Socialismo o Barbarie, periódico Nº 191, 10/12/10
 

 

 

 

 

 

La polémica entre el PO, el PTS y el Nuevo MAS

Luchas, recomposición y disputa en la izquierda

Por José Luis Rojo

Presentamos a continuación una parte del texto de debate que ha sido sometido al Plenario Nacional de nuestro partido del 11 y 12 de diciembre para discutir la coyuntura nacional y las tareas que la misma plantea[1]. Seleccionamos esta parte producto que los desarrollos de la recomposición obrera –a partir de la fractura de la CTA y la lucha de los tercerizados del Roca– han puesto sobre la palestra nuevamente esta polémica.

Todas las corrientes de la izquierda del país, de una u otra manera, intervienen en el proceso de recomposición. Sin embargo, solamente algunas lo hacen desde una perspectiva independiente.

El hecho es que la CCC y el MST están interviniendo, más que en el proceso de recomposición, en una de las variantes de mediación reformista del mismo que es la fracción Micheli-De Gennaro de la CTA. Como participantes de la Lista Nº 1 en la reciente y vergonzosa elección, hicieron campaña dentro mismo de FATE contra la Lista Clasista Nº 5 que encabezada por Jorge Ayala (militante obrero de nuestro partido), fue la expresión de la Marrón a nivel de la CTA [2]. Ahora se han sumado a la “comparsa” de elección “complementaria” realizada este jueves 9 a modo de legitimar el “triunfo” de su lista en septiembre pasado (ver al respecto el comunicado del la Lista Nº 5, Frente Clasista).

Por oposición a estas dos corrientes ultra oportunistas y “sojeras”, el PO, el PTS y nuestro partido, intervenimos mayormente desde una perspectiva independiente.

Sin embargo, el hecho es que lo hacemos con estrategias muy diferentes, por no decir opuestas, que atañen básicamente a dos terrenos: el de las luchas directas, y el de la pelea por la recomposición obrera y eventual reagrupamiento clasista de la vanguardia.

Las más importantes luchas del período, así como las circunstancias creadas alrededor de las elecciones de la CTA, fueron muy ilustrativas al respecto. En el caso de las elecciones de la CTA, se trató de un terreno donde intervenimos las tres corrientes: el PO y el PTS con listas lisa y llanamente “partidarias”, y nuestro partido dando batalla y acompañando la decisión de los compañeros de FATE.

La intervención en los conflictos

Pero partamos de la ubicación de nuestras respectivas tendencias frente a las luchas obreras. La discusión al respecto viene de “arrastre” desde el Casino, pasando por FATE y el conflicto del Neumático, Pilkintong, Kraft y ahora los tercerizados del Roca. En ellas, por lo menos dos de las tres corrientes estuvimos presentes desde adentro –salvo en Kraft– sin menoscabo que las tres tuvimos intervención pública en sus desarrollos en distintos momentos.

Hay tres elementos básicos para destacar: la actitud frente a las medidas de lucha propiamente dichas, las peleas políticas en el seno de la clase obrera, el rol de las cuestiones legales en los conflictos. Veamos someramente cada una de ellas.

Respecto de los métodos de lucha, el PO se caracteriza por alentar medidas de lucha sin medir –en la generalidad de los casos– las consecuencias de las mismas. Es decir, parece intervenir en el movimiento obrero como si se tratara de los movimientos piqueteros, los que tienen muy distintas reglas de juego.

Por oposición, el PTS más bien se ha venido caracterizando por tener posiciones demasiado cautas y legalistas. En todo el ciclo que fue desde el 2007 al 2009, el PTS se caracterizó por una cerrada prédica en contra de las ocupaciones de fábrica.

Por el contrario, nuestra corriente ha venido insistiendo que la pelea con los compañeros adentro es más favorable que de la puerta para afuera. Sin embargo, tenemos claro que no se trata de hacer ningún fetiche y se debe llevar a cabo el análisis concreto de las circunstancias concretas en cada situación.

En todo caso, el hecho es que el PTS ha desarrollado una tendencia legalista para intervenir en los conflictos obreros (o, incluso, estudiantiles, como se vio en la ocupación del Ministerio de Educación por los estudiantes de Ciencias Sociales de la UBA), subordinando en muchas ocasiones la intervención política a consideraciones legales. También se han caracterizado por apresurarse a dar por “derrotados” procesos que todavía están abiertos [3]. En todo caso, los balances de estos conflictos y las polémicas entre nuestras corrientes son públicos.

Pero profundicemos un instante en el caso reciente de FATE. El PO –el PTS se suele sumar a esta misma prédica por puro oportunismo– viene haciendo al respecto una nefasta “campaña”: se la han pasando diciendo –como para justificar no haberse sumado a la Lista Clasista encabezada por los compañeros– “que los obreros de FATE no pelean”…

Su “prueba”: que luego de la derrota de finales del 2008, donde en el gremio hubo 220 despidos, y en FATE unos 80, evidentemente las condiciones para salir a pelear han sido más difíciles. Por nuestra parte, podríamos hacer entonces responsable al PO porque el Casino no lucha desde la derrota de hace tres años…

La realidad es que ningún lugar de trabajo se recupera fácilmente de tantos despidos. Y eso es lo que explica que estos dos últimos años en FATE no hayan sido como en 2007 y en 2008. Esto a pesar de algunos grandes logros obtenidos como la reincorporación de varios compañeros luego de una lucha sostenida contra viento y marea a lo largo de dos años contra el despido: ¡el dato saliente aquí es que FATE jamás había reincorporado a un despedido!

