Socialismo o Barbarie, periódico Nº 196, 04/03/11
 

 

 

 

 

 

Elecciones del 2011

¿Por qué la izquierda no pelea contra la proscripción?

“Alrededor de 350.000 votos a nivel nacional: los candidatos que no obtengan esa cantidad de sufragios en las internas abiertas, obligatorias y simultaneas de agosto no podrán competir en las elecciones presidenciales. Lo estipula el artículo 88 de la nueva Ley de Reforma Política, que dictamina que se deberá alcanzar ‘el 1.5% de los votos validamente emitidos’ para pasar a la próxima ronda, o sea, a los comicios generales de octubre. Clarín evaluó, a partir de los resultados de la elección presidencial del 2007, quiénes podrían ser los más afectados por ese ‘piso’ electoral. Si repiten, o aun si mejoran un poco su performance de hace cuatro años en las internas abiertas del 22 de agosto, el conjunto de las fuerzas de izquierda y algunas de otras tendencias quedarán excluidas de la disputa presidencial” (Clarín, 13 de febrero del 2011).

Se está dando un hecho paradójico las filas de las organizaciones de la izquierda: la nueva ley electoral votada a finales del 2009 a instancias del kirchnerismo –y con la complicidad de la UCR– apunta a dejarla afuera de las presidenciales, pero no hay una pelea conjunta contra la proscripción.

Ratificando que la ley va, ya mismo se está aplicando en los distritos provinciales donde se realizarán elecciones anticipadas, y en varios casos está sirviendo para impedir la participación de todas o la mayoría de las fuerzas de la izquierda reconocidas, como en Santa Fe (donde solamente el PO habría llegado a presentarse).

Pero incluso si alguna o algunas fuerzas de la izquierda lográramos superar los escollos para llegar a las internas nacionales de agosto, el piso a alcanzar para tener candidato presidencial será al menos de 350.000 votantes, con lo cual difícilmente podrá garantizarse. Se plantea el peligro cierto de que la izquierda quede excluida de una elección presidencial por primera vez desde 1983.

Las maniobras proscriptivas, la participación electoral y la lucha contra el régimen

A pesar de lo señalado, la izquierda no ha puesto en pie una campaña política conjunta contra la proscripción. Que se entienda bien: todas las organizaciones reconocidas estamos tratando de cumplimentar los diversos trámites administrativos para intentar superar los escollos proscriptivos. Pero prácticamente ninguna, salvo nuestro partido, ha lanzado una verdadera campaña política en regla mediante un llamado a encarar esta lucha de manera conjunta.

Esta aberración se debe a razones políticas que enseguida veremos. Pero dejemos sentado primero un criterio general que es parte de la tradición del socialismo revolucionario: los revolucionarios luchamos estratégicamente contra el Estado y las instituciones capitalistas, pero tácticamente participamos en ellas mientras no hayan sido superadas por la experiencia de las propias masas trabajadoras.

Esto significa que nuestra obligación principista de denunciar a las instituciones capitalistas como cueva de bandidos de los patrones debemos intentar llevarla al recinto mismo del parlamento burgués, no sólo porque amplifica nuestras imputaciones sino también, y fundamentalmente, porque no alcanza con que los revolucionarios sepamos que todo congreso burgués trabaja para la clase capitalista: es la clase trabajadora la que debe entenderlo por su propia experiencia.

Los socialistas revolucionarios buscamos, entonces, utilizar las elecciones como un terreno de denuncia política, ya que en la conciencia de los trabajadores éstas aparecen como el momento en que se “piensa en política”. No hacer todos los esfuerzos por aprovechar esa instancia sería un infantilismo izquierdista que no permitiría avanzar un solo paso hacia la conciencia de clase de los trabajadores.

A sabiendas de esta utilización revolucionaria, la burguesía muchas veces –como es el caso hoy del kirchnerismo– busca marginar a la izquierda de las elecciones, aunque en otras prefiere utilizar la cooptación: la adaptación reformista a la democracia de ricos llamada electoralismo y que practican organizaciones como el MST.

Es la combinación de objetivos estratégicos y medios tácticos lo que plantea que la izquierda deba luchar por defender sus derechos políticos –lo que incluye las campañas de afiliaciones–, al tiempo que como parte de la denuncia del gobierno y el régimen político capitalista ponga en pie una campaña contra la proscriptiva ley electoral.

El peligro de la adaptación oportunista-aparatista a la ley proscriptiva

Como venimos señalando, la izquierda no está llevando adelante esta campaña por razones políticas lamentables. Acerca del MST nos remitimos a otro texto de esta edición. Aquí nos queremos detener en el PO y el PTS.

