Socialismo o Barbarie, periódico Nº 177, 27/05/10
 

 

 

 

 

 

El fin del cuento europeo... en su versión española

Por Arturo Avilés
Carta desde el Estado español, para Socialismo o Barbarie

Valencia, 23 de mayo.– En diciembre de 2007, el Consejo Europeo encargó a una docena de personalidades un diagnóstico sobre los desafíos de Europa. Se trataba entonces de frenar el declive institucional. Casi dos años y medio después, con la UE sumida en la peor de sus crisis, el llamado “Grupo de Reflexión”, presidido por Felipe González, dio a conocer sus conclusiones... aquí algunas de ellas:

“Nuestras conclusiones no son tranquilizadoras ni para la Unión ni para los ciudadanos”, advierte el documento: “Crisis económica global, estados yendo a salvar a sus bancos, envejecimiento de las poblaciones que amenazan la competitividad de nuestras economías y la sostenibilidad de nuestro modelo social, presiones a la baja en costes y salarios, desafíos por el cambio climático, creciente dependencia energética, cambio hacia el Este en la distribución global de la producción y el ahorro...”

“Por primera vez en la reciente historia de Europa existe el temor generalizado de que los niños de hoy tendrán una situación menos acomodada que la generación de sus padres.”

“Hoy –añade el informe– vivimos en una época de inseguridad.”

Los desafíos actuales, sostiene el informe, exigen que el “modelo social de mercado” sea “redefinido y adaptado al contexto cambiante”. Es cierto que ese modelo “ayudó a transformar Europa, después de la II Guerra Mundial, en un área de poderosas industrias y servicios con un fuerte potencial de creación de empleo, que a su vez permitió un justo sistema de protección social”. Pero durante las últimas dos décadas, Europa ha perdido terreno frente a sus principales competidores en lo relativo al crecimiento, la generación de empleo y la posibilidad de mejorar sus estándares de vida. Por otra parte, el consenso entre la dimensión social y el mercado se ha visto “desprestigiado en la medida en que las desigualdades han aumentado.” Para muchos europeos la exclusión y las deficientes condiciones de trabajo son todavía una realidad.

“Con un crecimiento más lento que sus principales competidores, la parte europea está inevitablemente declinando”. Y se prevé que en 2030 “Asia esté en la vanguardia del desarrollo científico y tecnológico.”

Pero el desafío más inquietante es la relación entre Europa y sus ciudadanos. Hasta ahora se habría caracterizado por “un consenso pasivo”. Ahora la situación pueda cambiar. El “consenso” y la “pasividad” se pueden ir al diablo: “los europeos cada vez demandan más a la Unión Europea, son muy críticos con sus resultados y expresan dudas sobre la legitimidad del proyecto europeo.” (Tesis para refundación de Europa, Felipe González, 15/05/10)

En España, el fin  de la “plata dulce” y la explotación del trabajo inmigrante

Mientras se encargaba este informe España vivía, en un estado de “felicidad colectiva”, una mezcla de alcohol, cocaína y fiesta rocambolesca amasada con dinero fácil, ladrillos pegados de prisa y sudor obrero, en buena parte extranjero.

La octava economía mundial construía unas 450.000 viviendas al año, más que la suma de toda Europa junta. Los cuatro años precedentes a julio del 2008 fueron de una euforia sin precedentes.

Se requería de ingentes cantidades de trabajadores para la construcción, ejércitos de empobrecidos llegaron de diversos sitios, Portugal, Argentina, Polonia, Rumania, Ecuador, etc. De África Subsahariana vinieron decenas de miles en pateras navegando por el Atlántico... cuarenta o cincuenta africanos apretados en un bote de madera de 15 metros de eslora con un motor fuera de borda.

A medida que morían de sed en el trayecto los arrojaban al mar... historias de desamparados bebiéndose su propio orín, para no perecer, estremecieron al más incauto, 3.000 murieron al año durante los últimos 6 años. Los había que huían de la guerra y el relato era este: “...En el Congo llegan a tu aldea, para reclutar soldados entre los niños, y obreros esclavos entre los jóvenes y adultos aptos para las minas de oro o diamantes. Para el que no quiere ir, la opción es simple... manga larga o manga corta... y el brazo tembloroso, extendido en una mesa muerto de miedo observando el frío acero del machete...” También los que huían del hambre y la sequía, son parte de este contingente. El calentamiento global está desertificando sin pausa grandes extensiones de tierras cultivables y la opción es de hierro.

Recuerdo que hace cuatro años volví a Argentina a ver a mi familia. El primer comentario de unos vecinos fue: “Che... se les está llenando de negros Europa.” En esos años, un  “humorista”, un tal Pettinato, hacía las delicias de la sociedad celeste y blanca con esos chistes racistas repugnantes.

Pero la realidad es que el flujo inmigrante africano ha sido y es el más numeroso. Fue el soporte de mano de obra poco calificada, pero decisiva para la construcción de infraestructuras, recogida de hortalizas en el sur, y todo aquel trabajo que requiriera gran esfuerzo físico.