No todo es “soplar y hacer botellas” como cree el PO, demasiado acostumbrado al movimiento piquetero. Las peleas por la recomposición obrera se dan en los más diversos terrenos y no se miden con el “luchómetro”: el salir a pelear depende de las relaciones de fuerza [4].

La pelea en la CTA

Respecto de las peleas políticas en el seno de la clase obrera, un ejemplo muy reciente es el de las elecciones de la CTA. El hecho es que tanto el PO como el PTS privilegiaron presentar listas de sus propios partidos independientemente de toda otra consideración.

Por nuestra parte, nos jugamos a fondo a que FATE proyectara su experiencia independiente para lograr mayores puntos de apoyo aprovechando tácticamente para esto la circunstancia de la elección.

Para este objetivo, dimos todos los pasos que había que dar pasando por votaciones en la Ejecutiva y en asamblea de 500 compañeros la votación de nuestro compañero como candidato.

La política del PO y el PTS fue un verdadero escándalo que tiene que ver con problemas de fondo: la instrumentalización de las experiencias del movimiento obrero al servicio de sus necesidades de mini aparato.

Con el PTS la pelea fue más a fondo; el PO simplemente se “borró” de la misma. Llegamos hasta el Encuentro convocado en Zona Norte el 31 de julio pasado. Ahí la idea de un encuentro convocado conjuntamente entre Kraft y FATE se suponía que iba a ser llevando adelante resoluciones que reflejaran las necesidades y preocupaciones de ambas direcciones obreras… No fue así. El PTS pretendió imponer su agenda y desconocer que FATE necesitaba de acompañamiento en la pelea interna de la CTA. Por razones de diverso tipo, incluso una ubicación oportunista que venían teniendo frente de la dirección de la CTA desde el 2009, el PTS prefirió que se rompiera el Encuentro a discutir el asunto…

El PTS tiene, además, otro problema: la ridícula pretensión de que el proceso de recomposición son “solo ellos” [5]. Se trata de una corriente que en pleno curso “autorreferencial” tiene un comportamiento ultimatista que desconoce la necesidad de llevar adelante acuerdos de frente único para empujar hacia adelante el proceso de la recomposición obrera convocando a pretendidos “encuentros” que los “encuentra”… a ellos solos y a nadie más [6].

El problema es que sin frente único de tendencias se pueden construir colaterales partidarias (se pueden y se deben, eso está muy bien) pero difícilmente se pueda dar una salida de conjunto del tipo de un genuino Encuentro Obrero.

Y hay otro problema más todavía compartido por el PO y el PTS: su irreductible sindicalismo. En la generalidad de los casos el PO, a su manera, y el PTS, a la suya, han intervenido haciendo seguidismo a la despolitización de los compañeros. Se trata de una cerrada negativa a elevar el debate político con la vanguardia obrera tal cual se pudo apreciar también en el susodicho “encuentro” de julio pasado.

En este terreno la posición de nuestro partido siempre ha sido diferente: creemos que los encuentros, reuniones o las mismas luchas obreras, deben ser ocasión para intentar plantear los problemas políticos del caso. Es decir, para ayudar a que una fracción de la vanguardia obrera se eleve lo más posible en los problemas generales que plantea la lucha de clases. Claro que buscamos hacer esto no de manera “artificial”, ni mucho menos desconociendo que toda lucha solamente puede partir del terreno material de las necesidades reivindicativas.

De ahí que vimos en las elecciones de la CTA una oportunidad para este tipo de proyección más “política” de los compañeros de FATE, más allá que, evidentemente, el terreno mismo de la elección se sabía por anticipado que iba a ser muy hostil.

¿Encuentros o desencuentros?

El PTS, que salió último en esa elección, y que no vio que la CTA estaba camino a la partición (por el contrario, estaba elucubrando meter casi acríticamente a Zanon en la misma) sale ahora a justificar su comportamiento diciendo que la lucha de los tercerizados del Roca “le había dado la razón a su posición”.

Se trata de un argumento ridículo. Una cosa de ninguna manera se contraponía a la otra. ¿Qué impedía conformar una lista clasista unificada en la CTA y al mismo tiempo impulsar la lucha de los tercerizados? Nada. El resultado: ¡una nueva convocatoria a un “encuentro” que como ya lo señalamos… los encuentra a ellos solos en el mismo!

En definitiva: sindicalismo, ultimatismo, autoproclamación e instrumentalización de las necesidades de los trabajadores son algunos de los rasgos del PO y el PTS en su intervención en el movimiento obrero que hacen pararnos desde estrategias distintas en el proceso de la recomposición.


Notas:

1- “Kirchner, Mariano, la coyuntura nacional y la pelea por la recomposición obrera”, en www.mas.org.ar.

2- En determinadas oportunidades –como en el gremio docente– IS acompaña esta ubicación, aunque en el caso de la CTA fueron parte del Frente  Clasista.

3- Este era el caso antes del asesinato de Mariano Ferreyra respecto de los tercerizados del Roca.

4- Tampoco se trata de sustituir a los trabajadores, otra práctica bastante habitual de esta corriente que se hizo presente muy recientemente con las consecuencias por todos conocidas. 

5- Una de sus tácticas predilectas es hacer pequeñas acciones, las más de  las veces con su militancia, para salir por los medios en nombre de los trabajadores de determinado lugar, los que no parecen hacerse presentes en estas acciones de manera muy real…

6- Es el caso del nuevo Encuentro convocado en la Facultad de Ciencias Sociales para este sábado 11 de diciembre.