Socialismo o Barbarie, periódico Nº 196, 04/03/11
 

 

 

 

 

 

EEUU: más protestas en Wisconsin

“Hosni Walker: dictador electo”

Por Kasandra Dalton
Corresponsal de Socialismo o Barbarie en EE.UU., 27/2/11

Grandes movilizaciones han estallado en Wisconsin, estado del Medio Oeste de EE.UU. Vecino de Illinois, donde Chicago es la tercera ciudad del país, Wisconsin es también uno de los estados que orillan los Grandes Lagos. Esa gran región del norte –hoy en grave crisis– fue el corazón industrial de EE.UU. y en cierta medida del mundo. Allí, en el vecino estado de Michigan, se hallaba la capital mundial del automóvil, Detroit, actualmente en ruinas.

Las movilizaciones se han desarrollado principalmente en Madison, capital de Wisconsin, en protesta por los recortes presupuestarios anunciados por el gobernador estatal republicano Scott Walker.

Al 27 de febrero, el edificio del gobierno estatal cumple aproximadamente dos semanas de haber sido tomado por miles de trabajadores y trabajadoras públicos, estudiantes, sindicatos y activistas. Además, los volúmenes de movilización en las calles durante esta semana (del 21 al 27) han sido de unas 80.000 personas, para un estado que apenas tiene 5,5 millones de habitantes.

No es necesario aclarar que lo que está sucediendo es algo realmente insólito en Estados Unidos. Y ahora amenaza extenderse a otros estados.

El asombro impacta a los mismos protagonistas. Mike Imbrogno, un cocinero de la Universidad de Wisconsin en Madison, lo expresa de esta manera: “Nunca había visto algo así. No eran solamente profesores y miembros del sindicato universitario. Eran trabajadores metalúrgicos, camioneros, fontaneros, trabajadores de construcción... Personas que no he visto en una movilización desde hace años... ¡También los carteles que las personas hicieron eran increíbles! ¡Muchos de ellos tomaban como referencia a Egipto. Decían: ‘Hosni Walker: dictador electo’. Había una mujer de unos 50 años con un cartel que decía: ‘¡Marcha como un egipcio’."

A su vez, muchos hablaban del edificio tomado del gobierno como de “nuestra plaza Tahrir”. Como advierte un conocido periodista, Tom Engelhardt, “por primera vez en la historia, un movimiento de árabes está inspirando a los estadounidenses en Wisconsin y posiblemente en más lugares...”

El ataque del gobernador Walker

El descontento popular contra Obama y la administración demócrata (que no ha hecho nada por resolver los problemas de la base social que lo votó presidente), abrió en las pasadas elecciones de noviembre la puerta para que ganaran los republicanos y el Tea Party. Por esa puerta entró Walker a la gobernación del estado y comenzó a atacar sin contemplaciones a la clase trabajadora de Wisconsin.

Escudado en la retórica de “responsabilidad fiscal” mantenida por los republicanos, Walker ha anunciado una serie de medidas drásticas para balancear el presupuesto estatal. En números concretos, Walker está exigiendo que cada trabajador duplique el porcentaje de su salario dirigido a pensión y seguro médico.

En este momento, un trabajador público en Wisconsin aporta alrededor de un 2,8% de su salario para el fondo de pensiones. La propuesta de Walker es aumentar este monto hasta el 5,8%. Además, en la actualidad un trabajador destina alrededor del 6% de su salario para tener acceso a seguro médico; bajo la propuesta del republicano, ese monto aumentaría a 12,6%. Además, es parte de la propuesta de Walker eliminar de las convenciones colectivas de trabajo todos los rubros relativos a seguro médico y vacaciones. La idea es limitar las convenciones colectivas solamente a aspectos relativos al salario.

El plan de los republicanos en Wisconsin claramente va más allá de conseguir puramente objetivos económicos. La idea central es quebrar la estructura de organización de la clase trabajadora, destruir las convenciones colectivas de trabajo y a los sindicatos mismos, y no solamente en Wisconsin.

