Socialismo o Barbarie, periódico Nº 178, 11/06/10
 

 

 

 

 

 

La masacre de los barcos con ayuda humanitaria a Gaza

Un nuevo crimen de Israel...
pero también un tiro por la culata

Por Claudio Testa

La masacre perpetrada por Israel al atacar los barcos que llevaban ayuda humanitaria a Gaza, ha resultado evidentemente un tiro por la culata. Una insólita ola arrasadora de repudio se extendió en la “opinión pública” mundial. Esto hace evocar la cínica frase atribuida a Joseph Fouché: “Peor que un crimen, fue un error.”

Lo más notable es que este fenómeno de repudio no sólo abarcó a regiones del “tercer mundo” como Medio Oriente y América Latina, donde ese infame Estado racista tiene escasas simpatías. También la opinión pública europea fue masivamente condenatoria. Y las olas de este tsunami se hicieron sentir incluso en EEUU, a pesar de que su población está sometida desde hace décadas, desde los medios y los púlpitos, a un “lavado de cerebro” pro-sionista sin paralelo en el resto del planeta.

Este impacto masivo a nivel mundial se reflejó en que, casi instantáneamente, se desató también una oleada de movilizaciones de protesta en multitud de ciudades de varios continentes. En la tarde del mismo día del ataque, el 31 de mayo, ya se registraban numerosos actos y manifestaciones de repudio.

Quizás los mejores reflejos del impacto político mundial que tuvieron estos hechos, han sido, por un lado, el tartamudeo de los gobiernos cómplices del Estado racista, en primer lugar, el de Obama y los gobiernos europeos. Es que debían navegar con el viento en contra, en medio de este huracán adverso de la opinión pública internacional.

Pero también, por otro lado, fueron muy significativos los lamentos en la prensa mundial de los pro-Israel más inteligentes. Por supuesto, lamentos no por las víctimas, sino por el daño que causó la masacre a la “legitimidad” de ese Estado racista, que necesita imprescindiblemente del apoyo de EEUU y sus socios para sostenerse.

Quizás el mejor ejemplo de estos lamentos fue el de Nicholas Kristof, famoso columnista del New York Times: Con un título que lo dice todo –“Salvando a Israel de sí mismo”–, Kristof relata que “cuando circularon los primeros informes en Twitter del mortal ataque de comandos israelíes contra la flota de Gaza, no los reenvié porque me parecían inverosímiles. Pensé que Israel no sería tan obtuso como para recurrir a la fuerza letal contra autoproclamados activistas por la paz en aguas internacionales, con decenas de periodistas observando... Pero resultó que Israel podía ser así de obtuso después de todo. Se disparó a sí mismo en el pie, pero impactó también en los dedos de los pies de EEUU y socavó todos sus objetivos estratégicos a largo plazo”.[1]

Anotemos al margen, que evidentemente para Kristof –sionista “progresista” y partidario de Obama– cuando no hay “decenas de periodistas observando”, Israel puede matar a quien quiera, como lo hace a diario en los territorios que ocupa y en Gaza mediante bombardeos.

“Bajo el gobierno de Netanyahu –prosigue Kristof–, Israel da la impresión de estar encerrado en una dinámica contraproducente, en la que se siente incomprendido y renuncia a tener en cuenta la opinión internacional. Arremete con fuerza y lanza ataques que socavan sus propios intereses. Está en un camino que puede ser catastrófico.

“Sin duda Israel enfrenta amenazas a su existencia. Eso debería obligar a sus dirigentes a enfocarse en dos cosas: un tratado árabe-israelí y presionar a Irán para que abandone su plan nuclear. No son objetivos fáciles.

“Un acuerdo entre palestinos e israelíes parece imposible por el momento, pero Israel podría congelar todos los asentamientos y aplicar otras medidas que volverían más probable hacer un trato. El acuerdo final se parecería a la solución de dos estados, en términos similares a los ‘parámetros’ que [el ex presidente] Bill Clinton propuso en el 2000.

