Socialismo o Barbarie, periódico Nº 191, 10/12/10
 

 

 

 

 

 

Declaración del nuevo mas - 9 de diciembre del 2010

Pararle la mano a la escalada represiva con
la movilización popular y una gran jornada
nacional de lucha el 20 de diciembre

Los asesinatos del Parque Indoamericano

Cristina lo volvió a hacer. En no más de cuarenta días ha habido 5 compañeros y compañeras asesinados por reclamar sus derechos. Mariano Ferreyra por salir a apoyar a los tercerizados del Roca. Los compañeros Tobas asesinados por la policía del gobernador K Gildo Insfrán por exigir sus tierras ancestrales. Bernardo Salgueiro y Rosemari Puja en la pelea del Indoamericano por tener techo propio.

El gobierno de los Kirchner se jactó siempre de “no reprimir”. En realidad, los límites a la represión los había puesto las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001 cuando a pesar de sus casi 30 asesinados la población movilizada no se asustó e iba por más. En la jornada del pasado martes 7 ocurrió lo mismo: el miércoles 8, acompañados por figuras políticas, la militancia de la izquierda y diversos movimientos sociales, los vecinos volvieron a ocupar el Parque a pesar de los asesinatos.

Sin embargo, con el antecedente del asesinato de Mariano Ferreyra el pasado 20 de octubre y tras la muerte de Kirchner, se está verificando un giro conservador en la conducción del país. El gobierno de Cristina está a la búsqueda de la reelección del 2011. Para esto se ha corrido hacia la derecha buscando tomar en sus manos algunas de las principales banderas de la patronal, entre ellas, el “control del conflicto social”.

Las patronales exigen hechos. La ocupación del Parque Indoamericano le daba al gobierno de Cristina una “oportunidad” para demostrar buena letra [1]. El operativo fue en conjunto entre la Policía Metropolitana y la Federal. Los gobiernos de Cristina y Macri acordaron expresamente el operativo de desalojo. Por esto mismo, tras la reacción popular ante los asesinatos, el gobierno nacional no ahora puede venir a descargar la responsabilidad en Macri cuando la orden represiva vino de ambos…

Para cubrir sus espaldas aparecieron las Madres de Plaza de Mayo línea Hebe de Bonafini. El rol de las mismas -por boca de Sergio Schoklender- linda la provocación. Su vergonzoso comportamiento ha sido el de buscar cuidar el “flanco izquierdo” del gobierno K a como dé.

Está documentado que fue esta organización la que al ver que se comenzaban a producir las “ocupaciones” en el terreno del Parque Indoamericano hizo la denuncia ante el gobierno de la Ciudad.

Ayer, miércoles 8, luego de los dos asesinatos de la noche anterior, Schoklender –apoderado legal de la organización- llevó a cabo escandalosas declaraciones declarando que los manifestantes serían “narcotraficantes armados”…

Los vecinos movilizados desmintieron esto de inmediato dando la verdadera versión de los hechos: “Según el relato de M. F. (se preserva su identidad), la toma del parque comenzó el sábado en la zona opuesta a la villa 20 y cercana al Club Deportivo Español. Fue liderada por una comunidad boliviana de Los Piletones, pero acompañada por habitantes de Mataderos, el Bajo Flores y la villa 1-11-14. No hubo más organización que el ‘boca a boca´. Llegamos a 100 metros del alambrado de la Fundación y empezamos a marcar los terrenos cuando vino una combi verde de las Madres. Les aclaramos que no íbamos a entrar en sus terrenos, pero igual nos amenazaron con armas’, agregó M. F. La situación se repitió el domingo por la noche y desembocó en la denuncia y el pedido de desalojo que la Fundación vinculada a los derechos humanos radicó en la comisaría 36ª. Ese pedido dio paso a la intervención judicial y la posterior represión. Los vecinos, tanto de Los Piletones como de la villa 20, apuntaron que los únicos armados eran los guardias de las Madres”[2].

Es simple, a la luz de los hechos está claro que el comportamiento de las Madres ha sido indefendible: una vergüenza explicable solamente porque se trata de una organización absolutamente cooptada al aparato de Estado y el gobierno K con los cuales lleva a cabo, además, negocios.

Repetimos, no hubo ninguna “banda de narcotraficantes”. Se trató simplemente de habitantes de barrios carenciados que salieron a intentar tomar en sus propias manos la resolución del dramático estado de abandono en lo que los ha sumido la política habitacional de la Ciudad: “En la Capital, 500.000 personas viven en una situación de grave déficit en materia de acceso a la vivienda. De ellas, más de 210.000 habitan en villas; más de 30.000, en asentamientos precarios; más de 2000 se encuentran en situación de calle (…) En 2004 la Legislatura declaró la emergencia habitacional (…) En 2007 el Estado nacional –de Néstor Kirchner- y el local –de Mauricio Macri- ya se habían convertido en los mayores desalojadores de la ciudad (…). En 2007, el presupuesto para la vivienda representaba el 3.4% del total de la recaudación; en 2008, el 3.2%; en 2009, el 3%; y en 2010, el 2.4%. Para culminar la provocación, en los primeros nueve meses de este año se ejecutó sólo el 16.8% de ese presupuesto” [3].

Las palabras huelgan sobre la justa naturaleza del reclamo. Además, el hecho es que organizaciones de desocupados reconocidas del movimiento popular (CCC, FPDS, etcétera) están al frente o tienen una participación en los reclamos.

