Socialismo o Barbarie, periódico Nº 187, 15/10/10
 

 

 

 

 

 

Triunfo opositor en el Senado

Que el 82% móvil se aplique a todos los jubilados

“El texto no prevé que el haber básico siga luego la suerte del salario mínimo, vital y móvil. En rigor, propone que se garantice un ingreso básico equivalente al 82% del sueldo mínimo actual, pero luego el haber se ajustaría según el índice de movilidad general [se trata del índice que ya viene aplicando el gobierno K] (La Nación, 14 de octubre del 2010).

No a la reprivatización parcial de los aportes

Que los fondos suplementarios
vengan de los empresarios

Pero profundicemos un poco más en lo que está en juego con esta ley. Se trata de un tema en el que todos muestran la hilacha. El oficialismo está decidido a vetar la ley recientemente aprobada, contrariando su prédica populista con una acción de “responsabilidad fiscal”. La oposición de derecha, en este caso, se encargó de depositar cápsulas envenenadas en el texto de la ley. No se trata sólo de que los artículos 6 y 7 del proyecto terminan asignando casi más dinero a las jubilaciones más altas que a todo el resto. El artículo 12 y penúltimo establece, como quien no quiere la cosa, que el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS, es decir, la caja grande de la ANSeS) no puede superar los gastos asignados en el presupuesto del año.

Esto tiene dos consecuencias. La primera: se desvirtúa totalmente el concepto de fondo de jubilaciones, ya que no hay reservas hacia el futuro y sólo quedan en la caja los fondos previstos para el año en curso. La segunda, y más grave: obliga a la ANSeS a desprenderse de la mitad de sus activos actuales (porque el FGS hoy duplica los gastos que prevé el Presupuesto 2011). Al margen del fuerte perjuicio económico y financiero que significa vender de apuro, lo interesante es imaginar quiénes son los potenciales compradores de esos activos. Sí, claro: los mismos bancos que tenían el negocio de las AFJPs. Tal como está el proyecto, significa una reprivatización parcial y encubierta de los fondos previsionales.

Como se ve, en la discusión del 82% todos hablan del “bienestar de los jubilados”, pero todos son fieles a sí mismos: los Kirchner priorizan antes que nada la buena salud de la caja fiscal (amén de mantener depreciados los pisos salariales), y la oposición de derecha representa devotamente los grandes intereses privados, en este caso de la banca.

Esta madrugada del jueves 14 de octubre finalmente la oposición logró alzarse con un triunfo en el Congreso. Más de un año después de las elecciones de junio 2009, y a diez meses de tener mayoría en ambas cámaras, lograron hacer ley el proyecto del 82% móvil para los jubilados.

En realidad, la “ley” viene con una serie de “trampas”, más allá del elemento real que contiene que la jubilación mínima pasaría de los actuales 1.046 pesos a 1.426.80 en el 2011.

Esto ocurriría por única vez (en caso de no ser vetada por Cristina) porque luego, como se ve en la cita que encabeza esta nota, la actualización se seguiría haciendo según el índice de la actual ley jubilatoria kirchnerista, que marcha siempre detrás de la inflación.

Por si esto fuera poco, hay otra trampa: está el hecho que no se trata de dar satisfacción a la reivindicación histórica de los jubilados de cobrar el 82% móvil de sus sueldos en actividad. Es decir, su reivindicación tradicional era que al jubilarse deberían cobrar ese porcentaje de su mejor salario activo, al tiempo que actualizarse anualmente según la inflación. No es esto lo que propone el proyecto opositor, sino solamente un aumento por única vez de la mínima.

También quedaron afuera de la ley ciertos reclamos de algunos bloques minoritarios que para poder financiar los aumentos jubilatorios se aumentaran las cargas patronales. Pero está claro que una oposición que en realidad tiene como principal bandera el volver al neoliberalismo puro y duro de los años 90, desde ya que no va a afectar siquiera tímidamente las super ganancias empresarias.

Por si lo anterior fuera poco, hay grandes sospechas que, en realidad, siquiera se juega la oposición a que esta ley lo sea realmente: muchos especulan simplemente con que Cristina la vete y quedar con esa bandera para el 2011.

En todo caso, la posición del gobierno “nacional y popular” es indefendible. Su ley jubilatoria no es más que un fiasco. Y su política ha sido una cerrada negativa a elevar todos los salarios “mínimos”: sean éstos los de los trabajadores en actividad o los jubilados. Más allá de los problemas de “caja”, esto tiene que ver con evitar que un alto umbral de estos pisos más o menos “universales” fuercen para arriba los salarios de los trabajadores en actividad. Manteniendo deprimido el salario mínimo, las jubilaciones mínimas y a millones de trabajadores precarizados y en negro, lo que se logra es que toda la escala salarial se mantenga bien “competitiva” a escala internacional y haga las mieles de las ganancias empresarias: los capitalistas –a quienes los K en definitiva sirven– agradecidos.

La posición de la izquierda revolucionaria

En síntesis: desde la izquierda revolucionaria se trata de pelear por las jubilaciones desde una posición independiente de ambos bandos patronales. Estamos completamente en contra que este 82% –aun con todas sus limitaciones– sea vetado por los K.

Es más: el aumento de todas las jubilaciones hasta el 82% de su mejor salario en actividad, debe ser aplicada a toda la escala de jubilados del país (salvo a las jubilaciones de privilegio que deberían ser eliminadas, o a las de grandes burgueses, que no deberían cobrar).

Además, estas jubilaciones deben ser actualizadas anualmente contra la inflación real y los fondos necesarios para pagarlas obtenerse de un aumento en los aportes patronales y de la estatización total bajo control obrero de todo el sistema previsional. Llamamos a una verdadera movilización popular por estos objetivos.