“Igualmente, Israel podría cultivar su relación con Turquía, un actor central en el esfuerzo por presionar a Irán. En vez de eso, el ataque israelí contra un barco de bandera turca en aguas internacionales fue un enorme retroceso para los esfuerzos enfocados a imponer nuevas sanciones contra Irán. Uno de los grandes ganadores en este fiasco ha sido el régimen iraní.

“Israel también está ganándose la enemistad de su base de apoyo en EEUU, país crucial para brindarle protección frente a las amenazas a su existencia.”[2]

Hay que coincidir con Kristof en que, evidentemente, Israel “se disparó a sí mismo en el pie”... y también hirió a EEUU y sus amigos. Sin embargo, el problema no es que Netanyahu y su gabinete de extrema derecha sean más o menos “obtusos”.

La masacre del ataque pirata a los barcos con ayuda humanitaria es sólo otro episodio más de “tiros en el pie” de Israel. En ellos se ha ido consumiendo el capital de simpatía y “legitimidad” que tuvo alguna vez, sobre todo en los países centrales. Los últimos escalones de ese descenso fueron la derrotada invasión al Líbano de julio-agosto de 2006 y el sanguinario pero también fracasado ataque a Gaza, en enero de 2009. Pero en ambos episodios no participó el “obtuso” Netanyahu.

Divisiones en el campo imperialista, y entre Israel y sus patrocinadores

Lo sucedido ahora se encuadra en lo que ya advertíamos en enero de 2009, cuando el ataque de Israel a Gaza: “Se inscribe en la nueva situación mundial en curso, marcada por la gravísima crisis de la economía capitalista mundial y el evidente debilitamiento hegemónico de EEUU. Circunstancias que auguran un período donde se están incrementando los elementos de crisis del sistema, las luchas y explosiones sociales, y también, como ya lo estamos viendo en tiempo real, enfrentamientos de todo tipo e incluso guerras en regla como la actualmente en curso en Gaza...”[3] Desde 2009, los factores críticos, contradicciones y dislocamientos que configuran este cuadro no se han enfriado, sino que han ido más bien “calentándose”.

Días antes del sangriento ataque a la flota humanitaria, este debilitamiento de la hegemonía estadounidense quedó evidenciado en la firma del acuerdo nuclear Irán-Brasil-Turquía, que desató los aullidos de Hilary Clinton. Fue un hecho doblemente insólito: Brasil y Turquía son dos estados que durante décadas se caracterizaron por su obediencia total a Washington. Turquía ha sido también el más abyecto sirviente de Israel en la región.

Este episodio del acuerdo nuclear Irán-Brasil-Turquía y, días después, el violento enfrentamiento entre Israel y su antiguo aliado de Estambul son dos buenos ejemplos de las “dislocaciones” que se viene produciendo... y de cómo Washington está perdiendo el control, por lo menos parcial, de los acontecimientos.

En este cuadro, se cruzan otras “dislocaciones”; a saber, las clásicas disputas entre colonizadores (en este caso, los sionistas en Palestina) y sus patrocinadores imperialistas (EEUU en primer lugar, pero también la Unión Europea).

Dos meses atrás, en el artículo “Problemas del imperialismo yanqui con sus colonizadores en Palestina - Obama se pelea con el gobierno de Israel” (SoB Nº 173, 01/04/10), advertíamos los “chisporroteos” que se venían produciendo entre la Casa Blanca y el gobierno de Israel.

En una situación de debilitamiento de su hegemonía, EEUU necesita hacer algo de demagogia en relación a los palestinos, que contribuya a poner paños fríos en el justo odio que las masas árabes e islámicas sienten hacia el imperialismo yanqui. Y aquí está en juego no sólo la cuestión de Israel sino también la hegemonía imperialista en todo el “amplio Medio Oriente”, desde las costas del Mediterráneo hasta Afganistán y Pakistán.