De fontaneros a empresarios

La fiebre del ladrillo dio dinero, para todos los gustos... Los trabajadores desocupados, producto de la reconversión industrial con la entrada de España a Europa, fueron absorbidos por la construcción y las actividades industriales colaterales. Hay pueblos enteros de España que se especializaron sólo en hacer puertas; sí... muchas puertas. Un piso normal tiene ocho puertas. Multiplicadlo por 450.000 al año y tendréis a mucha gente entretenida con eso.

Albañiles, fontaneros, electricistas, aparejadores hicieron su agosto... pero al precio de entrar en la tercerización total.

La patronal desde años venía tercerizando dentro de la industria y también fuera de ella muchos servicios, mantenimiento, etc. Algunos procesos productivos los hacían subcontratas de especialistas que deambulaban por distintas empresas.

En la construcción, este concepto de contrato de obra y servicio se llevó hasta el final. Se contrata a un “autónomo” más algunos empleados para hacer la instalación eléctrica de una obra. Cuando finaliza la obra, fin de contrato, todos a la calle.

Conocí un montador polaco que, al cuarto mes de trabajar en Valencia, se independizó, alquiló un piso grande, lo llenó de camas, unas encima de otras, tipo cuartel, compró un utilitario grande, se fue a Polonia y se trajo a seis parientes y vecinos, y los puso a trabajar para él en la obra. Les pagaba 600 euros. El polaco dejó de trabajar y se convirtió en su capataz... y el sueño de ser rico a la vuelta de la esquina.

Si tú eras un constructor, estimulabas a los que contratabas para que a su vez contrataran cuadrillas y luego seguía el juego. Hubo obra pública que se hizo con 5 y 6 líneas de subcontratación... salario medio de un oficial unos 1.800 euros, oficial soldador, 3.700, chofer de transporte de hormigón 4.200. Pero al final de la cadena estaban los que en base a esas entradas, se endeudaban más y más. Finalmente, perderían hasta las ganas de comer... la nueva gleba del sistema bancario.

La España del “ladrillo feliz”

En otras latitudes entrar a un banco a pedir un préstamo es algo impensable, en la España del “ladrillo feliz” tan común, como ir a comprar el pan.

Si habías conseguido un piso usado, de 80.000 euros, el comercial del banco te vendería un paquete muy atractivo, que te haría saltar de alegría y todos los sueños de tu vida hechos realidad... te acordarías siempre de él... y después de la crisis también de su madre.

El mecanismo era muy simple: se elevaba la tasación del piso en forma artificial. Con eso además pagabas la remodelación del piso y si también en vez de 25 años de cuota la llevamos a 30 años, tenías un cero kilómetro en su puerta... ¡Sea feliz, velamos por usted! Así, de a poco, todo el mundo fue subiendo al autobús de la ilusión del “hazte rico ya”.

Efectivamente, era como un autobús. Los promotores y la burguesía en general iban sentados y con los cinturones puestos. Los partidos políticos y las cajas de ahorro también, Los sindicatos, presente, dijeron en la cita: con un manto de olvido miraron al costado a los centenares de muertos en accidente de trabajo.

Pero en ese autobús iban de pie las decenas de miles subcontratistas y proveedores, los deudores esperanzados y por último los inmigrantes viajaban colgados de la puerta.

El autobús iba a toda marcha por la avenida. Y pasó lo impensado: se cruzó un camión, el autobús frenó de golpe y se fueron al suelo todos los que iban de pie. Los más perjudicados, los que iban colgados del pasamanos, los últimos en subir... los inmigrantes. ¡Cinco millones de trabajadores aptos dejaron de producir! ¡Desde julio del 2008 estamos en esta caída y no para!

A dos años y medio, se han agotado los seguros de desempleo. Cada cual sobrevive como puede. Ha crecido el trabajo en negro y la caída del salario. Donde ayer trabajaban 10 hoy sólo lo hacen 5. Aumentó mucho la productividad en términos de sudor obrero.

¡Pero no alcanza! ¡La burguesía quiere más! No hay posibilidades en el corto plazo de reactivar el mercado interno, no hay crédito, los privados están sobre endeudados.

Hay que exportar, dicen. ¿Pero adónde? Los salarios europeos y españoles son altos en relación a los de China y la India. Si el mercado mundial de materias primas cotiza en Chicago, el mercado de salarios y condiciones laborales cotiza en Pekín.

Son las reglas del capitalismo, las del FMI. Para sobrevivir en Europa, EEUU y Japón, el capitalismo deberá ajustar los mecanismos de apropiación de plusvalía y explotación del hombre por el hombre a las cotas de Nueva Delhi y los suburbios de Shanghai. ¡Arroz con palitos es el futuro de la clase trabajadora europea, si no logra autodeterminarse en la lucha por el dominio y control de las fuerzas productivas, de Europa y el mundo, para abolir la propiedad privada, la anarquía de producción, la irracionalidad del consumo y la destrucción del medio ambiente.

La gente empieza a sentir que estamos al fin de una época. ¡Se acabó el Tiempo Feliz en Europa!