Socialismo o Barbarie, periódico Nº 177, 27/05/10
 

 

 

 

 

 

Lo que dejó la lucha de la Alimentación

Para ganar hay que desbordar

Por Rodolfo Torres

Otras paritarias

Soplan vientos de cambio

En los últimos acuerdos la burocracia salió a reacomodarse y a firmar cerca del 30%. Pero estos aumentos están más cerca del 25% que del 35% y depende del grado de movilización independiente de las bases lo que se consiga. Pero el hecho que burócratas recalcitrantes como Cavalieri llamen a un paro de dos horas por turno habla de la bronca de la base y de la necesidad de descomprimir que tiene la burocracia.

En el gremio de Comercio, la bronca crece pero todavía no desbordó a los dirigentes. Las jóvenes trabajadoras y trabajadores de los hipermercados, son uno de los sectores mas flexibilizados con turno de horarios reducidos y cortados, con los feriados, sábados y domingos pagos como días normales y con salarios miserables. Pero todavía, en algunos lugares con mucha dificultad, la burocracia controla porque falta más acumulación de experiencias.

El viernes 14 y 15 realizaron un paro de dos horas por turno en todo el gremio. El paro fue contundente se cerraron las puertas de los hiper de toda la provincia y se armaron batucadas adentro. En las sucursales del Carrefour San Martín y Vicente López se salió afuera y se cortó la calle. El ministerio decretó la conciliación obligatoria y la burocracia la acató en el acto. Mientras en los hiper de la zona sur la base se aprestaba para seguir la lucha, Cavalieri dijo que ya estaba “todo arreglado” y se estaría por firmar un 27% acumulativo (por eso hablan del 29%), en cuotas y donde se discute el blanqueo de las sumas no remunerativas del año pasado y de este nuevo acuerdo que se terminarían de incorporar al básico a fines del 2011. La UOCRA también estaría por firmar un 25 % acumulativo en 3 cómodas cuotas. Gastronómicos salió a pedir un 40% y también esta en conciliación obligatoria, al igual que el Sindicato capital de la Carne que llamó a un paro por tiempo indeterminado por los diarios para que le declaren la conciliación obligatoria. El SMATA salió a pedir un 35%.

En todo caso el triunfo en la Alimentación mejora las condiciones de negociación y lucha para todos los gremios, aunque a condiciones de que siempre se intente ir más allá de las maniobras –que de una u otra manera- las burocracias de la CGT y la CTA siempre van a intentar hacer para agradar a un sector patronal o al gobierno.

El conflicto de los trabajadores de la alimentación y, en primer lugar, la rebelión de los trabajadores de Arcor Córdoba, terminó en un triunfo para los obreros; parcial y en todo caso insuficiente en cuanto a los objetivos económicos que se habían fijado –la sensación de la base es que estaban para más–. Pero sin embargo no dejó de ser la primera paritaria que rompió el techo salarial que quiere imponer las patronales, el gobierno y la propia burocracia sindical. Las declaraciones triunfalistas de Morán, Morcillo y Daer son para la TV: la realidad es el frío que les corre por la espalda ante la posibilidad de perder sus privilegios por la presión a la que se vieron sometidos. ¡El triunfo es así, patrimonio de los trabajadores y los límites solo responsabilidad de los burócratas!

Las bases cordobesas le impusieron desacatar la conciliación obligatoria, marchas, paros nacionales y, sobre todo, los 23 días de huelga en las plantas de Arcor Córdoba que se fueron extendiendo a toda la provincia y de ahí a todo el país.

La gran huelga cordobesa –y la experiencia anti-burocrática de gran impacto que se está viviendo en Kraft con su interna independiente que le mete presión a Daer y Morán- puso sobre el tapete de la discusión nacional el salario: un grito desde las entrañas de la clase obrera se escucho en el país: ¡basta de miseria salarial!