Para eso, en relación a Palestina, el actual equipo de la Casa Blanca ha resucitado por enésima vez la farsa de los “dos estados”. O sea, montar una parodia de “Estado Palestino” en los guetos donde los colonizadores sionistas han encerrado a la población originaria (¡que son apenas un 10% del territorio total de Palestina!). Por eso Obama viene exigiendo que Israel frene el desalojo y demolición de viviendas de palestinos.

El actual gobierno de Israel se niega de plano a adaptarse a esa política. Y para eso cuenta, hoy por hoy, con el apoyo de la mayoría de sus ciudadanos. Aquí también opera una lógica fatal, que se ha visto muchas veces en la historia, por ejemplo, en el caso de la Argelia “francesa” en el siglo pasado: los colonos rechazan violentamente cualquier concesión que, por motivos tácticos, se auspicie desde la metrópoli imperialista.

En el caso de Israel, la política que está primando es la de llevar hasta el fin la lógica colonial-fascista de la “limpieza étnica”, que implica, como propone explícitamente Avigdor Lieberman, ministro de Relaciones Exteriores, una combinación de exterminio (sobre todo para los habitantes de Gaza) y de “desplazamiento” a los países vecinos (para los guetos de Cisjordania).

Ya es un lugar común en la misma prensa burguesa hacer un paralelo entre Israel y la Sudáfrica del régimen del apartheid, es decir de totalidad del poder en manos de los blancos, la privación de derechos a los africanos, su segregación racial y el encierro de gran parte de ellos en guetos de los suburbios de las ciudades y en los llamados “bantustanes”.

Sin embargo, hay una diferencia importante entre la antigua Sudáfrica racista y el actual Israel sionista. El capitalismo sudafricano necesitaba la mano de obra barata de los negros para superexplotarla: eso ponía límites a la “limpieza étnica”. En cambio, la tendencia en Israel es a prescindir de la mano de obra palestina. Entonces, la profundización de la “limpieza étnica” (por vía del exterminio y/o el “desplazamiento”) es la otra cara de este hecho.

Esto, a su vez, está relacionado a un grave problema a mediano plazo: el de la llamada “bomba demográfica”. Pese a los millones de palestinos expulsados de su tierra y que hoy viven como refugiados en otros países, el balance demográfico entre los colonizadores sionistas y los palestinos residentes, va a ser cada vez más desfavorable a los primeros. Es que hoy no hay gran emigración judía a Israel, mientras que la tasa de natalidad de los palestinos es mucho mayor a la de los colonizadores.

La perspectiva cierta de volverse una minoría decreciente en Palestina, es otro factor que impulsa en los colonizadores la búsqueda de una “solución final” de exterminio y/o desplazamiento. Así, el sector que, en cambio, sigue pensando en la “solución de dos estados”, es hoy minoritario.

Esta política de avanzar en la “limpieza étnica” que hoy está primando entre los colonizadores sionistas, se apoya a su vez en otra fractura: Obama está muy lejos de contar con la unanimidad de la burguesía imperialista yanqui. También aquí hay serias divisiones. Hasta los mismos lobbies sionistas que operan en EEUU están divididos al respecto.

Algunos en EEUU, como el columnista del New York Times que citamos, se desespera por los “obtusos” que llevan adelante esta política que provoca la bronca universal contra Israel. Pero otros sectores no menos amplios del imperialismo yanqui aplauden a rabiar y piden más sangre. Por ejemplo, un buen bombardeo nuclear contra Irán.

En resumen, son muy graves las consecuencias de lo que puede desatar el delirio de los colonizadores.


Notas:

1.- Nicholas D. Kristof, “Saving Israel From Itself”, The New York Times, June 2, 2010, subrayados nuestros.

2.- Kristof, cit.

3.- “¡No al genocidio del pueblo palestino! - ¡Fuera las tropas sionistas de Gaza!”, declaración de la corriente internacional Socialismo o Barbarie , 03/01/09.