Walker ha llamado a otros gobiernos estatales republicanos a seguir sus pasos y eliminar los derechos de los trabajadores de negociar convenciones colectivas y aumentar los montos contributivos que éstos pagan en relación a seguro médico y pensiones

La retórica republicana trata de señalar una y otra vez que los recortes son necesarios como medidas de contención fiscal destinadas a disminuir un déficit que se calcula mayor a los 3.000 millones. Con este objetivo siguen la línea ya conocida de retratar a los trabajadores públicos como “poco eficientes” y con “altos privilegios sostenidos por los sindicatos”.

Lo que nunca se menciona son los montos exorbitantes que el gobierno federal transfirió a los banqueros de Wall Street luego del estallido de la burbuja inmobiliaria, o los astronómicos montos destinados a financiar los frentes de guerra abiertos en Medio Oriente. Cantidades todas pagadas finalmente por la clase trabajadora a la que ahora se le procura recortar sus "privilegios".

El mismo Walker, el día de su asunción como nuevo gobernador, anunció una amnistía tributaria a transnacionales y a empresas privadas radicadas en el estado por un monto cercano a los $170 millones. ¡Mientras clama por los déficits presupuestarios, decreta que las corporaciones no paguen impuestos!

Sin embargo, la movilización no ha sido suficiente todavía para detener las impopulares medidas republicanas. Precisamente, en la semana del 21 al 27 la Cámara de representantes de Wisconsin aprobó, luego de una sesión de 61 horas, el proyecto de ley. De momento, éste debe de ser también aprobado por el Senado estatal, que se encuentra imposibilitado de sesionar debido a la estrategia de huída de los senadores estatales demócratas a Illinois. Sin los senadores demócratas no existe el suficiente quórum para votar en firme la ley.

El contagio de la protesta a Ohio e Indiana

Un hecho muy importante, al que hay que prestar atención según se desarrolle, es el contagio de la protesta de Wisconsin a los vecinos estados de Ohio e Indiana, dominados también por gobernadores y legislaturas republicanas, donde se han anunciado recortes y ofensivas antisindicales de la misma naturaleza.

El martes 22, más de 10.000 personas marcharon en Columbus, Ohio, para oponerse al intento del gobernador republicano John Kasich de dar el mismo golpe legislativo en contra de los trabajadores, los contratos colectivos y las organizaciones sindicales.

Es una especie de “contagio” nacional e internacional notable. Parece como si en Wisconsin se tomase el ejemplo de lo que está pasando en Medio Oriente y, a su vez, esto se trasmite a otros estados del país.

Necesidad de un frente político independiente en la movilización

Si todo esto se desarrollase y efectivamente se extendiese el “contagio”, se abriría una nueva situación de la lucha de clases en Estados Unidos.

Pero está muy mediado por el problema crucial de la orientación política y sindical que tome este extraordinario movimiento iniciado en Wisconsin.

El gran peligro es la subordinación a los sectores “progresistas” del Partido Demócrata y sobre todo a la burocracia sindical de la AFL-CIO. Éste es un obstáculo fundamental para llevar adelante y ampliar el movimiento.

Obama es el responsable Nº 1 de la grave situación de la clase trabajadora, y los recortes en los estados gobernados por los demócratas no han sido menos despiadados. Las negociaciones que mantiene Obama con los republicanos en Washington sobre los recortes al presupuesto federal, son una prueba contundente de esto.

Por su parte, la burocracia sindical, en su mayor parte subordinada al Partido Demócrata, ha dejado pasar los peores ataques a la clase trabajadora sin mover un dedo.

La tarea debe ser la de un abrir un frente político independiente dentro de la movilización, que permita impulsar una respuesta más allá de las limitaciones propias de los demócratas y de la burocracia sindical.

Una vez más, la tarea fundamental es impulsar una posición independiente, a la izquierda de las estructuras demócratas. Señalar una y otra vez a la clase trabajadora, estudiantes y activistas, que republicanos y demócratas tienen finalmente la misma intención: garantizar la permanencia del edificio político de las corporaciones, y descargar la crisis y los déficits sobre los hombros de la clase trabajadora.