El PO viene realizando una fuerte actividad por la legalidad de su partido, pero el grave problema es el ángulo político con que lo hace: su centro es la sola defensa de los derechos políticos... del Partido Obrero.

No hay en su campaña ningún planteo contra la proscripción del conjunto de la izquierda, sino que solamente denuncian que la ley le quitaría los derechos políticos “al PO”. Se trata de un enfoque sectario y oportunista por parte de esta organización. Todo el mundo sabe que la izquierda argentina de ninguna manera se reduce a este partido, lo que se ha ratificado una elección tras otra en los últimos años: el PO sólo tiene una parte de la representación electoral de la izquierda, ni siquiera mayoritaria y mucho menos hegemónica.

Sin embargo, amparándose en su mayor extensión nacional (que ganó de pleno derecho), y en su figuración en los últimos meses, el PO pretende hacer valer una relación de fuerzas de aparatos apoyándose en los mecanismos proscriptivos de la ley para garantizar su legalidad a costa de la de los demás, lo que ya no es lícito sino el más puro oportunismo aparatista.

El PO no lucha ni pretende luchar por los derechos políticos del conjunto de la izquierda, no lucha contra la ley proscriptiva como un todo y no llama a ninguna acción conjunta al respecto. Tampoco podría hacerlo  mientras busque, más que pegarle al gobierno, aprovecharse para pegar contra el resto de la izquierda apoyándose en la proscriptiva ley electoral K para quedar como “exclusivo” representante electoral de este espacio (como está intentando hacer en Santa Fe)

Que se entienda: es completamente lícita y hasta obligatoria la pelea por la hegemonía en el seno de la izquierda con el resto de las fuerzas de la izquierda reconocidas. Pero intentar lograr esto capitulándole al régimen y apoyándose en los hechos en condiciones proscriptivas que se dicen combatir es vergonzoso y un escándalo.

En cuanto al PTS, también viene juntando adhesiones y afiliaciones, pero parece estar encarando la actividad con perfil bajo. Su campaña parece casi clandestina. En el periódico -o su página web- la denuncia del intento proscriptivo prácticamente no existe. Por los debates que hemos tenido con su militancia –sobre todo en La Plata, dónde salieron desesperadamente a la calle al ver que el nuevo MAS hacia lo propio - al parecer encaran la cuestión como si fuera meramente “técnica”, sin ningún perfil político de denuncia del gobierno y el régimen político capitalista.

Claro que lo anterior no les impidió que en determinados lugares hayan querido afiliar compañeros y compañeras a expensas de nuestra organización, afirmando mentirosamente que “el MAS no se presenta a elecciones”…

En fin: por razones similares al PO pero no expresadas claramente, el PTS encara una actividad que debería ser de lucha política contra el intento proscriptivo también de manera oportunista-aparatista, buscando resolver su propio problema simplemente a expensas de las demás tendencias.

Llamamos a la izquierda independiente

Lamentablemente, por todas estas razones la izquierda ha venido casi callada ante la avanzada proscriptiva del gobierno K y el régimen. Esta proscripción, que quita derechos político-electorales a una importante proporción del electorado –mayormente trabajadores y jóvenes– no es más que una vuelta de tuerca reaccionaria a nivel del régimen político. Se busca “cerrar un grifo” que se abrió luego de la crisis del 2001: con la nueva ley, hasta 2,7 millones de votantes hubieran quedado sin representación en 2007 (Clarín, 13-2). Para no hablar de las de octubre de este año, con un padrón mayor.

Pero además, una fracción creciente de las capas más dinámicas de la clase obrera y la juventud estudiantil viene inclinándose a la votación por la izquierda, como se ha podido volver a testimoniar en la actividad por la legalidad partidaria hemos desarrollado intensamente en las últimas semanas.

Es en estas condiciones que el kirchnerismo viene intentando proscribir a una izquierda se hace cada vez se hace más fuerte en las principales expresiones de la lucha y la recomposición obrera. Por eso es una aberración que hasta el momento no hayamos podido lanzar una campaña conjunta de la izquierda.

Es hora de que las organizaciones que hasta ahora  no han enfrentado la movida proscriptiva del gobierno e incluso intentan, solapadamente, aprovechar las limitaciones que impone, abandonen ese curso para poner en marcha una campaña de denuncia política en común.

Estamos dispuestos a reunirnos ya mismo para revertir esta situación no solamente por una campaña unitaria contra la proscripción sino yendo más lejos: discutir la intervención común en las elecciones mediante la conformación de un Frente Clasista, de la Izquierda y los Trabajadores. Llamamos al PO, al PTS y a IS a avanzar por este camino.