¿Cuál es la explicación de fondo de esta escalada represiva? En la última década, motorizados por la enorme crisis económica, social y política, los trabajadores y sectores de las masas populares salieron a ganar la calle para garantizar sus reclamos. La patronal le exige al gobierno de Cristina que “resuelva” el problema para “volver a confiar” en él.

Por un lado, están las cuestiones de “desorden público”: desocupados que cortan rutas; sectores sin tierras o vivienda que toman espacios para satisfacer esta necesidad; trabajadores que hacen huelgas u ocupan plantas contra los despidos, la tercerización o por el salario.

Superpuesto a lo anterior, la patronal cuestiona que mediante las luchas y los reclamos se afecte “la propiedad privada”. Se cuestiona el derecho de los trabajadores a hacer huelga porque esto “afectaría el libre desenvolvimiento de la producción cuestionando los derechos de propiedad privada”. O como en Formosa y el Parque Indoamericano, que los sectores sin tierras -o viviendas- se “apropien” de aquellas que les corresponden o están ociosas…

Los acontecimientos del 2001 pusieron sobre la mesa otra interpretación de las cosas. Que la protesta social, popular u obrera es un derecho frente al avasallamiento de los de arriba. Que la propiedad privada no es más que el producto del trabajo humano arrebatado a los mismos trabajadores mediante la explotación.

Entonces, cuando una firma quiebra, o cuando una tierra histórica pretende ser arrebatada a la misma población que se asentó por ella durante siglos, o cuando se niega el derecho a la vivienda en función de no se sabe qué “mega emprendimiento inmobiliario”, la lucha obrera y popular cuestiona esa propiedad arrebatada a los trabajadores y el pueblo.

Esta es otra de las “anormalidades” que Cristina quiere venir a “resolver” camino a su reelección 2011. De ahí su giro represivo. Esta cerrada defensa del “orden público” y la “propiedad privada” contra la lucha obrera y popular está marcando el giro conservador del gobierno K (a pesar de las bellas palabras acerca de la profundización del “proyecto nacional y popular” pronunciadas en las últimas semanas).

Ya es un hecho evidente que desde la muerte de Néstor Kirchner el gobierno ha venido operando un giro hacia la “moderación”. Cubiertos por las fanfarrias y los oropeles del “mandato de la Plaza de profundizar el modelo”, el hecho es que el gobierno ha venido operando este giro hacia satisfacer las demandas de lo más granado de la patronal, giro que no casualmente se ha cobrado la vida de 5 compañeros y compañeras.

Está claro que no se puede dejar pasar esta escalada represiva. Hay que poner en pie una gran campaña democrática por el juicio y castigo a los responsables de los asesinatos de Mariano, los compañeros Tobas y ahora lo del Parque Indoamericano. No hay que descansar hasta que los mismos estén detrás de las rejas y la responsabilidad política compartida de los gobiernos provinciales, de la Ciudad y Nacional en la picota.

Para este objetivo la jornada del 20 de diciembre –noveno aniversario del Argentinazo- es una enorme oportunidad. El emergente “nuevo clasismo”, los luchadores populares, y la izquierda, tenemos la enorme posibilidad de convertir este aniversario en una gran Jornada Nacional de Lucha, con marcha y acto a la Plaza de Mayo en la Capital Federal.

Al servicio de esto debemos levantar las banderas de los trabajadores en lucha –en primer lugar, del resto de las tercerizadas del ferrocarril que no son del Roca, como es el caso de los compañeros del Belgrano norte entre otros-; de la lucha democrática contra la represión; por la cárcel a Pedraza; y contra el Pacto Social que preparan gobierno, empresarios y burocracia sindical.

Este sábado 10 de diciembre el gobierno llevará adelante un acto por “los derechos humanos” para lavarse la cara. Una verdadera ridiculez atendiendo al triste record represivo de las últimas semanas. La verdadera jornada contra la represión y en apoyo a las luchas obreras es la que se llevará a cabo el lunes 20 de diciembre: la misma puede ser realmente multitudinaria y nacional.

Esta posibilidad está planteada porque la vanguardia obrera y la izquierda han vuelto a aparecer, y con mucha fuerza, en la palestra política nacional desbordando por izquierda al gobierno K.

El corrimiento hacia la derecha del mismo, y la mayor unidad entre los de arriba, han vuelto a colocar en el centro de la escena la pelea entre el gobierno, la patronal y la burocracia sindical con la vanguardia obrera, popular y la izquierda: van a recrear para el 2011 la Santa Alianza contra los conflictos obreros y populares como se ha visto ahora en el Indoamericano.

Esa es la perspectiva para los duros enfrentamientos que se vendrán en el 2011. Parte de ellos será también la batalla por hacer saltar por los aires el pretendido “Pacto Social” que nos quieran imponer.

Transformemos la jornada del 20 en una enorme instancia de lucha nacional, democrática, contra la tercerización, por el salario, contra el Pacto Social y por la emergencia de un nuevo clasismo en nuestro país. Desde el nuevo MAS nos jugaremos para contribuir a estos objetivos en todo el país.


Notas:

1.- Ni hablar de la llegada por estas horas de una misión del FMI para “ayudar a establecer un índice confiable de inflación”…

2.- La Nación, 9-12-10.

3.- Facundo Di Filippo, ex presidente de la Comisión de Vivienda de la Legislatura, La Nación, 9-12-10.