El miedo al efecto dominó

La patronal, a coro, salió a decir que “el aumento de la alimentación no es extensible a otros gremios”, que las realidades “son muy distintas” en las diferentes ramas y que los aumentos salariales serían “los responsables de la inflación”. El gobierno, la CGT y la CTA hacen todo lo posible para contener las luchas y los reclamos de los obreros, pero todo tiene su límite: la rebelión de las bases.

Todo el mundo sabe que desde fines del año pasado hasta marzo los alimentos de consumo masivo aumentaron un 50% en promedio y los salarios recién se empiezan a mover ahora. Por lo tanto, el salario no fue el culpable de dichos aumentos.

En realidad, la patronal se hizo un “colchón” de precios previo a las paritarias que pagamos todos. A principios de año se hablaba de una pauta salarial de alrededor del 15%. El gobierno abrió el juego anunciando el 16% para los jubilados en dos cuotas. Siguieron los bancarios: el reo Zanola firmó rápido para tener tiempo para dedicarse a su defensa y acordó un 23 % para todo el año en una cuota. Luego siguieron los docentes, Yasky y Baradel sellaron el miserable 23.7% en cómodas cuotas. La UOM firmó el 26% en cuotas y se fue estableciendo una pauta de alrededor del 25%. Mientras, por las bases y en los sectores independientes, se empezaba a reclamar el 35%, la rebelión cordobesa puso un nuevo techo del 35%.

Las cusas de la rebelión cordobesa

Lo primero que hay que decir -y es lo que ven los trabajadores de Arcor, pero que no solo se ve en las fábricas de Luis Pagani- son las ganancias fabulosas que están teniendo las patronales. De conjunto, la actividad está de parabienes: se está cera de usar toda la capacidad instalada y la mayoría de la producción se exporta.

Junto con esto, el salario obrero está muy retrasado y no sólo por la inflación de los últimos meses, sino porque el gremio viene de un retraso histórico. Mientras el salario industrial promedio del país estaba -antes de las paritarias- en 3200$, en las plantas de la alimentación de Córdoba se llegaba a $2200. Es decir, un salario de miseria y con condiciones de trabajo ultra flexibles. La joven generación obrera dijo basta y le impuso a Morcillo (viejo Burócrata del sindicato Córdoba y adjunto de la federación) la huelga. Con esto, marca la entrada en escena la recomposición a la provincia. Si bien hubieron conflictos anteriores, nada parecido a la rebelión en las plantas de Arcor, que como dijo Pagani “en 65 años nunca tuve una huelga así”...

El acuerdo y las lecciones

Finalmente, la burocracia del gremio firmó con las patronales del sector un aumento del 35,2 % escalonado, más una suma fija no remunerativa de $300 por única vez; los trabajadores exigían los $3200 de una sola vez y no un aumento escalonado que llega a 3000 como lo es lo negociado por el sindicato. Pero los trabajadores tomaron conciencia de que el aumento, aunque no es el deseado, es fruto de su lucha y movilización.

Los trabajadores sortearon todo tipo de trampas: la primera, y que deja una lección para todo el movimiento obrero, es que no acatar una conciliación no es la muerte de nadie: los trabajadores enfrentaron el discurso de la burocracia que llamó a “acatar la conciliación” y los fantasmas de la ilegalidad.

Los compañeros enfrentaron la maniobra divisionista de Pagani cuando se jugaron a dividir y arreglar la Planta de Arroyito: más 150 trabajadores de las otras plantas fueron a hablar. De a poco, el paro se extendió  a otras plantas como Nestlé, Georgalos y otras fábricas del sector en toda la provincia.

Ahora hay que consolidar al activismo organizándose por fábrica ante la eventualidad que la patronal tome represalias contra los activistas. La lucha se debe extender. Y el primer paso es tener delegados que respondan a la base donde no los hay y tener la perspectiva de sacar a Morcillo del sindicato y reemplazarlo por los mejores luchadores del conflicto.