será en la Capital Federal y otros distritos del país.

Así las cosas, el acto en el Luna Park tampoco tendrá nada que ver con las necesidades de los trabajadores. Esta mitad de la CTA (la otra parece que siempre prefiere esconderse bajo la cama) ha convocado entonces a un acto el 1° (más que para competir con Moyano, para no dejarle esa bandera a la izquierda), pero lo hace no para apoyar alguna lucha de los trabajadores (sus dirigentes están hoy día frenando la pelea de los judiciales bonaerenses), ni para marcar la necesidad de un camino independiente, sino simplemente para ponerlo al servicio de la construcción del propio proyecto oficialista K de la mano de Sabbatella.

No hace falta subrayar que, desde su constitución, la CTA jamás defendió un curso político de independencia de clase. Todo lo contrario: lo que siempre la ha caracterizado es la búsqueda de la conciliación con la patronal, sus gobiernos y el Estado, en todo caso mediante un “modelo sindical” con matices propios diferenciado del de la CGT.

Una convocatoria estrechamente electoral

En el escenario anterior, el PO y el PTS han convocado a un acto en la Plaza de Mayo. Como hemos señalado públicamente, la convocatoria está rodeada de una serie de problemas que se anudan alrededor de su estrecho carácter electoral.

Que se entienda: que uno de los ejes de convocatoria del acto sea la defensa de una alternativa de clase en la actual coyuntura es correcto. Pero el problema es que todo el contenido real del acto ha sido reducido a la proclamación de las candidaturas del “frente”, dejando de lado el proceso en curso de las luchas, problema que se agrava cuando los antagonistas concretos en torno al 1º de mayo serán los actos de la CGT y la fracción Yasky de la CTA, que si bien tienen un fuerte contenido electoral no se reducen a eso: son actos convocados por centrales sindicales.

Así las cosas, el acto en la plaza debió haber tenido una mayor amplitud política, de disputa a la burocracia, que la convocatoria sólo electoral ha restringido gravemente. Así, todo el perfil específico de la recomposición obrera ha quedado completamente subordinado al armado electoral del acto. Lo que se ha perdido no es nada menos que la razón de fondo por la cual fue asesinado el joven militante del PO Mariano Ferreyra: el proceso en curso de recomposición obrera.

Es este fenómeno el que reflejan con preocupación diversos analistas: “Los militantes dotados de una visión finalista de la política, como los pertenecientes a los partidos de la izquierda tradicional, han contado con una ventaja estratégica crucial. En efecto, no es casual que las comisiones internas disidentes más importantes del país estén controladas por militantes de partidos de izquierda y no por miembros de la CTA, como los trabajadores de Kraft o el subterráneo. Incluso en el único gremio industrial de peso controlado por la CTA, el de los neumáticos, la principal empresa del sector es controlada por dirigentes de extrema izquierda opuestos a la conducción de la central” (Andrés R. Schipani, Le Monde diplomatique 142).

Además, una convocatoria tan cerradamente electoral se ha privado de poder expresar y levantar una tribuna que refleje las luchas en curso. Esto no podrá ocurrir: una convocatoria tan estrecha impide lisa y llanamente ofrecer un lugar a los judiciales en lucha, a los petroleros, a los compañeros de la 60, a los del pescado y un largo etcétera.

De Congreso a Plaza de Mayo con acto en el Obelisco

Como una expresión de las características del acto, el nuevo MAS fue lisa y llanamente excluido de participar por no integrar el frente electoral entre esas organizaciones. Al margen de las diferencias políticas con su convocatoria, a los compañeros del PO y el PTS les planteamos que igualmente estábamos dispuestos a participar, aun críticamente, en la convocatoria que estaban realizando. Pero ambos partidos persistieron en nuestra exclusión, ahora en el terreno del acto del 1º. Se trata de una acción de un sectarismo y aparatismo escandaloso que, lejos de estar al servicio de unir, termina dividiendo a la izquierda independiente.

En estas condiciones, en un escenario dividido de evocación del 1º y más copado que lo necesario por la burocracia sindical, el nuevo MAS convoca sin embargo a realizar una conmemoración activa del primero marchando de Congreso a Plaza de Mayo. Como parte de la actividad, realizaremos un acto dónde levantaremos una tribuna en apoyo a las luchas en curso, contra el intento de proscripción K a la izquierda y por que el frente se abra a nuestra participación, logrando una alternativa realmente unitaria para pelear por la independencia de clase de los trabajadores.